Hablamos mucho de la crianza positiva, de inteligencia emocional, de neurodesarrollo, de cómo motivar a los niños a aprender mejor… Pero en la base de todo eso, especialmente en aquellas familias comprometidas con educar a sus hijos mediante disciplina positiva (pero no solo en ellas), hay algo que parece pasarse por alto y que, sin embargo, es esencial: la necesidad de educar a los niños para que sean buenas personas.
De ello hablamos con Patri Psicóloga, escritora y divulgadora, además de psicóloga, y con Pedro Herráiz, experto en cooperación internacional y coordinador de proyectos de juventud para ayudar a adolescentes en situación de asimetría social. Juntos han escrito el libro ilustrado ¡Soy una buena persona! 12 valores para ser mejor persona y dejar huella en los demás (Ed. Beascoa), con el que buscan guiar a las familias precisamente en eso, enn cómo inculcar a sus hijos la importancia de procurar ser buenas personas. Pero… ¿cómo?
Es importante que inculquemos a nuestros hijos, desde pequeños, ser personas de bien
¿Por qué, en una sociedad que parece ser cada vez más competitiva, es necesario fomentar en nuestros niños la necesidad de se esfuercen en ser buenas personas?
Patri Psicóloga: Justo lo has dicho tú. Tenemos una sociedad cada vez más competitiva y más individualista. Se promueve mucho por redes sociales esta idea del "yo, mí, me, conmigo", “yo me amo”, “hasta que no me quiera yo no podré querer a los demás”... En lugar de fomentar valores tan importantes como la solidaridad, el altruismo, la ayuda mutua. Sin estos valores, nosotros como sociedad nos extinguimos.
Es importante que inculquemos a nuestros hijos, desde pequeños, ser personas de bien, ser buenas personas, que son las personas que no solamente no hacen el mal, o sea no hacen daño a otras personas, sino que intencionadamente provocan situaciones o hacen actividades para generar el bien y el amor. Y esto hay que inculcarlo desde pequeños, empezando por lanzar al ostracismo a esta idea de que “el bueno es débil”, “el bueno es vulnerable”, “del bueno se van a aprovechar”, que “tienes que ser el listo para que no se aprovechen de ti”... porque con esta idea no vamos a confiar jamás los unos en los otros. Si estamos esperando cosas negativas de los demás, no vamos a confiar en nadie.
Pedro Herráiz: Precisamente por eso, porque de por sí el ser competitivo no indica nada del valor de la persona. El nivel de exigencia, la rapidez en las tareas, la velocidad de los cambios... nos conduce a vivir como pollos sin cabeza y los valores te indican el sentido, la brújula que te ayuda a tomar mejor las decisiones. Y si no pones al menos el mismo esfuerzo que a otras responsabilidades o ilusiones, se quedará en nada. Ser buena persona inspira confianza, transparencia, honestidad, equilibrio, generosidad... y la sociedad necesita estas personas. La solidaridad y la cooperación son fundamentales.
¿Cómo transmitir a los niños que hay que procurar ser una buena persona?
Patri Psicóloga: Transmitimos a los niños cómo ser una buena persona a través del juego y, sobre todo, desarrollando la empatía: ¿cómo te sientes tú cuando realizas acciones que ayudan a otras personas, que validan a otras personas, que hacen sentir bien a otras personas? ¿Cómo te sientes tú? Y preguntando cómo crees que se siente también la otra persona o cómo mejora el mundo cuando contribuimos a comprometernos con el medio ambiente, con nuestros vecinos, con nuestros compañeros de clase, con los del trabajo... ¿Cómo mejora una sociedad cuando actuamos de esta manera? A los niños no basta con decirles “tienes que ser bueno”; lo que hay que hacer es ayudarles a interiorizar cómo nos sentimos y qué repercusión tiene esa bondad y que ellos mismos reflexionen para que realmente entiendan el poder del amor.
