Niño con un puzle de colores de su corazón©AdobeStock

Salud mental

¿Cuándo necesita tu hijo ser tratado por un psiquiatra infantil?

Algunos problemas del neurodesarrollo o de salud mental deben ser abordados por un psiquiatra en la infancia. ¿De qué casos estamos hablando? ¿Cuál es la labor de este profesional médico? ¿Qué diferencia su intervención de la de un psicólogo?

Aún continúa habiendo mucho estigma ligado a la salud mental, y quizá más cuando se habla de niños. Pero ante determinadas situaciones y alteraciones es necesario contar con un psiquiatra infantil que hará el diagnóstico y prescribirá el tratamiento adecuado, que no siempre ha de ser farmacológico.

Para conocer cuándo hay que recurrir a este profesional hemos hablado con la Dra. Marina Romero González, coordinadora de la Unidad de Salud Mental Infantil y Neurodesarrollo de Vithas Málaga y coordinadora de Proceso Asistencial de TEA (Trastornos del Espectro del Autismo) en el Hospital Materno Infantil de Málaga. Además, es investigadora y tiene consulta privada en la Clínica CIPS.

Trastornos del neurodesarrollo y mucho más

Tal como cuenta la especialista, los psiquiatras infantiles son los médicos que se encargan de diagnosticar y abordar “de una manera integral y en coordinación con otras disciplinas, por un lado los trastornos del neurodesarrollo, como los trastornos del espectro del autismo (TEA), la discapacidad intelectual y el TDAH (trastorno de déficit de atencion e hiperactividad”.

Pero, además, tratan los problemas de salud mental en la infancia como:

  • Procesos de ansiedad.
  • Poblemas de conducta.
  • Regulación emocional.
  • Situaciones de trauma.
  • Trastornos depresivos.
  • Dificultades en los vínculos y de crianza.

Además, hay otros que se inician habitualmente en la adolescencia y que también son competencia del psiquiatra infantil como los trastornos de la conducta alimentaria, (anorexia, bulimia...), y los episodios psicóticos, entre otros.

Así trabaja un psiquiatra infantil

En la primera entrevista, el menor suele estar acompañado de sus padres para poder hacer una historia clínica completa, donde se recorra el desarrollo del niño y el ambiente social y familiar en el que está creciendo. “Luego evaluamos al menor a través de juegos, dibujos y, por supuesto, hablando con él”, indica la Dra. Marina Romero. También a veces son necesarias pruebas neurocognitivas y otras específicas para llegar a un diagnóstico.

Una vez que hay una hipótesis diagnóstica, “empezamos a trabajar de la mano de los psicólogos, con un abordaje psicoterapéutico y valoramos la necesidad de tratamientos farmacológicos o de otros apoyos específicos en otros ambientes como los escolares o de atención temprana”.

Cuando el menor necesita terapia, el profesional que se ocupe de esta ha de estar formado específicamente, ya sea psiquiatra o psicólogo. En la práctica, la experta comenta cómo los psiquiatras en la red pública no tienen tiempo de hacer psicoterapia, ya que suelen ver al paciente cada tres meses, aproximadamente, y “para hacer una buena psicoterapia se necesita al menos una sesión cada dos-tres semanas. Si no, es muy difícil que haya cambios...“, advierte. “Por eso se necesitan más psicólogos clínicos y psiquiatras infantiles en nuestro sistema nacional de salud, porque la mayoría de las veces acaban buscando ayuda a nivel privado por esta falta de recursos que existe”, recalca.

Niño en la consulta del terapeuta©AdobeStock

Señales de alarma para pedir la valoración por un psiquiatra infantil

Hay muchas señales que pueden llevar a los padres a solicitar que su hijo sea valorado por un especialista en Psiquiatría infantil. Entre ellas están las siguientes:

  • Retrasos en el desarrollo, como ausencia de contacto ocular.
  • El niño no comparte sus emociones.
  • Retraso en el lenguaje.
  • Dificultades en las habilidades sociales.
  • Hiperactividad.
  • Dificultades en la atención.
  • Problemas de regulación emocional.
  • Conductas desafiantes y/o agresivas.
  • Rendimiento académico muy bajo.
  • Autolesiones.
  • Síntomas de ansiedad.
  • Altos niveles de irritabilidad.
  • Dinámicas familiares conflictivas.
  • Restricciones alimentarias.
  • Pensamientos desorganizados.
  • Alucinaciones auditivas.
  • Miedos irracionales.
  • Pensamientos obsesivos.
  • Conductas compulsivas.

¿Tendrá que tomar medicación psiquiátrica?

Una de las mayores prevenciones de los padres en relación al tratamiento psiquiátrico es que su hijo deba tomar fármacos. No obstante, la especialista señala cómo en la mayoría de los casos los pacientes no necesitan medicación y “con un buen encuadre, diagnóstico e intervenciones psicológicas es suficiente”.

Sin embargo, hay otros casos en que sí es necesario. Sucede cuando el malestar en el menor es tan significativo que no mejora con terapias o bien cuando hay alteraciones importantes en la convivencia, un rendimiento académico muy lastrado o muestras de agresividad hacia él mismo o hacia terceros. “Y, por supuesto, hay trastornos que requieren tratamiento de inicio porque no darlo sería un riesgo a largo plazo por la evolución desfavorable que tiene sin tratamiento”, indica la psiquiatra.

En este sentido, tranquiliza a los padres: “Si se trata adecuadamente, no hay nada que temer. Somos los primeros que buscamos el beneficio de nuestros menores y nunca vamos a dar una medicación que su hijo no necesite”.

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