Dr. Antonio Pérez Martínez©Hospital Universitario La Paz

15 de febrero, Día Internacional del Cáncer Infantil

Dr. Antonio Pérez, oncológo pediátrico: ‘Si se refuerza la investigación, soy optimista’

Cada año se diagnostican en España unos 1.100 nuevos casos de cáncer en edad pediátrica. Las tasas de supervivencia aumentan, pero aún queda mucho por mejorar.

Un 82% de los niños menores de 14 años logran sobrevivir a los cinco años tras el diagnóstico de cáncer. Son cifras del Registro Español de Tumores Infantiles, con datos de 2022. No obstante, la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (SEHOP) advierte de la necesidad de mejorar ciertos aspectos en el tratamiento y subraya cómo, comparándonos con otros países, la supervivencia de los niños españoles con leucemias y tumores cerebrales es más baja.

No hay que olvidar que los cánceres infantiles (por su baja incidencia) son considerados como una enfermedad rara. Esto hace, además, que en su abordaje sea necesaria la participación de un equipo multidisciplinar que conozca en profundidad cada patología tanto en el momento del diagnóstico, como durante el tratamiento y luego en el seguimiento de los supervivientes.

El Dr. Antonio Pérez Martínez es jefe del Servicio de Hemato-Oncología Pediátrica del Hospital Universitario La Paz, de Madrid. Con él hemos hablado sobre el presente y el futuro del cáncer infantil.

El cáncer infantil no se puede prevenir. ¿Se conseguirá a medio plazo revertir esta situación?

En líneas generales, y a diferencia de muchos cánceres de adultos, los cánceres del desarrollo (los cánceres pediátricos y del adolescente) no pueden prevenirse. Sin embargo, conocemos cómo, por ejemplo, la exposición a la radiación ionizante se ha relacionado con un mayor riesgo de algunos cánceres infantiles, como los tumores cerebrales. Una disciplina médica emergente como la salud medioambiental en oncologia pediátrica está identificando factores de riesgo de desarrollar cáncer en edad pediátrica como la exposición durante la gestación a drogas legales e ilegales.

También conocemos que algunos síndromes genéticos tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer y que aproximadamente un 10% de cánceres en edad pediátrica presentan alteraciones genéticas, por lo que algunos niños ya desde el nacimiento tienen un riesgo elevado de desarrollar algunos tipos de tumores. Tenemos que evolucionar hacia una oncología pediátrica preventiva, de screening [cribado] y diagnóstico precoz.

Los niños con cáncer responden a la enfermedad de forma muy distinta a los adultos, pero los ensayos clínicos se hacen con mayores de edad. ¿Qué complicaciones implica esto en relación al tratamiento?

Los pacientes pediátricos generalmente reciben tratamientos con mayor intensidad y a la vez son mejor tolerados. Sin embargo, aún hay demasiados efectos adversos relacionados con el tratamiento que originan una morbilidad [otras enfermedades] importante al paciente. Cada vez más se hacen ensayos clínicos en niños de todas las edades para identificar las dosis de medicamentos más adecuadas y con menos efectos adversos para cada grupo de edad, dentro de la heterogeneidad que tienen los pacientes pediátricos y adolescentes.

Niña con lazo amarillo del cáncer infantil©AdobeStock

Sin investigación no hay cura, pero la investigación en cáncer infantil es muy escasa. ¿Por qué es así y cómo se puede resolver el problema?

La investigación de hoy son los fármacos del mañana, y debe ser una herramienta clínica habitual en el presente. Sin embargo, la baja frecuencia e incidencia del cáncer pediátrico, apenas el 1% de todos los cánceres de adultos, que hace que se consideren enfermedades raras, su gran heterogeneidad, la dispersión de su tratamiento con demasiados centros y la falta de concentración de los recursos, y otros factores como la falta de conciencia social de la importancia de la investigación y el escaso interés por la industria farmacéutica condicionan una inversión en investigación insuficiente.

Gran parte de las investigaciones en cáncer infantil se sustentan con fondos privados, ¿por qué es así?

Sí hay inversión pública. La Acción Estratégica en Salud del Instituto de Salud Carlos III financia todos los años proyectos de cáncer infantil. Sin embargo, es necesario una inversión mayor en cuantía, duración y que estabilice a los grupos de investigación. A este respecto, Fundaciones como CRIS contra el Cáncer están ayudando a estabilizar estos equipos humanos de investigadores en servicios hospitalarios públicos, como el nuestro en el Servicio de Hemato-Oncología Pediátrica del Hospital La Paz.

Aunque las tasas de supervivencia en niños son altas, las secuelas de los supervivientes también lo son. ¿Cómo se puede mejorar la calidad de vida de estos niños?

Las tasas de supervivencia al cáncer en niños son mejores que en adultos, pero aún están lejos de poder alcanzar a todos los pacientes. Los efectos adversos a medio plazo son importantes y, por ejemplo, se estima que del medio millón de adultos supervivientes a un cáncer en edad pediátrica la mayoría de ellos presentan dependencia del sistema sanitario por algún efecto adverso del cáncer o su tratamiento.

La adecuación de los tratamientos al riesgo de los pacientes, el desarrollo de nuevas estrategias de tratamiento basadas en medicina personalizada e inmunoterapia van a permitir mejorar no solo los índices de curación, sino la calidad de la misma.

Niños y adolescentes viven el cáncer de modo diferente, pero hay pocas unidades oncológicas para adolescentes. ¿Es un aspecto a cambiar?

Los adolescentes con cáncer presentan un reto aún hoy en día. Tiene más dificultades el manejo clínico y los índices de curación son subóptimos, además es un grupo de edad con dificultad para el acceso a los ensayos clínicos. Es importante seguir impulsando la creación de unidades de adolescentes integradas por profesionales pediátricos, adultos, psicólogos y personal sanitario especializado en esta edad y patología.

¿Hacia dónde van los tratamientos en cáncer infantil?

Los tratamientos del cáncer infantil se dirigen hacia la inmunoterapia, fundamentalmente celular, y hacia la medicina de precisión, o combinaciones de ambas; así como al desarrollo de quimioterapia, radioterapia y cirugía cada vez más precisa y con menos efectos adversos, como por ejemplo el gran impulso que ha dado la protonterapia para disminuir los efectos adversos sobre territorios muy vulnerables en el niño como el sistema nervioso central.

¿Cómo cree que evolucionará el pronóstico del cáncer infantil a medio plazo?

Va a depender de la inversión que se haga en investigación, de la conciencia social y el apoyo a investigadores y médicos y de la gestión de la administración atendiendo al concepto de enfermedades raras tratando de concentrar los recursos en grandes centros distribuidos estratégicamente por el país, y que integren experiencia clínica, formación, investigación e innovación. Si esto sucede, soy optimista.