¿Una boda sin móviles? Estas novias nos cuentan su testimonio

Te adelantamos que son muchas las opciones posibles para los teléfonos de los novios, pero en el gran día solo hay una solución para disfrutar al máximo

Por Estrella Albendea

Una boda está repleta de momentos especiales y cada vez es más habitual verlos a través de una pantalla de teléfono. Los invitados retratan cada instante del gran día como si fuera el último y, aunque los novios contratan profesionales para ello, los asistentes pueden llegar a dejar de disfrutar por no apartar el móvil. Pero, ¿qué deben hacer los protagonistas del enlace con este aparato cotidiano? Hemos querido preguntar a varias novias que se han dado el ‘sí, quiero’ en los últimos meses qué hicieron ellas con sus móviles. “No lo llevé. Y fue la mejor decisión que tomé. Creo que es una decisión personal y depende de muchos factores, no todo el mundo se casa en las mismas circunstancias ni del mismo modo”, explica María Alegre, una sevillana que pasó por el altar el pasado mes de junio.

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Buscar una amiga aliada

María encontró una fórmula muy recomendable para que el móvil la acompañara durante el gran día, sin quitarle tiempo. “En mi caso, dejé encargada a mi hermana Teresa de que lo llevase y fue muy cómodo. Cuando termina la boda, si vas a un hotel o duermes fuera de casa, lo habitual es que lo necesites para contactar si hubiese algún contratiempo. En nuestro caso, nos íbamos al día siguiente de viaje y lo necesitábamos, así que al final de la boda, al irnos, me lo dio. Si duermes en tu casa, una opción es dejarlo allí. Pero si te quedas más tranquila, puedes dejarlo a alguien de confianza que sepas que aguantará hasta el final contigo”, aconseja.

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Por necesidad

Esta idea es similar a la que nos comparte Irene Camargo, que también se ha casado en la capital andaluza este verano. Ella sí llevó su teléfono a la boda, por necesidad, pero realmente no recurrió a él. “A la vuelta no sabíamos si cogeríamos un taxi, un chófer o nos volveríamos con nuestros invitados en autobús. Nos fallaba la conexión de esa última parada del autobús con cómo llegar después a casa. Solo me lo llevé para eso, pero no lo utilicé en toda la boda. Al final cuando te vas con los invitados, ellos te acercan o acompañan a donde sea necesario”, apunta.

En los preparativos

Por otra parte, si no puedes resistirte a llevar tu móvil en el enlace, puedes utilizarlo únicamente durante los preparativos, horas antes, como hizo Alejandra Fenwick, una de nuestras novias virales que triunfó con su look bohemio. “El día de mi boda solo tuve el teléfono en la mano por la mañana y mientras me peinaban y maquillaban... Por la mañana seguí ultimando los últimos detalles y quise tenerlo antes de ir a la iglesia, ya que empecé a recibir mensajes muy bonitos de amigas y, sobre todo, de gente especial que no pudo asistir. Me mandaban mucho cariño desde otras partes de España y el mundo. Esos mensajes me tranquilizaron mucho y me dieron un chute de alegría y felicidad. Cuando me subí al coche con mi padre y hermano, ya no tenía el teléfono. No me acuerdo dónde lo dejé, pero a partir de ese momento ni era mi prioridad, ni me interesaba tenerlo conmigo...Quería vivir el momento y darme cuenta de cada instante con mis propios ojos”, nos explica. 

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Como ella, Paloma Aguilar, otra de nuestras novias más aclamadas que celebró su boda en invierno, coincide en que los novios no echarán de menos el teléfono: “a mi boda no llevé el móvil, aunque la celebración fue en el sitio donde yo tenía mi habitación, ni me acordé de él. Es algo totalmente prescindible para una novia y un novio el día de su boda”. A diferencia de Alejandra y en línea con Paloma, se encuentra la opinión de Isabel de Dios, que dio el ‘sí, quiero’ en la Ribeira Sacra, en un precioso enlace que contamos en ¡HOLA! Novias: “dejé el teléfono en la mesilla de noche antes de que empezaran a arreglarme porque no quería perderme ninguno de los momentos que iba a vivir ese día. El momento en que te maquillan y te peinan, cuando tu madre te ayuda a vestirte, las charlas con las personas que están ese día contigo (tu madre, tu hermana o alguna amiga), son momentos muy especiales que vuelan y hay que disfrutarlos sin interrupciones”.

