Ir al contenido principalIr al pie de página
Es Tendencia

Fertilidad

Ainhoa Navarro, madre por embriodonación: “El duelo genético fue muy rápido porque era mayor el deseo de ser mamá”


Con este tratamiento de reproducción asistida, se transfiere al útero de la mujer que desea ser madre un embrión fecundado por óvulos y espermatozoides de otras personas


Madre feliz con su bebé© Getty Images
1 de octubre de 2025 - 18:06 CEST

El “sentimiento de querer ser madre y no poder es durísimo”, nos dice Ainhoa Navarro, que vivió un largo proceso de tratamientos de fertilidad hasta que logró quedarse embarazada de su hija, Emma. Tras varios intentos infructuosos, los ginecólogos de la clínica Next Fertility le propusieron probar con la embriodonación, un tratamiento que consiste en fecundar un óvulo de una donante con el espermatozoide de otro donante y después implantar el embrión fecundado en el útero de la mujer que desea ser madre. Es decir, se queda embarazada, pero su bebé no llevará sus genes.

Por ese motivo, muchas mujeres atraviesan lo que se ha dado en llamar duelo genético. De hecho, muchas parejas que logran el embarazo por esta vía no lo dan a conocer a su entorno. Por eso le hemos preguntado a Ainhoa cómo lo vivió ella, si bien ya adelantamos que, para ella, ha sido la mejor decisión que ha podido tomar, puesto que le ha permitido tener a su bebé, hoy, una niña de nueve años, en brazos. Tanto es así, que está volcada en visibilizar esta opción para formar una familia, que ha escrito un libro sobre ello: Te busqué, te luché, te encontré. Diario de una futura madre soltera por elección (Bubok Editorial). Hemos hablado con ella y su testimonio es una auténtica prueba de amor.

Mi hija te explica perfectamente sus orígenes y, además, con mucha naturalidad, porque lo sabe desde el principio

Ainhoa Navarro, madre por embriodonación

¿Cómo fue tu proceso hasta que lograste quedarte embarazada? ¿Tuviste que someterte a varios tratamientos de fertilidad?

Yo soy madre soltera por elección, así que yo fui sola. Lo que sucede (por lo menos en mi caso, yo creo que sucede a casi todas) es que no sabes dónde acudir. En mi caso no me aceptó la Seguridad social porque en aquel entonces en mi ciudad no aceptaban a mujeres solas, por desgracia. Por suerte, hoy por hoy eso no ocurre. 

Yo tuve que acudir a una clínica privada y, claro, como no sabes, acudes a la que crees que es mejor porque es la que más se escucha, es la que más ves por publicidad, y no siempre es así, obviamente. Yo, en principio, acudí a una por eso, porque creía que era la mejor por ser la más conocida. Puede ocurrir que sea muy buena, pero en mi caso me arrepentí rápidamente.

Ya cuando ya estás metida en este mundo empiezas a conocer, empiezas a hacer esa red de apoyo que es tan necesaria de compañeras de (no me gusta decir “lucha” porque no es una guerra) un periplo en el que necesitas mucho apoyo. Y te van aconsejando: “mira, puedes ir aquí y aquí”. Y di con otra clínica en la que, nada más entrar, sentí que era el lugar adecuado. Yo siempre digo que lo más importante, cuando buscas una clínica de reproducción asistida, es ese sentir, ese feeling, tanto con la clínica como con la ginecóloga o el ginecólogo que te vaya a atender, que te que te haga sentir que es aquí. Porque no es un el traumatólogo; son tratamientos que son muy duros en todos los sentidos -psicológicamente hablando, físicamente hablando-, y no salen bien siempre a la primera, por desgracia. Y tienes que elegir un sitio  en el que te vayas a sentir bien. 

Ainhoa Navarro, madre por embriodonación© Ainhoa Navarro
Ainhoa Navarro, madre por embriodonación

2. ¿Cuánto tiempo estuviste intentándolo hasta que lograste quedarte embarazada?

Mucho. Fueron casi tres años. Yo tuve a mi hija al séptimo tratamiento. Fueron siete tratamientos de reproducción asistida. 

¿Cómo te ibas sintiendo física y emocionalmente cuando te encontrabas con un resultado negativo tras otro?

Hay muchas cosas malas, pero lo peor yo creo que es el el primer negativo porque empiezas con toda la ilusión del mundo y, cuando de repente te dicen “ha salido mal”, es como que no te lo esperas, es como que dices “ostras, que esto quizá no es tan fácil como yo pensaba”. Eso para mí fue lo más difícil, porque yo fui a la reproducción asistida, en principio, porque necesitaba un donante, porque iba sola. Y luego descubrí que, a parte, tenía problemas de infertilidad, pero no me lo esperaba.

