¿Qué podemos hacer si dos perros que viven juntos se pelean?

Es muy importante estar atento a este tipo de comportamientos, ya que, si son repetitivos, significan un problema de conducta, que puede derivar en problemas también con el humano

Por Pilar Hernán

Al igual que el roce humano puede llevar a situaciones tensas, el roce entre perros que conviven también. Así es, tal y como nos explica Nuria Gómez Constanzo, experta veterinaria de Clinicanimal, la red de centros veterinarios de Tiendanimal. “El comportamiento natural de los perros es, por lo general, territorial. Si en algún momento sienten que se les invade su espacio, se pueden sentir amenazados y atacados, lo que puede derivar en alguna pelea cuando comparten el mismo espacio con otros canes”, nos detalla la veterinaria, que añade que esta agresividad se puede ver reflejada en gruñidos, ladridos y mordiscos. “Es muy importante estar atento a este tipo de comportamientos, ya que, si son repetitivos, significan un problema de conducta, que puede derivar en problemas también con el humano”, nos dice.

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¿Cuáles son las posibles causas de que esto suceda?

La experta insiste en una idea: si se detecta agresividad constante de un perro hacia otros esto indica que puede estar relacionado con un problema de conducta. Sin embargo, hay ciertas situaciones y casuísticas que pueden desencadenar conflictos entre los canes.

  • Por ejemplo, cuando se van a presentar dos perros es importante hacerlo en un lugar neutral, que no sea el territorio fijo de ninguno de los dos, dando un paseo, siempre atados con collar y correa al menos al principio, y premiándoles con snacks cuando tengan gestos positivos y de cercanía entre ellos.
  • Otro factor puede ser la edad. Los cachorros suelen tener mucha energía en contraposición a los perros mayores y, si estos últimos están cansados o enfermos, van a ser menos receptivos a interactuar de una forma amable.
  • También es importante tener en cuenta los antecedentes del nuevo perro del hogar. Si es un perro que ha sido maltratado o que no ha podido relacionarse con otros canes durante su infancia/juventud es muy posible que tenga mayor dificultad para que adquiera confianza tanto con sus compañeros canes como con los humanos.
  • Asimismo, hay que tener en cuenta el sexo del perro y cómo puede derivar en conflictos: el celo de las hembras puede alborotar el estado de los machos y generar posibles peleas por ello.
  • En cualquier caso, no debemos confundir la territorialidad de los animales con agresividad. Es usual que los perros tiendan a proteger su territorio y sus ‘’recursos’’ (comida, cama, juguetes…) frente a otros canes que consideran extraños, pero esta conducta suele poderse reconducir sin problema, haciendo que los animales convivan en total armonía. Si esta conducta no se reconduce, deberemos acudir a un experto en comportamiento animal.

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Una cuestión de costumbres

Le planteamos a la experta si estas peleas entre perros que viven juntos pueden ser algo que suceda al principio, en el caso de que uno ya viviera con nosotros y el otro no, pero que, poco a poco, se reconduzca. “Efectivamente, es una cuestión de costumbre. Es importante que el perro se familiarice poco a poco con su nuevo compañero”, explica la veterinaria, que añade que el factor de conciliación y mediación humana es determinante. Se debe tener paciencia con el animal en este proceso y enseñarle a respetar su propio espacio y el de los demás.  

“También es importante tener rutinas similares con los animales convivientes; consentirlos de la misma forma y al tiempo para no parecer que hay algún favoritismo; sacarlos a pasear al tiempo, proveerles de juguetes en la misma cantidad, que cada uno tenga un espacio de descanso similar, etcétera. En caso de que la agresividad no descienda y vaya a peor, se debe buscar la ayuda de un profesional”, nos dice.

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Cómo solucionar el problema

En el caso de que nos enfrentemos a este problema, ¿qué estrategias tenemos a nuestro alcance para solucionarlo? “Cuando la agresividad se vuelve recurrente es aconsejable buscar ayuda de un profesional especializado en este tema. La situación puede desembocar en un ataque mayor y ya no solo entre los perros, sino también hacia nosotros, los humanos”, sugiere Nuria Gómez Constanzo.

Y mientras llega la ayuda profesional, de un etólogo, que es lo recomendable, el riesgo de agresividad se puede ir mitigando con estos consejos:

  • Evitando las situaciones en las que el perro se pone agresivo.
  • Desviar la atención del animal con algún ruido o señal que le distraiga de esa tensión.
  • Retirar objetos que puedan estar en discordia.
  • Mantener la calma y no reñir, pues se puede confundir con una autorización de ataque.

“En caso de pelea, una forma de separar a dos perros puede ser rociándoles con agua en la cabeza, al menos para poder agarrarlos y separarlos. No obstante, nunca debemos meter las manos entre los dos perros ni abalanzarnos sobre ellos, lo único que podemos hacer es agarrar a los animales de las patas traseras e intentar darles la vuelta (como si quedaran con la barriga hacia arriba), de manera que pierdan el equilibrio y se desenganchen (siempre que haya al menos dos personas, una por animal)”, nos dice.

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¿Puede ser que estén jugando?

“Los perros no dejan de ser animales, su agresividad puede ser una forma natural de protección de sí mismos y de quien consideran parte de su manada. Pueden existir momentos de agresividad puntual, por alguna molestia que sientan. Un juego puede desencadenar en una agresión si se sale de control, aunque no suele ser la norma. Un animal adulto equilibrado siempre sabrá diferenciar las señales de juego de las de agresividad, por lo que no debería nunca sobrepasarse esa barrera”, nos comenta la veterinaria, que añade que hay perros que, por su tamaño, peso e incluso raza, pueden hacer daño sin querer a otros que sean más pequeños. Pero estos casos su suelen quedar en situaciones aisladas y algún chillido puntual del animal que se ha sentido lastimado. “Recordamos que si la agresividad es una constante hay que acudir a un etólogo”, concluye.