"Cuando salía de mi casa hacía la iglesia, el coche clásico que tenía contratado, una vez ya montados, no arrancaba, ahí empezó una de las anécdotas más graciosas. Nos lo tomamos con humor, el dueño del coche hizo lo que pudo, y terminamos pidiendo un Cabify, que se encargó nuestra fotógrafa, Mónica Ortega, que además de hacer unas fotos increíbles siempre ayudando en todo. Y lo mejor es que nos reímos muchísimo, llegamos justo a tiempo, y el conductor del coche creo que no daba crédito de la situación. Y por supuesto al salir de la iglesia, nos pidieron otro Cabify para irnos a la celebración, recuerdo que el conductor nos dijo que por los grupos de trabajo se estaba hablando de un compañero que había recogido a una novia y a su padre para llevarlos a la iglesia".
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