La primera vez fue muy dura, pero dices “de la segunda no pasará” y vuelves a ver un negativo y dices “Dios mío”. Te lo cuento y me sigue dando ansiedad, ¡y mira si ha pasado tiempo!. Porque no se olvida. La gente cree que se olvida, pero no se olvida. 

Y vuelves a intentarlo porque ser madre es lo que más deseas por encima de todo. ¡Uf! Lloro... Lloro porque recuerdo ese sentimiento y la gente es poco empática. Puedes estar rodeada de personas, pero las únicas que te entienden son quienes pasan por esto porque ese sentimiento de querer ser madre y no poder es durísimo

Y sigues intentándolo… y lo sigues intentando... Y, entre medias, ocurren cosas muy duras y sigues luchando. Y a veces necesitas parar por problemas económicos porque, claro, el gasto económico es complicado, sobre todo, cuando lo haces sola. A veces tu cuerpo necesita recuperarse también. En la clínica, te cuidan mucho y te dicen “vamos a esperar un poquito a que tu cuerpo se prepare”. Te miman mucho, te cuidan mucho. Tú no quieres parar nunca; si por ti fuera, tú no pararías porque lo que te da a ti esperanza es seguir y seguir porque quieres tu bebé y es durísimo. 

A mi me da mucha impotencia el tema económico. Cuando tienes que parar para que tu cuerpo se recupere, dices “vale”, pero cuando decía “es que tengo que parar porque no tengo dinero, y no tengo dinero porque la Seguridad Social no me ha admitido, ¿por qué yo tengo que pagar para ser mamá?”. Me daba una rabia que me moría; era tal impotencia… pero sigues luchando.

Vas cambiando de tratamientos y vas probando cosas. Empiezas con una inseminación artificial con donante y, cuando te hacen varias (yo pasé cuatro) y, además, yo ya iba cumpliendo años: 38, 39, 40… Y ya empieza a haber un problemita, empiezan a salir cositas que dicen “vamos a tener que probar con otras cosas”. Y los tratamientos, pues también eran más caros… No quiero llevar esto por el tema económico porque la gente, cuando ve el tema de dinero y reproducción asistida, no me gusta… Gracias a Dios, la reproducción asistida en España es maravillosa y hay opciones increíbles gracias a las cuales hay muchas familias que consiguen sus bebés. Y existe la donación de gametos, gracias a la cual personas como yo hemos conseguido ser mamás. Personas que pasan por enfermedades, pacientes oncológicos... 

Yo acabo de pasar por un cáncer de mama y he conocido muchas compañeras mías que, gracias a esos tratamientos, a la ovodonación y a la embriodonación y gracias también a la preservación de ovocitos, podrán ser mamás. A mí todo esto me parece maravilloso. Son opciones maravillosas y válidas que te permiten ser mami

Cuando se me fueron cerrando puertas, yo creía que ya no iba a tener posibilidad de ser madre. Cuando me hablaron de ovodonación, de embriodonación, porque yo ya iba con donante masculino, para mí fue abrirse una ventana de golpe

Te busqué, te luché, te encontré. Diario de una futura madre soltera por elección, de Ainhoa Navarro© Bubok Editorial

¿En tu caso, entonces no hubo, como le ocurre a otras mujeres, duelo genético?

No. A ver, fue rápido. Había pasado muchísimo tiempo, lo veía todo negro, ya me estaba despidiendo ya de la opción de ser mamá. Nada más comentármelo pensé “¿me estás diciendo que tengo una opción?”

Lo repetiría todo desde el minuto uno igual solo porque volviera a ser ella mi hija, porque tenía que ser ella

Ainhoa Navarro, madre por embriodonación

El duelo genético fue muy rápido porque era mayor el deseo de ser mamá que el duelo genético. Yo iba a ser mamá igualmente e iba a ser mi hijo igualmente. Yo ya iba con donante masculino. Para mí, los donantes son los seres más generosos y más maravillosos que puedan existir, a los que yo más agradecida puedo estar en mi vida porque, gracias a ellos, familias como la mía hemos podido cumplir nuestros sueños. Yo miro a mi hija y es que no puedo estar más agradecida. 

Yo es que lo vi así. No pensaba ni pienso hoy en día, ya con mi hija aquí, en cosas como “ay, no va a tener mis genes”... Es que voy a tener a mi hija yo, la voy a generar yo, voy a estar embarazada yo, la voy a voy a parir yo, se va a nutrir de mí… Leí mucho también sobre epigenética y… ¡si es que va a ser mi hija!, ¡si es que es mi hija!. Entonces, no había más. Solo había una opción maravillosa que podía hacerme mamá. 