Pedro Herráiz: Este es el objetivo del libro-cuento "Soy una buena persona": ayudar a padres, profesores y educadores en general a generar un entorno atractivo para entender y practicar 12 valores fundamentales. El objetivo final sería conseguir que los niños sepan qué es ser buena persona, deseen ser buenas personas y disfruten siendo buenos. Es decir, la verdad, el bien y la belleza. Los trascendentales. Que la persona se sienta identificada, conectada y feliz de ser su mejor versión, dejando una huella maravillosa en su entorno.
En el libro, proponéis trabajar sobre 12 valores básicos, uno por cada mes; ¿cuáles son esos valores y por qué os habéis centrado en ellos?
Patri Psicóloga: Nosotros hemos elegido 12 valores, pero podríamos haber elegido 24. Lo que hicimos es ponernos de acuerdo en cuáles eran los valores más importantes para Perico, cuáles los míos y ver en cuáles coincidíamos, y elegimos el respeto, la generosidad, el amor, la justicia, el esfuerzo, la responsabilidad, la gratitud, la paciencia, la compasión, el perdón, la bondad y la esperanza.
Nos hemos centrado en estos valores porque creemos que ayudan a vivir en sociedad. Podríamos haber cogido también el valor de la humildad o muchos otros valores, pero creo que esto nos fortalece como sociedad, como tribu, como grupo, que es para nosotros tan importante. En lugar de alejarnos de las personas, nos tenemos que conectar, y conectar de una manera en la que nos estemos continuamente ayudando.
Pedro Herráiz: Estos 12 valores, uno para cada mes del año, se explican de forma amena y sencilla a través de conversaciones entre los protagonistas -Patri, sus hijos y Perico-, fomentando así el diálogo, que es clave para fortalecer los lazos familiares y el desarrollo emocional y personal de los más pequeños. Nos parecían principales y adecuados para menores y adolescentes y para trabajarlos en familia y en el aula.
¿Por qué habéis optado por presentar esos valores en forma de diálogo entre los protagonistas?
Patri Psicóloga: Elegimos este estilo para escribirlo porque creemos que es una manera bonita de poder leerlo en familia. Si tienes hijos que ya leen, igual cada uno puede hacer de un personaje o es una manera de que los padres puedan identificarse con la figura de Perico o con la mía y los hijos, con la de los niños. Incluso hemos metido a mi abuela, que para mí ha sido una persona muy importante en mi vida. Y al perro, a Vueltas. Estamos ahí todos representados para que sea más fácil la lectura en familia.
Invitamos a las familias a que lo lean juntos porque creo que es un libro para ir leyendo, pasando, reflexionando, invitando a tener conversaciones sobre lo que vamos leyendo (conversaciones profundas) o sobre temas que de otra manera no suelen tocarse de forma orgánica en familia. El libro invita a hablar de muchos temas que nos ayudan a conocer a nuestros hijos, a que nuestros hijos nos conozcan más y a que nosotros mismos entrenemos esos valores.
Pedro Herráiz: Porque es más real, menos abstracta, y cada día, en cualquier hogar o en el cole, se dan circunstancias que pueden llevar al diálogo, a la reflexión y a la adquisición de valores. Educar la mirada para aprender a ver la vida con más bondad y optimismo, con más esperanza, es clave para los niños, y los mayores podemos aprender también mucho de esa mirada más inocente y sencilla. La calle, la casa, el patio... es un buen gimnasio para entrenar los valores. Mediante el diálogo entre los protagonistas queríamos simular situaciones cotidianas.
¿El libro está inspirado en conversaciones o situaciones reales con tus hijos?
Patri Psicóloga: El libro refleja el estilo educativo que yo he tenido con mis hijos y los ejemplos que vienen, de situaciones como lo de Pablo con los dinosaurios o Pablo con el fútbol, o Carmen con la gimnasia rítmica… y los que hay con la abuela y ayudarle con la tecnología. Todo eso es real y representa a mi familia. Ese es un poco el estilo que yo he tenido para educar y para hablar, a pesar de que no todo es algo literal porque han pasado muchos años. Pero sí es la manera que yo he tenido de relacionarme con ellos.
