Tendencias sobre ruedas para hacer una entrada nupcial con mucho estilo

Sobre dos o cuatro ruedas, los nuevos medios de transporte preferidos por los novios distan mucho de los regios 'cochazos' de antaño

Por Ana Riaza

Durante muchos años, en España lo que más se ha estilado a la hora de hacer una entrada triunfal en una boda (la nuestra, prar más inri) ha sido el 'cochazo' clásico, a menudo un Mercedes, un Rolls Royce o Bentley, cuando no se elegía directamente el coche del padre de la novia, tipo escolta o berlina en color oscuro, una de las opciones preferidas por las parejas españolas hasta hace bien poco. Los grandes clásicos nunca han dejado de estar de moda, aunque lo que si ha cambiado, al ritmo de las nuevas tendencias, es la manera de decoralos, los diseños elegidos o incluso el uso que hacemos de ello.

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El auge de las bodas vintage, por ejemplo, ponía de moda estilos de transporte bridal que se alejan del coche más sobrio y prefieren modelos más nostálgicos, que recuerden a la infancia de la pareja, con preferencia por modelos anteriores a los años 60 como un Mini, Beetle o SEAT 600, un Citroën 11 o un 2CV, o una furgoneta multiaventura, de esas que sirven para descubrir el mundo, hacer un viaje surfero, y ahora también para dar el 'sí quiero'.

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El hecho de que el coche sea protagonista, no sólo de la llegada y salida de los novios, sino también del book que hacemos con el fotógrafo ha propiciado que la balanza nupcial se incline por medios de transporte que vayan acorde al resto de la temática de la boda, teniendo en mente precisamente eso: que las bodas que se organizan hoy en día, especialmente si son a través de un wedding planner o el asesoramiento de una persona especilizada en la organización de eventos, son temáticas, coordinando los proveedores con el espacio e incluso la vestimenta de los novios y los invitados.

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Este tipo de etiqueta nueva, que no existía en los años 90, cuando los 'cochazos' de boda se pusieron de moda, ha abierto todo un mundo de posibilidades muy originales, sobre dos y cuatro ruedas. Solange Knowles llegaba a su boda acompañada nada menos que del novio (adiós a las supersticiones), montada en una bicicleta tintada de color blanco, ruedas incluidas. Los Duques de Cambridge saludaron sonrientes a los londinense tras declararse amor eterno, conduciendo él un inolvidable Aston Martin descapotable -el mismo tipo de coche que utiliza James Bond en sus películas, aunque este en concreto pertence a la colección particular de Carlos de Inglaterra-, en su trayecto desde Buckingham Palace a Clarence House. George y Amal Clooney se decantaban por su personal extravaganza a la italiana el otoño pasado, surcando los canales de Venecia a bordo de lanchas motoras antes y después de ser declarados marido y mujer. Y Poppy Delevingne organizaba a su séquito de invitados, montándolos a bordo de una flota de furgonetas Volkswagen vintage en color crema.

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Aunque obviamente la bicicleta no es apta para todas las bodas, ni para todos los novios y novias, el transporte sobre dos ruedas ha hecho un fuerte comeback en los últimos años, también casi siempre con modelos vintage, que se utilizan como transporte y como elemento decorativo por igual. Un ejemplo: a la hora de hablar de los novedosos food trucks, algunas variantes, en espacios pequeños o que no disponen de grandes explanadas al aire libre, cambian el coche con motor por un corner con una bici o una motocicleta. Las motos con sidecar son vistosas y permiten hacer una entrada o salida divertida de la Iglesia, si los trayectos son cortos, y resultan, desde luego, mucho más económicas que un coche de alta gama. El vestido, eso sí, debe ser acorde y a poder ser muy cómodo, con falda 'midi' o corta, o pantalones, como Solange. Tanto la bicicleta como la moto con sidecar son ideales para bodas en el campo o en ciudad y de carácter civil. Cuidado, eso sí, con tropezones y posibles accidentes, además de tener un ojo puesto en el maquillaje, el calzado y el peinado, y nunca olvidarse del casco: si vas a montarte en moto en el día de tu boda, mejor hacerlo con el pelo suelto.

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El toque español: sin perder de vista el estilo 'retro', en las bodas de hoy triunfan los modelos de coche que comentábamos anteriormente (sobre todo los SEAT fabricados entre los años 1957 y 1973), además de los coches de caballos y calesas, que nunca han dejado de perder vigencia en ciertas Comunidades Autónomas. Las fotos en carruaje son espectaculares, y, como el descapotable, permiten a los novios saludar a los invitados sin bajarse del coche. Este tipo de transporte es uno de los grandes favoritos de los royals europeos: este mismo verano hemos visto a una de las parejas del año, Carlos Felipe de Suecia y Sofia Hellqvist, haciendo uso del coche de caballos después de un romántico 'sí quiero', recorriendo en él las calles de Estocolmo, tal y como hicieron las hermanas mayores del príncipe, Victoria y Magdalena de Suecia, en sus respectivas bodas. Inolvidable, también, la State Landau nupcial elegida por los Duques de Cambridge (la pareja se montó en varios tipos de vehículo diferentes el día de su enlace enlace), la misma que usaron en su día Carlos y Diana de Gales; aunque sin duda la más imponente de todas las carrozas relaes en todos estos años ha sido la de Guillermo y Máxima de Holanda, datada de 1898, y que en su día inspiró al mismísimo Walt Disney para las carrozas 'principescas' de sus películas.

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Para los expertos en esto del motor, el descapotable es la opción preferida: el campeón de Fórmula 1 Nico Rosberg dio el 'sí quiero' el año pasado en Mónaco a su novia Vivian Sibold, y eligió para la ocasión un Mercedes convertible de los años 60, en color azul y con interior en crema, y completamente cuajado de flores. El Principado parece reunir a muchos de los amantes de este tipo de vehículos: Grace y Rainiero de Mónaco ya recorrieron las calles de Montecarlo a bordo de un descapotable bicolor el día de su boda, en abril de 1956, mientras que Alberto y Charlene de Mónaco se decantaron por un sedán híbrido LS 600h de Lexus en su propio enlace, hace sólo un par de años.

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