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En estos tiempos de covid-19, hemos querido poner en el punto de mira otra enfermedad que también se manifiesta con la tos como uno de sus síntomas principales. Hablamos de la tosferina (también llamada pertusis), una infección de las vías respiratorias sumamente contagiosa. "Se caracteriza por una tos seca intensa seguida de sonidos agudos en la garganta conocidos “gallos” y que parecen similares a gritos agudos. Está causada por una bacteria que se encuentra en la boca, la nariz y la garganta de las personas infectadas. La tos ferina puede comenzar con síntomas similares a los del resfriado común o a los de una tos seca que progresa hasta llegar a episodios de tos severa. Cuando una persona infectada estornuda o tose, pequeñas gotitas que contienen la bacteria se mueven a través del aire directamente o en forma de aerosol. Por ello esta enfermedad se propaga fácilmente de una persona a otra”, nos detalla el doctor Manuel Baca, pediatra especialista en neumología y miembro de Top Doctors.
 

¿Por qué se la llama la tos de los 100 días?

Tal y como nos explica el especialista, en China, la tosferina es conocida como “la tos de los 100 días”. Detalla que hay cuadros leves con una forma de enfermar menos grave, y con ausencia de síntomas típicos como es el “gallo” tras la crisis de tos. Suele ocurrir en los adolescentes y en los adultos, y sobre todo si recibieron en su día la vacuna contra la tosferina. “La referencia de los 100 días está determinada porque los espasmos de tos pueden continuar por hasta 10 semanas o más. Por todo ello en Oriente se le conoce con este nombre”, nos cuenta.

 

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¿Qué la causa y cómo se diagnostica?

El doctor Baca apunta que la causa es una bacteria, tipo bacilo, del género Bordetella, llamado Bordetella Pertusis, que es especialmente lesiva para el aparato respiratorio. “Produce inmunidad, pero ésta va disminuyendo con el tiempo, por lo que se puede volver a padecer la enfermedad. Otras Bordetellas como parapertusis, bronquioséptica y otros agentes infecciosos como el Mycoplasma, así como una gran diversidad de virus, pueden originar tos prolongada, pero ninguno de ellos es tan severo como en la tosferina”, puntualiza.

¿Cómo se diagnostica esta enfermedad?

El diagnóstico se realiza fundamentalmente por la sintomatología. Con mucha frecuencia es un diagnóstico difícil, sobre todo si:

1) Está en periodo asintomático.

2) Está en fase catarral común a cualquier síndrome gripal.

3) Hay el antecedente desorientador de que ya pasó la tosferina o incluso de que esta correctamente vacunado.

4) Es un lactante sin tos o un adolescente o adulto con poca tos y poco característica, pero que contagia como cualquier otro cuadro de tosferina.

Por eso, el doctor nos cuenta que el diagnóstico en sus etapas iniciales puede ser difícil porque sus signos y síntomas se parecen a los de otras enfermedades respiratorias frecuentes, tales como catarros, la gripe o las bronquitis. “El dato más fidedigno es el hallazgo de la Bordetella Pertusis en las secreciones faríngeas, es decir un cultivo nasofaríngeo. Se toma una muestra con un hisopo o una muestra por succión de la región donde se unen la nariz y la garganta (nasofaringe). La muestra luego se analiza (cultivos, PCR, etc)”, nos explica el doctor, que matiza que, en ocasiones, eso sí, es  necesario completar el diagnóstico con alguna de las siguientes pruebas:

-Análisis de sangre. En una muestra de sangre podemos comprobar la cantidad de glóbulos blancos, sugerentes de una infección. No es específico para la tosferina.

-Una radiografía de tórax. Para valorar posibles complicaciones tipo neumonía.

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Así evoluciona la enfermedad

En opinión del doctor, se pueden distinguir tres periodos en el ciclo habitual de la enfermedad:

  1. Periodo de incubación. Dura entre 1y 2 semanas, en las que no se presentan síntomas. Es decir, que una vez que te contagias con la tosferina, los signos y síntomas tardarán en aparecer unos 7 a 10 días, aunque a veces puede ser más tiempo.
  2. Periodo catarral o de inicio. Por lo general, son síntomas leves al principio y se parecen a los del “catarro común”: tos leve, seca e irritativa, mucosidad nasal, estornudos, febrícula (a veces), que se va haciendo cada vez más importantes, sobre todo por las noches y que puede llegar a provocar vómitos. La tos comienza a ser en accesos provocados por el mínimo estímulo. Cada vez la tos será más grave y en episodios rápidos y numerosos de tos seguidos de espasmos o de un “gallo”.
  3. Periodo de estado o asfíctico. Dura unas 4-6 semanas. Después de una semana o dos los signos y síntomas empeoran. La mucosidad espesa se acumula en las vías respiratorias y aparece una tos incontrolable, que llega a ser paroxística o convulsiva en accesos que se llaman "quintas": el enfermo está bien y nota que va a tener una crisis de tos, realizando una inspiración profunda y dando lugar a una tos en golpes, continua, por lo que se va poniendo colorado, azulado (cianótico) y con ojos llorosos y tiene una gran sensación malestar. Al terminar la crisis aparece una inspiración ruidosa (al pasar el aire por una faringe muy estrecha), que es lo que se llama "gallo" de la tosferina.