Pedro Herráiz: El libro, por supuesto, está inspirado en conversaciones reales de Patri con sus hijos y en el trabajo que desarrollo a través de la ONG Cooperación Internacional, en sus proyectos educativos con menores y adolescentes en situación vulnerable y jóvenes voluntarios.
¿Cómo fomentar valores en los niños en el día a día, teniendo en cuenta que, quizás, sean conceptos (el de bondad, respeto, responsabilidad…) demasiado abstractos para ellos?
Patri Psicóloga: El libro tiene la ventaja de que estos conceptos, que son abstractos, ayuda a ponerlos en la tierra. Nosotros elegimos 12 valores para trabajarlos a lo largo de 12 meses y, con cada valor, hay cuatro actividades. El juego es lo que permite a nuestros hijos y a la familia darle un valor real al valor, porque si le pedimos a los niños que realicen esas actividades y luego nos sentamos con ellos y preguntamos cómo se han sentido, qué les ha parecido, qué repercusión tiene para ellos en su vida o para la de otras personas, pues entonces entienden el valor de la bondad, del esfuerzo, de la responsabilidad, de la gratitud, de la paciencia… porque la han trabajado. Las cosas que son abstractas tenemos que trabajarlas para poder interiorizarlas bien.
Ser buena persona inspira confianza, transparencia, honestidad, equilibrio, generosidad... y la sociedad necesita estas personas. La solidaridad y la cooperación son fundamentales
Pedro Herráiz: Con herramientas adecuadas, como es este libro. Es importante generar espacios de confianza donde se pueda y quiera escuchar. Y ofrecer los valores como una aspiración atractiva, necesaria y llena de sentido. La coherencia que los menores vean en sus padres y educadores será vital para suscitar admiración y deseos de imitar actitudes.
¿Qué hacer si vemos que, bien por influencia de otros compañeros o de otros adultos a cuyo cargo estén en determinadas situaciones, empiezan a actuar de manera contraria a los valores que les queremos transmitir?
Patri Psicóloga: Va a depender si son valores que nosotros entendemos que son innegociables en casa, como puede ser la mentira o el egoísmo. Tendremos que hablar con nuestros hijos y, en lugar de decirles “eso está mal” (porque la gente no aprende cuando le dices “está mal” o “está bien”, sino cuando le llevas a la reflexión de por qué está mal), tenemos que tratar de decirles cuáles son las consecuencias de una mentira, como la falta de confianza. ¿Cómo se puede sentir una persona cuando le mienten? ¿Cómo te sientes tú cuando estás haciendo algo que sabes que no es correcto y ocultando algo que es verdad? Hacerles ver cómo se pueden sentir ellos y cuáles son las consecuencias, más que decirle, “eso está mal”.
Si son otros valores que tienen cabida en otras culturas, yo creo que hay que ser flexibles, respetar, y hay que decir que otras personas piensan de esta manera, que tú como padre o madre no lo compartes, pero que ellos igual deben elegir cómo hacerlo. Y darles ese pensamiento un poco más flexible, más crítico, para que ellos también puedan tener sus elecciones.
Pedro Herráiz: No basta con decirles que eso está mal. Antes que nada es fundamental enseñar a pensar, ayudarles a reflexionar qué han hecho y por qué lo han hecho. La educación tiene que ir dirigida a la razón, la voluntad y el corazón. Enseñarles a pedir perdón, adquirir una lucha positiva por la virtud con paciencia y comprensión hacia uno mismo y los demás.
¿Es compatible el hecho de potenciar la generosidad en los niños con el valor del esfuerzo y una “sana” competitividad, si es que esta última es posible?
Patri Psicóloga: Es totalmente compatible potenciar la generosidad con el esfuerzo, por supuesto, porque tú te puedes esforzar en el colegio, tener unos apuntes maravillosos y es perfectamente compatible con que se los prestes a alguien que igual no sabe coger apuntes. Porque en esta sociedad tendemos a decir “no, estos apuntes me han costado mucho, son para mí” y yo creo que tenemos que compartir (esa persona puede ser que luego cocine de maravilla y comparta contigo un bizcocho que tú no sabrías cocinar).
