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Menopausia y redes sociales: cómo frenar la ansiedad digital y recuperar tu calma


La hiperconexión puede intensificar sofocos, insomnio e irritabilidad. Descubre estrategias sencillas para reducir el estrés tecnológico y reconectar contigo misma.


Mujer madura relajada en casa© Getty Images
26 de octubre de 2025 - 18:00 CET

Notificaciones, scroll infinito y pantallas brillantes pueden intensificar sofocos, insomnio e irritabilidad en la menopausia. La buena noticia es que no tienes que renunciar al móvil: con pasos sencillos puedes reducir el estrés digital y reconectar contigo misma.

¿Por qué la ansiedad digital se intensifica en la menopausia?

La ansiedad digital —ese estado de alerta continua provocado por el uso constante de tecnología— no solo roba aún más la calma en una etapa ya vulnerable, sino que también puede intensificar los sofocos, acentuar la niebla mental y acortar las horas de sueño reparador.

Durante la transición a la menopausia, esta hiperconexión puede sentirse como una tormenta perfecta. La fluctuación de neurotransmisores y hormonas sexuales modifica la forma en que el sistema nervioso responde a los estímulos: tu cerebro está recalculando nuevas rutas, tu cuerpo se adapta a niveles hormonales cambiantes y, en medio de esta montaña rusa fisiológica, el sistema nervioso se vuelve más reactivo a cualquier sobrecarga sensorial.

Uno de los protagonistas en este desequilibrio es la dopamina, el neurotransmisor que regula la motivación y la recompensa. Las notificaciones y redes sociales estimulan su liberación de forma impredecible, manteniendo al cerebro en un estado constante de expectativa y refuerzo, lo que favorece la dependencia digital.

La ansiedad digital no solo altera tu paz mental, sino que intensifica síntomas clásicos de esta etapa como sofocos, insomnio, irritabilidad, niebla mental y fatiga persistente.

En una etapa donde los niveles de estrógeno y progesterona fluctúan, esta sobreestimulación dopaminérgica tiene un impacto mayor. La progesterona, además de su función hormonal, ejerce un efecto calmante sobre el sistema nervioso. Cuando sus niveles son bajos o inestables, disminuye la capacidad de amortiguar los picos de dopamina, lo que facilita que esta interfiera con la regulación del cortisol, la hormona del estrés. El resultado: picos de estrés digital que se traducen en mayor irritabilidad, fatiga mental y dificultad para desconectar.

Por otro lado, la caída de estrógenos impacta directamente sobre la serotonina, la hormona del bienestar, mientras que la disminución de progesterona reduce ese efecto sedante natural que antes ayudaba a bajar revoluciones”. En este contexto, un simple ping” del teléfono puede sentirse como un megáfono junto al oído.

Cuando la luz azul rompe el descanso

Si a todo esto le sumamos el impacto de la luz azul de las pantallas, el círculo se cierra. Esta luz, emitida por los dispositivos electrónicos, envía al cerebro una señal muy parecida a la del mediodía: una indicación poderosa para nuestro reloj biológico de que es momento de estar despiertos y activos. 

Mujer madura consultando su tableta por la noche© Getty Images

Por la noche, esta señal desajusta el ritmo natural del cuerpo e inhibe la producción de melatonina —la hormona que marca el inicio del descanso—, lo que retrasa el sueño y reduce su calidad y profundidad. 

Dormir menos y peor eleva los niveles de cortisol al despertar, amplificando la reactividad emocional y la sensibilidad al estrés digital del día siguiente. Así, la alteración de los ritmos circadianos causada por la luz azul no es un efecto menor: se suma al desequilibrio dopamina–cortisol provocado por el uso de redes sociales, intensificando síntomas como la irritabilidad, la niebla mental y el cansancio persistente.

El círculo vicioso: tecnología, estrés y síntomas

En esta etapa, la sobreexposición a la tecnología crea un círculo vicioso difícil de romper. El flujo constante de información activa la amígdala, ese radar interno que detecta amenazas, manteniéndote en estado de alerta incluso cuando estás en pijama. 

La falta de sueño reparador, derivada del uso nocturno de pantallas y del estrés acumulado, favorece el inflammaging: una inflamación silenciosa que acelera el envejecimiento celular. 

Además, el estrés sostenido altera la microbiota intestinal, clave para producir neurotransmisores y mantener el equilibrio hormonal. El resultado es un bucle agotador: revisas el móvil en la cama, te acuestas más tarde, amaneces con irritabilidad y fatiga, y vuelves al móvil para despejarte”, generando más estímulos, más cortisol y más cansancio.