Una vez que decides seguir adelante con la embriodonación, ¿tardaste mucho en quedarte embarazada?

Dos tratamientos más. En el sexto no lo conseguí y, a la séptima, me hicieron unos tratamientos antes con cirugía, prepararon mi útero muy bien: me hicieron una estereoscopia quirúrgica, encontraron uno de los problemas que estaba teniendo, me mandaron al hematólogo y encontraron un problema de trombofilia. Así que al último tratamiento fui con mucha medicación, pinchándome heparina mandada por el hematólogo,y yo creo que encontraron ahí el ‘quid’ de todo. Y bueno, en el último tratamiento, ya no no se podía hacer nada más, el hematólogo ya no tenía más cosas que ponerme… y en ese intento se quedó mi niña, lo más bonito que hay en el mundo. Y se consiguió. 

Con 41 años llegó y maravilloso, perfecto. Un embarazo de diez, un parto de 11 y tengo una niña perfecta, maravillosa, que ni en sueños me hubiera imaginado tener. Después de todo lo vivido, de todo lo llorado, me dices “Ainhoa, ¿lo repetirías?” Lo repetiría todo desde el minuto uno igual solo porque volviera a ser ella, porque tenía que ser ella. 

Con 9 años, ella ya tiene edad de entender ciertas cuestiones. ¿Has hablado con ella de cómo fue concebida? 

No tienen que entender nada porque lo sabe todo desde el minuto uno. Nunca he ocultado nada. 

¿Cómo lo has hecho? ¿Cómo se lo has ido contando?

Pues con naturalidad, como creo que se tienen que explicar estas cosas, desde bien pequeñita, simplemente ampliando conceptos. Cuando era pequeñita, le escribí un cuentecito en el que yo le iba contando que mamá deseaba mucho ser mamá, y fue un día a una clínica, y una doctora y un doctor pusieron, gracias a unas personas muy buenas que eran los donantes,  una estrellita en la barriguita de mamá que creció hasta convertirse en bebé. Ese fue el primer cuento.

Conforme fue creciendo, esa historia se la he ido ampliando. A día de hoy Emma, además, ha ido a distintas clínicas de reproducción asistida, ha visto donde ella estaba congeladita como un embrión (sabe perfectamente cómo se forma un embrión). Si a ella le preguntas por su papá, te dice “yo no tengo papá, yo tengo donante” y te explica perfectamente sus orígenes y, además, con mucha naturalidad, porque lo sabe desde el principio. 

Yo siempre he dicho que las mentiras crean tabús y crecer con eso, creo que no es bueno para un niño no, aunque respeto todo, pero creo que no es bueno. Como nunca he ocultado nada, nunca ha habido nada que explicar en el sentido de decir “oye, ven, cariño, que te voy a contar algo”. No, porque siempre ha sido contado con mucho cariño, con mucho amor.

Has escrito un libro sobre todo el proceso hasta lograr quedarte embarazada. ¿Con qué fin? ¿Terapéutico?

Es el diario que yo fui escribiendo durante todo ese tiempo, es la historia de mi hija. Para mí todo esto es dar visibilidad a la reproducción asistida, que deje de ser un tabú, porque para mí mi hija es la mayor historia de amor de mi vida. Es un libro que en realidad iba a ser para mi hija y lo he publicado para ayudar y dar esperanza a otras personas, para que sepan que es posible. Es el libro que yo hubiera querido tener al principio de todo esto, cuando no tenía idea de nada.

¿Qué le dirías a otras otras mujeres que estén atravesando el mismo proceso que tú, que estén buscando el embarazo, no lo encuentran, y les plantean que bueno que la opción es la ovodonación o la embriodonación?

Yo creo que cada persona necesita sus tiempos, no hay que acelerarlos. Y yo siempre les digo que si necesitan esperar, tomarse una semana, dos semanas, un mes…oye, igual no es el camino, pero sobre todo, que no den el “no”, que no se cierren en banda. Es una opción más que les va a permitir formar esa familia con la que sueñan. Que lean mucho sobre epigenética. 

Yo siempre he dicho que, cuando se habla de una adopción, nadie se echa las manos a la cabeza; siempre lo vemos como lo que es, una opción maravillosa para formar una familia. Pero cuando se habla de donación de gametos… Y no es así: es una opción maravillosa para formar una familia. Y no es todo genética, no es todo si se va a parecer a ti o a él o a ella:o tú vas a ser mamá y él o ella va a ser tu hijo o tu hija. Y cuando lo tengas en brazos, no te imaginas lo que vas a sentir, no te lo puedes ni imaginar. Y vuelvo a llorar. Date la opción de sentir y de soñar, porque la opción de formar tu familia está ahí y te la están ofreciendo en la palma de tu mano

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.