¿Cómo es la vida de una persona con trastorno obsesivo compulsivo?
En realidad cualquier problema de salud mental impacta en la vida de la persona de una forma negativa. En el trastorno obsesivo compulsivo observamos que la persona que lo padece lo hace con mucho malestar, y esto es requisito indispensable para el diagnóstico: en algún momento la persona debe haber sentido malestar por sus pensamientos obsesivos.
Obviamente, sentir que tus pensamientos son tu enemigo, irracional pero al que sucumbes al fin y al cabo, puede generar sentimientos de pánico, culpa, tristeza, etc. La duda puede aparecer de modo que el paciente puede encontrarse confuso acerca del nivel de realidad de sus pensamientos. Por otro lado, si no llevan a cabo sus rituales, la ansiedad es elevada.
Para entenderlo mejor, pensemos en una persona aleatoria que piensa que ha de tocar el pomo 5 veces cada vez que sale por una puerta, porque si no le viene la imagen obsesiva recurrente de su familia sufriendo algún daño. Sabe que no tiene sentido, pero…¿y si no toca el pomo?, ¿podría pasarle algo a su familia por su culpa?.
Es el trastorno de ansiedad más grave, tiende a cronificarse y necesita de un tratamiento psicológico y, en ocasiones, farmacológico. Siguiendo ambos, se puede tener una vida adaptada y pueden mitigarse mucho los síntomas. Es un trastorno que suele tener mucho síntoma residual, pero puede llegar a un punto en que la mayoría de ellos hayan desaparecido.
En cambio, la persona con trastorno de personalidad obsesivo compulsivo, no siente un malestar hacia su forma de ser, pensar o comportarse. Más bien puede pensar que son los demás los que están equivocados. Pero sea como fuere, estas personas tienen malestares asociados al trastorno, como alteraciones del estado de ánimo, problemas sociales, de adaptación, etc. Suelen tener muchos ámbitos de su vida afectados.
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