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Ansiedad, estrés, depresión... son algunos de los problemas que el yoga puede ayudarte a tratar. De hecho, los expertos aconsejan practicar esta disciplina milenaria como tratamiento alternativo a los trastornos de salud mental que podemos sufrir bien ocasionalmente, o de forma crónica. Por ello, en este día, el 'blue monday' considerado popularmente como el más triste del año, aunque científicamente no hay ningún motivo que lo avale, vamos a recomendarte algunas posturas de yoga fáciles que pueden venirte bien cuando más nerviosa estés. Carmelo Pelegrín, director y coordinador de entrenadores de Impulsafit te recomienda estas asanas que te ayudarán a encontrar un poco de paz entre tanta incertidumbre, preocupaciones y situaciones que no te dejan estar tranquila. 

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¿Por qué nos relaja el yoga?

A través de la combinación de posturas físicas, respiración controlada y meditación o relajación, el yoga disminuye la presión arterial y la frecuencia cardíaca con lo que se consigue reducir el estrés y llevarnos a estados más relajados.

Además, con las sesiones de yoga, aumenta nuestra sensación de felicidad ya que el cuerpo logra un incremento de la dopamina y la oxitocina, con lo que mejora notablemente la relajación y bienestar y con ello la forma de ver los problemas y aspectos de la vida que nos causan estrés, hacia una visión más positiva y conciliadora. Claro está que estos beneficios se derivan de una práctica regular.

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El yoga contribuye a tratar la depresión

El yoga es un ejercicio muy adecuado para lograr mejorar los síntomas diarios de la depresión

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que presenta síntomas continuos como tristeza, melancolía, infelicidad, derrumbamiento... Aunque muchas personas se pueden así en momentos puntuales, no puede considerarse depresión si no se prolonga en el tiempo. La depresión, de hecho, es una enfermedad. La tristeza es una emoción que todos podemos sentir. 

Las personas que sufren depresión experimentan una reducción de la dopamina y la serotonina. Estas sustancias, que participan en la sensación de bienestar, pueden estimularse al practicar yoga.  De hecho, como nos explica Carmelo Pelegrín, de Impulsafit, la realización de sesiones de yoga regulares mejora enormemente estos neurotransmisores hacia un mejor bienestar de cuerpo y mente. 

El déficit de dopamina crea apatía, fatiga, cambios de humor, aburrimiento...y el déficit de serotonina provoca desánimo, pérdida de apetito y sueño, alteraciones de la temperatura corporal y del comportamiento social.

Por todo ello, el yoga puede ser un buen ejercicio para practicar como complemento al tratamiento que el médico te prescriba si tienes depresión. 

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Postura del cadáver (Savasana)

Es una posición sencilla que habitualmente se usa para finalizar las posturas de yoga, pero muy efectiva para relajarse y para controlar los pensamientos. 

Nos tumbamos boca arriba, con piernas y brazos separados, las palmas de las manos hacia arriba y relajando todo nuestro cuerpo, desde los pies hasta la cabeza, se va relajando nuestra mente también, sintiendo así una fuerte sensación de alivio.

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Postura del loto (Padmasana)

Una de las más útiles a la hora de relajarnos, ya que es por excelencia la mejor postura para realizar ejercicios de meditación. 

Hay que colocarse sentados con el pie sobre el muslo contrario tratando de acercarlos a las ingles y manteniendo la planta del pie hacia arriba. Las manos las colocamos hacia arriba, relajadas sobre las rodillas y uniendo pulgar y dedo índice. Podemos mantener esta posición mientras hacemos ejercicios de relajación o relajación.  

Es una postura que depende de la flexibilidad de cada una, por ello, no te preocupes si no realizas bien la postura, se trata del acto y poco a poco irás logrando mejorar las poses con la práctica. 

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Postura del perro boca abajo (Adho Mukha Svanasana)

Es un gran clásico del yoga, y una de las asanas del saludo al sol. Esta postura completa representa un vínculo entre muchas asanas.

La clave está en estirar y abrir la espalda, las piernas y a la vez lograr relajar el diafragma, logrando así relajarse de verdad

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Postura del niño (Balasana)

Nos colocaremos de rodillas abriéndose al ancho de nuestras caderas, juntando los pulgares de los pies y sentándose sobre los talones con la espalda recta. 

Alargamos el coxis lo máximo posible llevando la frente a tocar el suelo tratando que el pecho se apoye en las rodillas. Colocando los brazos hacia atrás y las palmas de las manos hacia arriba sobre la altura de los pies, toca relajarse y observar la respiración.

Esta es otra de las posturas de yoga que suelen realizarse después de una asana más exigente. La postura del niño (o de la hoja plegada) invita a la relajación. 

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Bebé feliz (Ananda Balasana)

La postura de bebé feliz estira la columna y los músculos de la ingle. Calma el cerebro y, con la práctica, reduce el estrés.

Acuéstate boca arriba y al exhalar lleva las rodillas al pecho. Cuando inhalas agarra tus pies con las manos y abre un poco tus rodillas llevándolas hacia tus axilas. Mantén esa posición durante unas 20 respiraciones y vuelve a empezar.

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El guerrero (Virabhadrasana)

Fortalece la cadera activando las piernas y los glúteos para mejorar el equilibrio. Colócate de pie y separa los pies unos 5 o 6 centímetros. Seguidamente da un paso al frente con la pierna derecha, dejando quieta la izquierda formando un ángulo de 90 grados, quedando la rodilla a la altura del tobillo elevando y estirando los brazos de forma vertical. 

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