La forma en la que recordamos el pasado y gestionamos la nostalgia es mucho más importante de lo que pensamos. Y es que recordar el pasado juzgándonos por las decisiones que tomamos en ese momento, puede generar una sobrecarga emocional en el cerebro, aumentar nuestros niveles de estrés y hacer que analicemos en exceso todo lo que pasó.
Por eso es importante mirar a la persona que fuimos con compasión y desde la perspectiva de saber que esos errores fueron, en muchos casos, fruto de una inmadurez y un desconocimiento que ya han quedado atrás. Entender que fueron esos fallos los que ayudaron a evolucionar, es el primer paso para recordar desde el agradecimiento, no desde el juicio.




