El fabuloso look de gala de Máxima: un vestido con curioso nombre y tiara con historia

Junto al rey Guillermo, la Reina participa en una cena con motivo de la visita del presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la primera dama, Brigitte

Por Luis Javier Merino

El presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron, y la primera dama, Briguitte, han viajado hasta Países Bajos para participar en una visita de Estado. Allí, el matrimonio participó ayer en un par de actos junto a los reyes Guillermo y Máxima, siendo el colofón una cena de gala en el Palacio Real de Ámsterdam. Para la ocasión, la Reina, que siempre goza de un inspirador estilo a la hora de vestir, mostró su imagen más royal con una joya histórica que marcó su puesta de largo ante la realeza europea y que complementaba a un fabuloso vestido, al que acompaña una anécdota y un más que curioso nombre.

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Un nuevo vestido rojo de gala que enamora

Para esta cena con el matrimonio Macron, Máxima de Países Bajos apostó por un vestido de estreno. En concreto, un diseño en poderoso color rojo, que presentaba escote barco, mangas largas con abullonado XXL muy dramático, cuerpo encorsetado y falda larga en línea trapecio. Esta creación lleva el sello del modisto danés Claes Iversen, uno de los favoritos de la Reina. Y, como recoge este en su perfil social, este modelo recibe el nombre de 'Princesa Amor' y tiene una curiosidad: de cada colección, el mismo Claes confecciona una de las creaciones y esta es la que eligió para hacer en esta ocasión "con ayuda y apoyo del equipo".

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-El estilo de Máxima de Países Bajos

Una tiara con historia que transformó

El debut con tiara ante la realeza europea de Máxima tuvo lugar el 25 de agosto de 2001 con motivo de la boda en la Catedral de Oslo del príncipe Haakon, heredero al trono de Noruega, y Mette-Marit. En aquella ocasión y sorprendiendo por lucir calzado plano, la actual reina de Países Bajos adornó su cabeza con la tiara de flor de lis, que pertenece al joyero de Orange y presenta motivos florales de diamantes engastados en platino.

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Sin embargo, aquel verano, optó por una versión sencilla de esta joya, pues prescindió de las siete perlas en forma de lagrima que la coronan, las cuales podrían haber sido adquiridas por la princesa Amalia en el siglo XVII. En su encuentro con los Macron, sí que vemos estas perlas, las cuales coordina con sus pendientes a juego y una gargantilla.