Los jardines del palacio de Fredensborg servirán de marco para el banquete nupcial

Por hola.com

Los cuatrocientos distinguidos invitados a la boda del Príncipe Heredero de Dinamarca se sentarán en sillas doradas durante el banquete. Se instalará una carpa detrás del palacio de Fredensborg, residencia de los recién casados, más grande que una cancha de balonmano; pero, claro está, decorada de una manera exquisita, combinando la elegancia con el romanticismo del momento. La carpa -que se aclimatará según haga frío o calor, con calefacción o aire acondicionado, según el caso- ya se está levantando y medirá nada menos que 1375 metros cuadrados. Por explícito deseo de la Reina y el príncipe Federico, el espacio será así de grande, y rectangular, ya que desean que todos los invitados coman juntos y puedan ver, en todo momento, a los novios y su familia. Reformas en el jardín que, por expreso deseo del Príncipe, han respetado un rododendro de la reina Ingrid, una de sus plantas favoritas. La piscina instalada en la parte trasera de la casa se ha renovado a partir de la antigua piscina de Ingrid, lo que ha dificultado los trabajos de los jardineros debido a sus grandes dimensiones.
El castillo de Fredensborg, que siempre ha sido sede de grandes acontecimientos en la vida de la Familia Real danesa, tiene los jardines más grandes de Dinamarca y su nombre significa literalmente, el Castillo de la Paz. Su historia arranca en el siglo XVII, en plena guerra de los Treinta Años con Suecia. Entonces, concretamente en el año 1678, la zona de alrededor de Fredensborg fue comprada por Christian V, gran aficionado a la caza y artífice, pues, de que los caminos de la zona se adaptaran a la cetrería. Pero fue Federico IV, que llevó el barroco europeo a los jardines daneses tras sus viajes por Italia y Francia, quien puso la primera piedra del castillo actual, al que se llamó Fredensborg al final de la Gran Guerra Nórdica.

En este palacio suelen organizarse las grandes celebraciones de la Familia Real -bodas de plata, cumpleaños...-. Asimismo, aquí se recibe a los Jefes de Estado de otros países y se entregan a los embajadores extranjeros sus credenciales. Una curiosidad: tradicionalmente en las visitas de Estado, el visitante escribe su nombre con un diamante sobre uno de los cristales del Palacio.

Con forma de estrella
Fredensborg está ubicado en el marco de un hermoso paisaje, el lago Esrum, en Sealand, y forma la naturaleza de su jardín una preciosa estrella que puede ser vista sólo desde el cielo. Dentro de ella, el Valle del Noruego, las casas del té, las esculturas de la casa del capitán, etc. Una maravillosa obra llevada a cabo en el año1760 y cuyo valor puede apreciarse hoy todavía en sus largas avenidas de hayas y en la profunda perspectiva del conjunto arquitectónico. Y también uno de los motivos más copiados de los jardines barrocos del Versalles de Luis XIV... Y todo ello regado de esculturas nórdicas -en su mayor parte de J. Wiedewelt, uno de los mayores exponentes del neoclasicismo en el Norte de Europa- en representación del mundo -algo inusual para aquella época- de los campesinos y pescadores del norte de Dinamarca, del reino de Noruega y de las Islas Feroe.

Pero no acabarían ahí las reformas del jardín. De hecho, a mediados del XIX, sufrieron éstos de nuevo parcialmente una nueva remodelación y fueron convertidos al estilo inglés romántico, o de la naturaleza inspirada... Cien años después, se mantienen exactamente igual, aunque la casa principal, o castillo, ha sido restaurado y acondicionado para que lo habiten el Príncipe heredero del reino de Dinamarca y su futura esposa, Mary Donaldson. El nuevo hogar, que mide 1150 metros cuadrados, se ha decorado fundamentalmente con los muebles del apartamento de Federico en Amalienbrog.