Viajar con niños conlleva ajustes y muchas situaciones a tener en cuenta para que la experiencia se adapte a ellos lo mejor posible y resulte bien. Cuando hablamos de niños con algún problema, las complicaciones se multiplican, pues se sale de la rutina donde está todo organizado para poder atenderlos mejor. Pueden ser distintas alteraciones, como discapacidades, síndromes, problemas de salud... En estos casos, el viaje es todo un reto para la familia.
No todos los espacios están adaptados para que estos pequeños puedan sentirse bien en un aeropuerto, en un lugar desconocido o ante una situación de una espera larga. Pero hay otro factor más a tener en cuenta y es cuando hablamos de discapacidades que no se perciben a simple vista: son las discapacidades invisibles. Para facilitar la atención de estas personas se ha creado el collar de girasoles.
¿Qué son las discapacidades invisibles?
Ante un menor que va en silla de ruedas todo el mundo puede presuponer que va a necesitar apoyo en determinadas situaciones, sobre todo cuando la accesibilidad del entorno no es completa. Pero eso que es tan evidente, puede pasar inadvertido cuando hablamos de discapacidades invisibles. ¿Cuáles son?
Se trata de una discapacidad que puede ser temporal o permanente y que afecta tanto a lo neurológico, cognitivo o al neurodesarrollo, como a aspectos físicos, como la visión, el oído o algunas dificultades de procesamiento sensorial. También se incluyen enfermedades crónicas, como diabetes, epilepsia, enfermedades raras...
En niños, algunas de las discapacidades invisibles más comunes son:
- Trastorno del espectro del autismo (TEA).
- Déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH).
- Trastornos del neurodesarrollo.
- Trastornos del estado del ánimo (como ansiedad o depresión).
Estas condiciones hacen que los menores tengan dificultades en la comunicación, en la movilidad o en el comportamiento, que les planteen problemas para estar en algunas situaciones comunes, como la espera en la cola de un aeropuerto para embarcar, la necesidad de movimiento, la sobrecarga sensorial en espacios donde hay muchas personas moviéndose y hablando a la vez, además de megafonía... Son momentos altamente estresantes para ellos.
El sentido del collar de girasoles
El collar de girasoles nació en el año 2016 como una respuesta a estas necesidades no satisfechas de las personas con discapacidades invisibles. Desde entonces, su uso se ha ido extendiendo a muchas áreas, como comercios, aeropuertos (más de 300 en todo el mundo se han adherido a este programa), estaciones de ferrocarril, parques temáticos, centros de ocio, lugares de estudio, entornos sanitarios...
Según sus creadores, se trata de "un símbolo discreto, claramente visible a distancia, que además es distintivo, alegre y dinámico. Elegimos un girasol porque representa felicidad, positividad, fuerza, crecimiento y confianza y es universalmente conocido", recalcan desde Hidden Disabilities Sunflower, el organismo que puso en marcha la iniciativa.
Es, por tanto, un distintivo internacional y universal que ayuda a reconocer a personas o menores con estas necesidades concretas de apoyo, que no serían perceptibles en un primer vistazo.
¿Cómo beneficia el collar de girasoles?
Los niños que llevan el collar de girasoles están indicando que pueden requerir asistencia adicional por una condición oculta, sin necesidad de estar dando explicaciones. Es algo que puede resultar de gran alivio para los padres, pues hay niños que pueden sufrir una sobrecarga sensorial y llevar a cabo conductas para regularse ante las que reciben miradas o comentarios. Al llevar el collar, al menos los profesionales que están al otro lado pueden comprender la situación y brindar un apoyo adicional.
El collar de girasoles no te ofrece beneficios para, por ejemplo, evitar una espera. Pero sí que está indicando que se trata de una persona con unas necesidades concretas que en algún momento determinado podría precisar de esa ayuda, sin que los padres tengan que explicar qué le pasa.
El collar se puede solicitar de forma gratuita en algunas asociaciones, y también en algunos aeropuertos (en los mostradores dedicados a personas con movilidad reducida). También se puede adquirir de forma privada en páginas especializadas. Es un distintivo voluntario, que se puede llevar si se quiere, que se conoce en el resto del mundo como Sunflower Lanyard, y que puede hacer que el personal identifique claramente dónde hay una necesidad especial para que estén más atentos en caso de necesidad.