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Los expertos dicen que no podemos ser siempre felices, que la felicidad permanente no es posible, sino que esta consiste en pequeños momentos de gran gozo. Lo que sí podemos conseguir es un grado de bienestar y de paz interior con el que nos sintamos satisfechos con la vida que tenemos. Una grata sensación de que estamos bien, 'a gusto con la vida'. 

¿Cómo podemos conseguirlo? Como sugiere Ixi Ávila, una de las maneras es haciendo todo aquello que active las hormonas de la 'felicidad'. Son cuatro y la buena noticia es que no hay que tirarse en paracaídas, ni dar la vuelta al mundo, ni tener miles de seguidores o ser famosa. Hay pequeños gestos cotidianos que segregarán estas sustancias. 

 

Las funciones del 'cuarteto de la felicidad' 

Como decíamos, cuando pensamos en la felicidad, la imagen que nos viene a la cabeza es un estado condicionado por factores externos que, lo más seguro, es que no controlemos. Por ejemplo: cuando me toque la lotería seré feliz, en este nuevo piso conseguiré la felicidad, etc. Es posible que estas cosas nos aporten buenos momentos, pero lo que buscamos es un estado de plenitud. Para ello, una buena forma es activar estas sustancias que funcionan como drogas naturales para nuestra felicidad.

Dopamina. Es un neurotransmisor que ayuda a controlar los centros de recompensa y de placer del cerebro. Cuando se activa, aumenta nuestra energía y motivación.

Endorfinas. Son neurotransmisores que hacen la función de analgésicos naturales, generando bienestar. Cuando liberamos endorfinas sentimos felicidad, euforia y determinación. 

Serotonina. Es un neurotransmisor que se libera cuando nos sentimos socialmente reconocidas/os. También cuando saciamos necesidades básicas como comer. Cuando nuestro nivel de serotonina es alto nos sentimos seguras/os y en paz. 

Oxitocina. Es un neurotransmisor conocido como la ‘hormona del amor’. Somos seres sociales y necesitamos sentirnos conectados. La oxitocina ayuda a reducir los niveles de cortisol (hormonas del estrés) y, por tanto, a reducir la ansiedad. Cuando tenemos un buen nivel de oxitocina, estamos más preparadas/os para gestionar nuestro entorno. 

A continuación, Ixi Ávila nos sugiere algunas de las actividades que nos ayudarán a segregar el cuarteto de la felicidad. 

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Duerme 

Dormir es fundamental en la vida. Favorece la buena función del cerebro, protege la memoria, te hace sentir bien y cuando dormimos las horas necesarias, recargamos los niveles de dopamina. Es mucho más fácil estar motivados cuando hemos descansado. 

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Come chocolate

Y huevos, frutos secos, aguacate, plátano... todos estos alimentos contienen tirosina, una sustancia clave para la segregación de dopamina. Pero ten cuidado con los alimentos ricos en azúcar. Es decir, la bollería, los ultraprocesados, etc. Te dan un chute de dopamina, que baja con la misma rapidez que sube. 

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Completa las tareas que tengas en marcha

¿No te ha pasado que cuando has terminado de ordenar el armario te sientes bien, tranquila, como si te hubieras quitado un peso de encima? También tiene 'la culpa' la dopamina. Ávila te aconseja que completes las tareas pendientes. Empieza poco a poco, con cosas pequeñas. Cuando dividimos algo grande en pequeñas partes, es más fácil que liberemos dopamina. 

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Escucha música

¿Alguna vez has estado triste y al escuchar una canción que te encanta has empezado a sonreír sin poderlo evitar? Ahí está, al escuchar música que nos agrada, segregamos dopamina.

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Haz ejercicio 

Mover el cuerpo es lo mejor que podemos hacer si queremos activar el cuarteto al completo. Cuando hacemos ejercicio liberamos dopamina y al resto de las hormonas del bienestar: endorfinas, serotonina y oxitocina. Nuestro cerebro nos recompensa cada vez que movemos a su gran compañero, el cuerpo.  

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Ten orgasmos

Es una manera de segregar endorfinas. De hecho, cuando alcanzamos ese placer que proporciona el orgasmo, el cuerpo se sana. No quiere decir esto que curen enfermedades, pero sí te hacen sentir bien. ¿Eso ya lo sabes, verdad? 

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Come picante

Ante el dolor o incomodidad que se produce al comer algo que pica mucho, las endorfinas entran en acción para calmar esa sensación y nos proporcionan placer.

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No te olvides de reír o sonreír

Tanto al sonreír como al reír liberamos endorfinas especialmente cuando llegamos al punto de reír hasta que duela o ‘morirnos de la risa’. De hecho, la sensación de bienestar con la que acabas después de una buena carcajada perdura. Por lo que tienes que intentar reír todo lo posible, una risa franca, sonora. 
 

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Llorar también es bueno

Las lágrimas también curan. Llorar es un mecanismo del cuerpo para aliviar el dolor, aquí entran en juego de nuevo las endorfinas. Si lloramos de pena, las endorfinas nos ayudarán a calmarnos. Si lloramos de alegría, las endorfinas se dispararán. Qué sensación más bonita: llorar de alegría.

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Deja el alcohol

Esto no significa que no te puedas beber una copita de vino o una caña, pero es importante saber que a los tres minutos de beber alcohol, los niveles de serotonina del cuerpo caen en picado. El comportamiento agresivo está relacionado con el alcohol, ya que al reducirse la serotonina se desactivan los frenos naturales del comportamiento.

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Exponte a la luz del sol

Exponerse al sol con precaución es pura vitamina. Al recibir la luz y el calor del sol liberamos serotonina y nos sentimos a gusto. Eso sí, controla la exposición solar, puesto que aunque sea saludable, también puede ser dañino si te pasas o no te proteges. 

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Busca reconocimiento social 

Pero del bueno, del real, no del de las redes sociales, que perjudican tu atención externa y hace que baje la serotonina. Lo importante es que te rodees de aquellas personas que te reconocen genuinamente, las que te quieren de verdad. Haz que tu mundo real sea más poderoso que el mundo virtual. Es fundamental para que la serotonina se mantenga arriba.

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Come sano

El 80% de la serotonina producida por el cuerpo se genera en el intestino. Por eso nuestros niveles de serotonina están totalmente relacionados con el hambre que tengamos. Importante diferenciar entre hambre emocional y hambre real. No comas para anestesiar.

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Sé compasiva, ayuda 

Cuando ayudamos segregamos oxitocina al sentirnos conectadas/os. Si crees que tus niveles de oxitocina están bajos, ¿por qué no sorprendes o haces un regalo especial a alguien que quieres?

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Palabras de afirmación y amor

Rodéate de aquellas personas que aporten cosas positivas a tu vida, que te valoren y que te apoyen, que te recuerden por qué estáis juntas. Cuando escuchamos un halago de alguien que valoramos, nuestra oxitocina sube automáticamente. 

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Desahógate

Está comprobado que intentar suprimir emociones no nos hace ningún bien. Al desahogar nuestras emociones por medio de las lágrimas no sólo segregamos endorfinas sino también oxitocina.

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Los abrazos curan 

Cuando nos sentimos mal, buscamos el abrazo del otro para reconfortarnos. Tiene una explicación, el contacto físico libera oxitocina. También las caricias, los besos y, como no, el sexo. 

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