Entrevista exclusiva con Farah Diba Pahlavi

Por hola.com
—¿Cuándo empezó a escribir su diario?
—Empecé a escribirlo en el avión que me llevó al exilio, y continué escribiendo en él de tanto en cuanto, porque usted sabe que aquellos momentos fueron para mí terribles y no tenía ni el tiempo ni las ganas de hacerlo. Incluso si escribía lo hacía sólo para liberar mi angustia y no para contar los momentos históricos que nos estaban pasando.
b>—¿Esos cuadernos escritos de su puño y letra ha pensado publicarlos algún día tal cual?
—No, porque son muy privados y en ellos reflejo mis sentimientos más íntimos, que no siempre han sido felices. Era más una terapia que otra cosa, y después de lo que le pasó a mi hija... ¡Tenía que hacer algo!
—¿Por qué ha decidido presentar su libro coincidiendo con su sesenta y cinco cumpleaños (catorce de octubre)?
—Octubre es un mes maravilloso para mí. Nació mi hijo Reza, mi marido y también yo. Adoro el otoño.
—¿Cómo va celebrar su sesenta y cinco cumpleaños?
—No voy a tener tiempo de celebraciones, porque estoy sola en París y en plena promoción de mis Memorias.
—¿Cómo es su vida actual?
—Muchas personas se preguntarán qué hago yo durante todo el día, pero soy una mujer muy ocupada. En los últimos tres años no he parado un instante: además de resolver múltiples problemas familiares, estoy en contacto con mis compatriotas para ayudarles en todo aquello que pueda. Recibo muchas cartas, y a través de la radio y de Internet estoy al tanto de lo que sucede en mi país.
—¿Y contesta Su Majestad a todas las cartas?
—Sí. Generalmente, los que más me escriben son los jóvenes y las mujeres. Me hablan de sus sentimientos, pero también me preguntan sobre temas políticos y me piden que les llame por teléfono. Durante muchos años no podía hablar ni con mi familia ni con los amigos que había dejado allí, porque reconocían mi voz y ellos tenían miedo a las represalias. Ahora, cuando marco un número de teléfono de mi país, me emociono. Por supuesto, no digo mi nombre, aunque algunas personas enseguida saben quién soy. Recuerdo especialmente un «e-mail» entrañable que me escribió una joven cuando murió mi hija. Le había escrito un poema y me confesó que rezaba todos los días por ella. También es cierto que no siempre recibo correos tan agradables. En algunos, incluso hasta me insultan. Pero yo les contesto a todos.