La defensa del médico de Michael Jackson comienza a llamar a sus testigos, ¿cuál será su estrategia?

Los abogados de Murray han visto cómo en el último mes la acusación desmontaba sus principales argumentos

Por hola.com

Ha pasado ya un mes desde que arrancó en Los Ángeles el juicio por la muerte de Michael Jackson y ha comenzado ahora el turno de la defensa del doctor Murray. Si bien en las últimas semanas la acusación ha tratado de demostrar que el médico, a consecuencia de una mala praxis, se excedió en la dosis de propofol que le administró al artista, la defensa sostiene los argumentos contrarios. Los abogados del doctor han defendido siempre que fue el propio Jackson quien se suministró más anestésico, al que era adicto según ellos, en el momento en que se quedó solo en su habitación. Sin embargo, la fiscalía lo ha rebatido, presentándolo como algo imposible. ¿Cambiarán su estrategia?

De momento ha subido ya al estrado el doctor Allan Metzger, de medicina general y reumatólogo, que afirmó haber sido durante algunos años "el médico principal" del cantante y de sus hijos y declaró que visitó a Jackson poco más de dos meses antes de su muerte cuando le habló de su gira de conciertos. “Estaba emocionado. Me habló de su entusiasmo pero también de su miedo. Tenía miedo porque era una gran responsabilidad y no quería hacer un mal trabajo. Estaba preocupado por su alimentación, quería estar saludable". Confirmó que tenía problemas de insomnio “desde hacía tiempo” y que le pidió que le recetara un medicamento para dormir" que se administrara vía intravenosa” (no mencionó el nombre propofol pero sí insinuó que quería un anestésico). Metzger se negó y le advirtió de los peligros: “Le dije que ningún anestésico debe administrarse vía intravenosa fuera de un hospital”.

Después subió al estrado Cherilyn Lee, una enfermera que trataba a Michael con vitaminas y nutrientes “por vía intravenosa” para aumentar su energía. Cuando ella conoció a Jackson, este tenía “buena salud” y pese a que se quejaba de problemas de sueño estos “no parecían graves”. En el mes de abril, dos meses antes de fallecer, la enfermera dijo que él se quejó abiertamente de esto: “Me dijo: 'No puedo dormir y todos los productos naturales que me recomiendan no me hacen nada. Cuando duermo, quiero dormir todo seguido'. Le recomendé que se hiciera estudios del sueño pero me dijo que no podía, que no tenía tiempo”. Una noche ella le observó y confirmó que tras quedarse dormido entre las 22 y 23 se despertó a las 3 de la madrugada.

Uno de los testimonios más esperados de la defensa es el del médico Paul White, que ha publicado varios estudios sobre propofol y es muy crítico con su colega Steven Shafer, que testificó para la acusación. Shafer, experto mundial en anestesiología y concretamente en propofol, aseguró que Murray cometió “violaciones atroces a su profesión”, entre ellas abandonar al paciente dejándolo conectado a una vía intravenosa abierta. Afirmó que Murray mintió a la policía en cuanto a las dosis de sedantes que había dado al artista esa noche. Según el contundente testimonio del experto, Jackson recibió cuatro veces más propofol y diez veces más lorezapam de lo que se manejaba hasta ahora. Shafer además refutó, uno a uno, los alegatos de la defensa: los abogados de Murray decían que Jackson había bebido una dosis extra de propofol cuando el doctor se alejó de él -tesis que abandonaron luego- y Shafer demostró que esta droga no causa efecto vía oral. “La gente simplemente no se despierta de la anestesia con la capacidad de darse una inyección” declaró Shafer.

White calificó ante los medios el testimonio de Shafer como “lamentable”, palabras por las que se ganó una reprimenda del juez del caso Michael Pastor. El duelo y la polémica están servidas. ¿Logrará la defensa sus objetivos?