¡Claro que es compatible! y, sobre todo, es compatible con la sana competitividad. La competitividad yo la entiendo como el esfuerzo que tú haces por alcanzar tus objetivos y por exigirte un plus para intentar llegar donde quieres llegar, sin pisar a nadie, sin ponerle un traspiés a nadie. Todos podemos ser competitivos en nuestra vida sin tener que ponerle la zancadilla a ninguna persona. Esa es la competitividad sana. En el momento en el que yo, para alcanzar algo, tengo que competir con alguien a quien le niego información, lo dejo en el camino, lo ninguneo o le pongo un traspiés, esa competitividad ya no vale.
Pedro Herráiz: Es absolutamente compatible. Es más, es necesaria. La competición ofrece posibilidades de crecimiento personal enormes, pero hay que enseñar que no está por encima de todo. Las personas son más importantes que las cosas. Las personas no son un medio. El esfuerzo por ser buena persona, por estudiar, por ayudar a los demás... el esfuerzo por ejemplo por usar menos el móvil o las redes sociales... es imprescindible y necesario.
¿Cómo fomentar el desarrollo y la inteligencia emocional en los más pequeños?
Patri Psicóloga: Una manera de fomentar el desarrollo y la inteligencia emocional es con los valores. El valor de la empatía, el valor del respeto, el valor de la gratitud, el enseñarles a nuestros hijos a poner límites de una manera asertiva, a pedir las cosas de la manera correcta... Por supuesto, siempre siendo ejemplo para ellos.
Y expresarles y fomentar una sana autoestima: para que tú seas asertivo y sepas poner límites, pedir las cosas que te pertenecen, respetar tus derechos, tener tu sitio… tienes que creer que te lo mereces. Tenemos que fomentar una sana autoestima en casa. Para la sana autoestima habría que hacer otro libro.
Pedro Herráiz: Ayudándoles a descubrir su propia belleza, su valía. Dedicándoles tiempo de calidad donde se sientan importantes y valorados. Y enfocando el sentido de una vida en la capacidad de conexión y ayuda a los demás. Muchos jóvenes me han dicho después de un programa de voluntariado internacional que jamás habían conocido la felicidad hasta ese momento. El ser humano es un ser social por naturaleza, y las buenas personas ayudan a generar sentimientos y emociones, e impactan de manera muy positiva en los demás.
¿Cómo surgió la idea de escribir este libro juntos?
Patri Psicóloga: El libro surge pues de un trabajo conjunto que Perico y yo llevamos haciendo años, elaborando unas tarjetas en las que están basadas este en las que está basado este libro, haciendo una conferencia que se llama Personas de bien, que son tanto para adultos como para adolescentes, y tratando de mandar mensajes relacionados con la solidaridad.
Perico Herráez es director territorial de una ONG en Zaragoza y se dedica a hacer el bien con un montón de chavales jóvenes que viven muchos problemas bastante dramáticos, y en el aula de estudio que él tiene consiguen que, a través de un programa de liderazgo social, sigan estudiando, en lugar de abandonar sus estudios, como hacen muchos otros a una edad muy temprana, porque no tienen apoyo ni tienen un Pigmalión que les impulse a seguir creyendo en ellos mismos. Y a la vez, estos chavales, que son beneficiarios de esta ayuda de la ONG, ayudan a otras personas mayores a darles de comer, les acompañan a jugar con ellos, para que haya un beneficio recíproco.
Pedro Herráiz: Ha sido un camino que empezó impartiendo charlas de valores y ayudando a ser una buena persona, después elaboramos unas tarjetas para trabajar en familia, y ahora ha surgido el libro. Es un paso más, muy importante, pero no será el último. Ojalá este proyecto ayude a muchas familias y coles, a muchos menores, a ilusionarse con ser su mejor versión, a ser muy buenas personas.