Con hijos©GettyImages

Familia

‘Casa nido’, la alternativa a que los niños no cambien continuamente de vivienda tras el divorcio de sus padres

Los niños mantienen la estabilidad en sus rutinas diarias, pero este sistema suele ser fuente añadida de problemas entre los progenitores

Cuando una pareja con hijos se separa, los dilemas a dirimir son muchos. ¿Qué es mejor para los niños, que uno de los progenitores tenga la custodia y vea al otro solo algunos fines de semana? ¿O custodia compartida y que los niños tengan que cambiar cada semana o cada quince días de vivienda? Tanto lo uno como lo otro presentan importantes inconvenientes, por lo que se buscó una alternativa intermedia que permitiera a los menores compartir el mismo tiempo con ambos progenitores sin tener que moverse de casa: es lo que se conoce como ‘casa nido’. “Se denomina casa nido en un proceso de divorcio cuando la vivienda familiar que ha sido la de la toda la pareja y los hijos se queda para éstos últimos, y son los padres, dependiendo de la custodia que haya dictaminado el juez (normalmente la casa nido se atribuye cuando se ha dado la custodia compartida), quienes se trasladan a la vivienda para estar con los menores”, informa Aída de Isidro, de Le morne Brabant Abogados. “Los niños quedan fijos y los progenitores entran o salen”.

A priori puede parecer la opción más adecuada, puesto que el objetivo es favorecer la estabilidad de los niños “para evitar que tengan que cambiar de entorno familiar, del espacio, la casa en la que han vivido siempre”, pero entraña dificultades añadidas. A la larga, habrá más conflictos entre la pareja separada.

Inconvenientes de la ‘casa nido’:

  • Económico. El principal “problema que presenta para los padres es de índole económico, porque, además de mantener la vivienda familiar, deben tener cada uno de ellos una residencia”.
  • De organización. Es fácil que surjan disputas en torno al orden y a la limpieza de la casa y que uno de los progenitores (o los dos) descuiden esos aspectos cuando están a punto de marchar de la vivienda para dar el relevo a su expareja y que se encargue él o ella.
  • De intimidad. Por lo general, por grande que sea la vivienda, la pareja separada tendrá que compartir los mismos espacios y tendrán que dejar sus enseres en muebles y armarios que usa la otra persona, lo que casi nunca es del agrado de al menos una de las partes (si no de las dos). A esto habría que añadir la posibilidad de que bien uno de los padres o bien los dos inicien una nueva relación sentimental y tengan que llevar a la nueva pareja a la casa que todos comparten; es, sin duda, una situación que puede resultar rocambolesca.
En presencia de su hija©GettyImages

¿Presenta la ‘casa nido’ beneficios para los niños?

“Esta medida no tiene todavía la suficiente evidencia para poder decir si es mejor o peor que otras para el impacto emocional a corto, medio y largo plazo de los progenitores y de los menores”, nos explica la psicóloga Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen. “Cuando la pareja tiene tensiones, y la resolución del divorcio y custodia ha sido difícil y conflictiva, y entre ambos no existe cordialidad y entendimiento, considero que esta medida puede agravar la relación entre los progenitores y la recuperación de su vida personal y bienestar, lo cual probablemente acabe en traspasar al bienestar de los menores”.

 

Cuando los padres se separan, los hijos tienen que entender que su familia sigue siendo un pilar básico en su vida, aunque a partir de ese momento adquiera una forma diferente. Por eso, si la relación de la pareja se rompe de manera brusca o traumática para ellos les puede generar miedo, ansiedad, culpa e incluso vergüenza. Es importante que vean, tras la separación, un clima de comunicación y entendimiento y que los adultos dejen sus diferencias a un lado ante la presencia de los menores.

Es evidente que “mantener su núcleo físico constante, facilitando su rutina diaria, así como el contacto con su entorno directo” es beneficioso para los niños, pero si surgen nuevos conflictos entre sus padres, “hará que la relación entre ambos empeore y esto hará que los hijos se vean afectados a nivel emocional”, advierte la psicóloga. Por este motivo, “lo que lo que inicialmente se plantea como medida de protección para el menor, por los beneficios que se espera conseguir para los mismos, puede acabar convirtiéndose es un factor de riesgo y de estrés para los mismos”. En esta misma línea, la abogada Aída de Isidro es contundente en lo que respecta a la ‘casa nido’: este sistema “un gran error y numerosa jurisprudencia así lo desaconseja”.

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