Consejos útiles
1. Preguntar al médico y al farmacéutico. Como hemos apuntado son muchos los medicamentos que reaccionan de forma adversa a la luz solar, y algunos son bastante comunes. Por ello, tras la prescripción de algún fármaco, el primer paso debe ser siempre consultar al médico y al farmacéutico de confianza. Estos profesionales sabrán indicar si la medicina tiene alguna contraindicación o si obliga a tener más precauciones durante el verano. Igualmente, si se trata de algún producto sin receta, sabrá si existe una alternativa no fotosensibilizante.
2. Utilizar protector solar. Hay que hacerlo siempre para evitar múltiples problemas de salud: quemaduras, envejecimiento prematuro, manchas cutáneas, melanoma... Pero es imprescindible durante el tratamiento con un fármaco fotosensibilizante. No te descuides en los días nublados y reaplica la crema solar cada dos horas.
3. Evitar las horas centrales del día y proteger la cabeza y los ojos. Para reducir el riesgo de una reacción fotosensibilizante, hay que evitar estar al aire libre expuestos al sol entre las 12 y las 17 horas. Además, cuantas menos áreas del cuerpo estén expuestas a la radiación, menor riesgo habrá. Por eso es una buena opción usar prendas de manga larga y de colores oscuros para proteger los brazos y las piernas. Y hay que prestar atención a zonas que en ocasiones descuidamos y que siempre están expuestas, como la cabeza y los ojos: sombrero o gorra y gafas de sol son indispensables.
4. Atenta a cualquier alteración en la piel. Si se observa algún síntoma de quemadura solar, hay que consultar al médico para que valore retirar el medicamento.
5. Si el medicamento es de una toma diaria, mejor por la noche. En el caso de que tengas que tomar tu fármaco una vez al día, consulta con tu farmacéutico o el médico, pues puede ser una buena opción dejar la dosis para la noche. De esta forma, el compuesto fotosensibilizante estará menos presente en el cuerpo cuando se vaya a exponer de nuevo a la luz al día siguiente.
6. Añadir alimentos o suplementos ricos en antioxidantes. Las células se pueden dañar y envejecer por distintos motivos, y uno de ellos es por los radicales libres, unas moléculas que se liberan de forma natural durante las reacciones químicas del organismo. En exceso, producen envejecimiento prematuro. Los antioxidantes ayudan a equilibrar la cantidad de radicales libres y frenan el daño que producen a las células y su envejecimiento. Y es que hay que tener en cuenta que algunas de las reacciones fotosensibilizantes derivan precisamente de la formación de radicales libres. Por eso, puede ser de utilidad incrementar la ingesta de antioxidantes si se toma un medicamento fotosensibilizante. ¿Cómo podemos conseguir antioxidantes? Podemos recurrir a suplementos, pero también tienes que cuidar tu dieta, pues están presentes en muchas frutas y verduras. Por ejemplo, algunos de los alimentos más ricos en antioxidantes son los frutos rojos, la alcachofa, las espinacas o la zanahoria.