Entrevista exclusiva con Farah Diba Pahlavi

Por hola.com

El exilio la obligó a llevar una vida nómada, llena de riesgos, alejada de sus hijos y acompañando a un marido enfermo. Lo único que liberaba su angustia era escribir, y comenzó a hacerlo en un pequeño cuaderno en el avión que hace casi veinticinco años la arrancara de Irán. Años después, la muerte de su hija Leila la empujó a escribir estas Memorias, que verán la luz en todo el mundo el próximo 14 de octubre, día de su sesenta y cinco cumpleaños. Farah Diba Pahlavi, la Shabanú, ha encontrado en la escritura su mejor terapia.

Después de leer su libro pensamos que nos encontraríamos con una mujer hundida por el dolor y con una fuerte personalidad. Y no nos equivocamos. La Reina Farah apareció de repente en la estancia donde nos encontrábamos sola, sin ningún protocolo. Alta, delgada, sonriendo, nos dijo «¡hola!» en un perfecto castellano. Más tarde, durante la entrevista, pudimos comprobar su lado más humano: al hablar de su hija Leila, fallecida el 10 de junio de 2001 en Londres, la Reina comenzó a llorar como sólo una madre puede hacerlo.

—Majestad, ¿por qué ahora sus Memorias?
—Por diferentes razones, la primera de ellas es para que todas estas historias que me han pasado se conozcan, y también por mis compatriotas, por mis hijos, por mis nietos y por los jóvenes iraníes. Estuve muchos años pensando en escribirlas, pero problemas familiares y de otra índole me lo impidieron de algún modo; además, había que dejar pasar un tiempo para poner distancia y ver las cosas desde otro prisma. Pero sucedió lo de mi hija Leila, se puso muy enferma y tuve que hacer algo porque pensé que me iba a volver loca. Se rompe su voz y la Reina muestra su rostro más humano. Los ojos se le llenan de lágrimas y guarda silencio. Un silencio de segundos, que parecen horas, hasta que, por fin, nos dice: «Lo siento, podemos seguir...».