Es decir, el especialista en neumología nos cuenta que los ataques graves y prolongados de tos pueden:

-Provocar vómitos.
-Volver el rostro enrojecido o incluso azulado.
-Terminar con un sonido silbante y chillón agudo al inspirar el aire (“gallo”).

Nos detalla, además, que entre ataques de tos sucesivos, el paciente se suele encontrar bien. No obstante, muchas personas no presentan el característico sonido “gallo”. A veces, una tos seca persistente es el único signo que presentan los adultos y los adolescentes. Los bebés pueden no toser. En cambio, puede desencadenar pausas de apnea. “Será fundamental diferenciarla de otras enfermedades respiratorias con tos irritativa, intensa y repetida (laringitis, traqueitis, tuberculosis, fibrosis quística, etc) y muy especialmente de la presencia de cuerpos extraños inhalados en las vías respiratorias”, nos explica.

Los síntomas de la infección a menudo duran 6 semanas, en el mejor de los casos, pero pueden durar hasta 10 semanas o incluso meses.

 

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¿Cuál es el tratamiento?

En primer lugar, el paciente debe ser aislado para evitar que la infección se propague. Los lactantes requieren con frecuencia de ingreso porque están en la edad más peligrosa. Incluso a veces es necesario un “suero” (administración intravenosa de fluidos), si no puede tomar líquidos o alimentos. En cuanto al tratamiento con medicamentos, los antibióticos destruyen la bacteria causante de la tos ferina y ayudan a mejorar la recuperación. Con frecuencia requerirán antibióticos preventivos otros miembros de la familia. La tos será el síntoma más difícil de controlar.
 

Otros consejos útiles que nos da el doctor son los siguientes (muchos de ellos muy de actualidad, debido a la pandemia del coronavirus):

-Descansar mucho y bien. Sobre todo, en el caso de los niños.
-Beber abundantes líquidos. En los niños, vigilaremos datos de deshidratación, tales como labios secos, ausencia lágrimas y micción escasa.
-Realizar comidas frecuentes y pequeñas. Especialmente para evitar los vómitos con la tos.
-Mantener una ventilación adecuada de todas las habitaciones. Y muy especialmente evitar las sustancias irritantes como el humo del tabaco y el humo de las chimeneas.
-Evitar la diseminación y el contagio. Taparse la boca al toser y lavarse las manos con frecuencia; si hay poca distancia social usar una mascarilla.

¿Cuáles son sus posibles complicaciones?

Las complicaciones más graves y frecuentes son:

  • Respiratorias: bronquitis o neumonías.
  • Neurológicas: Muchas de ellas derivan de la falta de oxígeno. Concretamente la encefalopatía tosferinosa produce convulsiones, alteraciones del comportamiento o incluso coma.

Los adolescentes y adultos frecuentemente se recuperan de la esta enfermedad sin problemas. Cuando se presentan complicaciones, tienden a ser efectos secundarios de la tos agotadora, tales como: costillas fisuradas o fracturadas, hernias abdominales o pequeñas hemorragias en piel o conjuntivas por vasos sanguíneos rotos.

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La importancia de la vacunación

Las vacunas contra la tosferina ofrecen la mejor protección contra esta enfermedad que es muy contagiosa. Por eso, en opinión del doctor, conviene asegurarse de estar al día con estas vacunas. “La mejor manera de prevenir la tosferina (tos convulsa o pertussis) en los bebés, niños, adolescentes y adultos es vacunándose. Además, mantenga a los bebés, y a quienes tengan un alto riesgo de presentar complicaciones por la tosferina, alejados de las personas infectadas”, añade el doctor, que explica que se trata de una vacuna combinada que ayuda a proteger, al menos, contra tres enfermedades: la difteria, el tétanos y la tosferina o incluso frente hepatitis B, Polio e haemophilus influenza B. “Es cierto que la protección de la vacuna contra estas tres enfermedades va desapareciendo con el tiempo. Hay una vacuna de refuerzo (llamada Tdap) para preadolescentes, adolescentes y adultos, que ofrece protección contra el tétanos, la difteria y la tosferina”, nos explica.

 

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