Su llegada a la fiesta que una conocida revista femenina había organizado para entregar sus premios coincidiendo con la inauguración de la Pasarela Cibeles causó la mayor expectación de los últimos tiempos. Victoria Beckham asistió finalmente a su primer acto social en Madrid. Lo hizo acompañada por madre, no por su marido, David Beckham, como la mayoría de los presentes esperaba, y con la condición, según parece, de que la prensa no la importunase en exceso.
La ex Spice Girl, que lució para la ocasión un traje plateado de Dolce&Gabbana recibió la distinción ‘Mujer Elle Internacional, galardón que agradeció amablemente, aunque con semblante serio. Quizá en un intento de acallar los rumores que se han disparado en los últimos días sobre su desencanto con su nueva vida en la capital española, en su breve discurso Victoria hizo hincapié en la bienvenida que se le ha dispensado. Su ausencia en los últimos días había provocado todo tipo de comentarios sobre una supuesta crisis en el matrimonio Beckham, motivada porque a la esposa del futbolista no le agrada vivir en España, algo que la pareja se apresuró a desmentir recientemente con un comunicado. Ella está centrada ahora en el relanzamiento de su carrera musical, por lo que reparte su tiempo entre Gran Bretaña y España, tal y como hace un tiempo manifestó que sucedería.
La pareja y sus hijos, Brooklyn y Romeo, seguirán por el momento viviendo en un céntrico hotel ya que finalmente han desechado alquilar el palacete de la finca ‘Las Encinas’ que habían elegido como primera opción para establecer su hogar. Tal y como reconocía la esposa del jugador del Real Madrid en la fiesta de Elle siguen buscando "con paciencia. Es difícil encontrar una que se adapte a nuestras necesidades". Victoria reconocía también a declaraciones al periódico ABC que aún siguen adaptándose a su vida en Madrid, pero que son muy felices aquí: "Nos gusta mucho". Madrid es exactamente como me imaginaba. No ha habido sorpresas", y añadía que había asistido a la fiesta con su madre porque aún no conoce a demasiada gente.
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