Un tiempo que no vuelve

Y es que no llevar el móvil en un día tan importante tiene grandes ventajas y un valor casi terapéutico. La boda es un día que no se repite y estas cinco novias comparten una misma perspectiva: el teléfono te desconectará de los demás y de lo verdaderamente importante. “Creo que me hubiese ‘robado’ tiempo. El día de la boda se pasa muy rápido, casi sin darte cuenta, intentas aprovechar cada minuto con tus invitados y disfrutando de ese día tan bonito, así que el móvil no entraba en ese tiempo. Al llevarlo, quizás me hubiese preocupado de mirar alguna foto, de contestar algún mensaje, de continuar organizando…”, dice María Alegre. Y matiza Paloma Aguilar: “el no llevar móvil me hizo disfrutar al 200% de todos los momentos. Para grabar momentos ya están los profesionales que se contratan. Pocas fotos superan a las que ellos hacen, esa es nuestra opinión, que para eso inviertes en este servicio".

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Por su parte, Isabel de Dios señala que si hubiera cogido el teléfono, le habría perjudicado ese día, porque se habría aislado. “Ese día recibirás muchos mensajes, notas de voz, llamadas, etcétera y, si te centras en contestarlos, dejarás de vivir momentos inolvidables que pasarán en un abrir y cerrar de ojos y que no se repetirán. Sería una pena perdérselos”, indica. Algo a lo que también hace referencia Alejandra: “soy de esas personas que creen que el teléfono nos hace perdernos muchísimos momentos y siempre pensar en mostrar a los demás y no vivir con nuestros propios ojos lo que pasa en cada momento. Vivo en un lugar en el que podría estar grabando todo el día, pero mi ya marido me enseñó a vivir sin teléfono esos momentos...Desde entonces los disfruto mucho más y sobre todo los vivo yo y no para otros. Me da mucha pena ver en lo que nos hemos convertido queriendo grabar cada momento porque a veces es o grabar o disfrutar. Las fotos y videos se quedan en un teléfono, pero lo que vives ese día sólo pasa una vez”.

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Irene también se ha dado cuenta de la ‘dependencia’ que parece haberse instaurado en la sociedad con el móvil, por eso no quiso toparse con algo similar en su enlace. “Los móviles nos quitan mucha libertad. Me he dado cuenta de que en el día a día, en las relaciones con amigos, salimos a cenar y nos pasa que siempre hay alguien que desconecta de la conversación, mira el móvil y se pierde. No quería que me pasara eso en mi boda, perderme un solo segundo. Ni Álvaro ni yo utilizamos los móviles en la boda para nada”, manifiesta.

Las grandes ventajas

¿Cuándo es imprescindible llevarlo? Aunque no fue la situación de María, ella es conocedora de casos en los que el teléfono habría sido de gran ayuda. “Tenemos amigos que, al llegar al hotel la noche de su boda, tuvieron problemas con la reserva o se equivocaron de día, lo cual aunque parece imposible, es común con tantos nervios en los días previos. Ahí es necesario y te ayuda a salir del apuro”, recuerda.

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Sin embargo, las cinco protagonistas comparten que la gran ventaja es olvidarte del teléfono. "La mayor ventaja de no llevar el móvil o de no usarlo es que vuelves a conectar con la gente como hacía tiempo no lo hacías. Darme cuenta al día siguiente de que los invitados apenas tenían material de la boda fue súper gratificante, y todo el mundo decía lo mismo: ‘me lo pasé tan bien, que no hice fotos ni grabé nada’", desvela Paloma. 

Para Isabel, nada es más importante que estar presente y exprimir al máximo el ‘día B’: “que os quede el recuerdo de estar en todo momento el uno con el otro en un día en que empezáis una nueva etapa juntos, rodeados de vuestros seres queridos. Miraos, hablad, reid, bailad. Es un día para celebrar vuestra historia de amor. Es bonito que guardéis en vuestra memoria cómo disfrutasteis el uno del otro ese día”.

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Y es que también hay magia el día después de la boda: “la experiencia de estar desconectada la recomiendo a todos los novios. Además, será muy emocionante descubrir a a mañana siguiente todos las cosas bonitas que os dicen vuestros invitados”, cuenta Irene. Una sensación muy especial con la concluye Alejandra. “Jamás me han visto o me verán grabando a una amiga mía entrando en una iglesia el día de su boda…Ver ese momento a través de una pantalla, en vez de mirarla a ella a los ojos mientras pasa por tu lado y sonreírle y transmitirle paz con la mirada, es una diferencia abismal lo que se siente al vivir esos momentos tan especiales a través de una pantalla o verlos en vivo”. Por eso recomienda a las parejas que el móvil “lo dejen 'tranquilito' en la mesilla de noche”, porque día de la boda solo hay uno.