La ansiedad digital no solo altera tu paz mental, sino que intensifica síntomas clásicos de esta etapa como sofocos, insomnio, irritabilidad, niebla mental y fatiga persistente. El exceso de estímulos digitales desequilibra los neurotransmisores, agota al sistema nervioso y desregula el sueño, afectando tu bienestar día y noche.

La buena noticia: no se trata de renunciar a la tecnología, sino de enseñarle quién manda. Aprender a regular tu exposición digital puede convertirse en una herramienta de autocuidado esencial durante esta etapa.

Mujer madura sentada en el sofá junto a su móvil en actitud pensativa© Getty Images

5 estrategias para reducir la ansiedad digital

En esta etapa de mayor sensibilidad y transformación, es clave crear un entorno digital más amable. Aquí te comparto prácticas concretas para reducir el impacto de la tecnología en tu sistema nervioso, tu descanso y tu equilibrio hormonal.

1. Crea un entorno nocturno sin pantallas

Higiene digital antes de dormir:

  • Apaga todas las pantallas al menos 1–2 horas antes de acostarte.
  • Evita mirar pantallas brillantes por la noche: si tienes que usarlas, activa el modo nocturno o usa apps que filtren la luz azul/verde.
  • Considera el uso de gafas bloqueadoras de luz azul si trabajas con pantallas de noche o haces turnos nocturnos.
  • Usa luces cálidas o tenues en casa al caer la tarde; idealmente, luces rojas. Son menos disruptivas para el ritmo circadiano.
  • Durante el día, exponte a luz natural siempre que puedas: esto fortalece tu reloj biológico y mejora tu descanso nocturno.
  • Antes de dormir, cambia el móvil por un libro, una infusión, música suave o un rato de escritura personal. 
  • Si es posible, deja el teléfono cargando fuera del dormitorio. La calidad de tu sueño lo agradecerá.

2. Recupera el control de tu tiempo online

Uso consciente en bloques:

  • Establece momentos específicos para revisar mensajes y redes: por ejemplo, tras desayunar, a media tarde y al final de la jornada.
  • Evita responder de forma automática. Ganarás presencia mental.

Cura tu feed:

  • Deja de seguir cuentas que te generan ansiedad, ruido o comparación.
  • Llena tu pantalla de contenido que inspire, relaje o sume valor real.

Propósito claro al entrar a una app:

  • Antes de deslizar por inercia, pregúntate: ¿para qué abrí esta aplicación?
  • Esta pausa consciente interrumpe el automatismo y reduce la descarga de dopamina descontrolada.

3. Protege tu atención y tu sistema nervioso

Pausas visuales

  • Cada hora, aparta la vista de la pantalla y enfoca un punto lejano durante al menos 20 segundos.
  • Esto relaja los músculos oculares y da un respiro al sistema nervioso.

Momentos sagrados sin teléfono

  • Elige algunas actividades que siempre harás sin móvil: desayunar, caminar, cocinar, hacer ejercicio o compartir con alguien.
  • Esas microdecisiones son anclas para tu salud mental.

4. Desintoxicación digital progresiva

Digital detox sin rigidez: no se trata de dejar el móvil de golpe, sino de recuperar el control gradualmente:

  • Comienza con una mañana a la semana sin redes sociales.
  • Silencia notificaciones no esenciales. 
  • Usa apps que midan tu tiempo en pantalla para tomar conciencia real.

5. Sustituye el scroll por placer consciente

Actividades que nutren: en lugar de solo quitar” el móvil, llena esos espacios con acciones que calmen tu sistema nervioso:

  • Caminar sin auriculares y observar tu entorno.
  • Escuchar música sin hacer nada más.
  • Cocinar una receta nueva.
  • Tejer, dibujar, pintar o escribir a mano.

Dedica parte del sábado o el domingo a un modo avión consciente”. Avísale a tu círculo cercano que estarás menos disponible y aprovecha para actividades creativas, encuentros presenciales o naturaleza. Notarás un cambio inmediato en tu energía y tu estado de ánimo.

 La menopausia es una oportunidad para redefinir cómo y dónde pones tu energía. Reducir la ansiedad digital no significa aislarte, sino recuperar el control sobre tu tiempo y tu mente.

Recuerda: desconectarte de la pantalla es reconectarte contigo misma.

REFERENCIAS

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