Fuen Albaladejo ha pasado unas fantásticas vacaciones con amigos en Tailandia. Desde que regresó, se traslada al país asiático por medio del paladar, preparándose cada mañana un delicioso smoothie de mango, que allí se toma con regularidad. Sin embargo, la creadora de contenido ha reconocido a sus seguidores que "como en casa en ningún sitio" y ha compartido las tostadas con jamón ibérico típicas de la dieta mediterránea que ha tomado para desayunar.
Son una buena opción según los dietistas- nutricionistas pero hay que saber qué jamón elegir. También es importante con qué lo combinas y la frecuencia con la que lo eliges. Te contamos todos los detalles para que le saques el máximo partido nutricionalmente y lo disfrutes como merece.
¿Es sano el jamón en el desayuno?
Antonio Andújar es dietista-nutricionista colegiado, con 17 años de experiencia, graduado en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Alicante y con varios másteres en Nutrición Clínica, Comunitaria, Prevención de Riesgos Laborales y Educación Sanitaria. Ofrece a sus pacientes un consejo personalizado con un enfoque integrativo y holístico. Según el experto, lo primero que hay que tener en cuenta es que el jamón es un procesado cárnico, tanto el york como el serrano o el ibérico. "Al final son fiambres", dice el experto.
"La clave está en tomarlos con moderación, en no pasarse porque, entre otras cosas, son productos que tienen bastante sal", sostiene. Y nos dice que la cantidad recomendada "va a depender de las necesidades de cada persona". A pesar de esto dice que es un buen producto porque contiene proteínas y grasas de calidad. Aunque la proporción varía según el tipo y el procesamiento. Tanto el jamón serrano como el ibérico contienen grasa, pero la diferencia clave está en su origen y calidad.
Jamón serrano vs. jamón ibérico y otros fiambres
El ibérico, más exclusivo, proviene de cerdos criados en la península con una alimentación especial, lo que le aporta una grasa de mejor perfil, similar al del aceite de oliva, aunque también contiene grasas saturadas que requieren moderación. El serrano, en cambio, suele elaborarse con razas más comunes, incluso de fuera de España, lo que reduce su coste; tiene menos grasa en general, y aunque puede resultar menos sabroso, es más asequible y, por tanto, una opción práctica y válida para muchas personas.
Antonio Andújar hace alusión aparte al jamón de york, al pavo y otros fiambres. Marian García García, más conocida como Boticaria García, es doctora en Farmacia, graduada en Nutrición Humana y Dietética y también en Óptica y Optometría. Es una divulgadora científica muy popular en España y destaca por su presencia en redes sociales y medios como Zapeando, La Sexta Noche o Órbita Laika, y por su blog premiado boticariagarcia.com.
Ella tiene un libro que se llama precisamente El jamón de york no existe. Se refiere a que lo que compramos suele ser un fiambre de baja calidad, con apenas un 50 % de carne y el resto fécula, azúcar y sales. Además, señala que aunque el jamón cocido "extra" lleva un 80–90 % de carne, la carne procesada, sea extra o no, está catalogada por la OMS como potencialmente carcinógena, por lo que lo recomienda evitar incluso en el uso ocasional.
Para Boticaria García, la opción más saludable en lugar del jamón de york o fiambres procesados es optar por carnes reales poco procesadas. Por ejemplo:
- Pechuga de pollo o pavo asada en casa y fileteada.
- Jamón serrano o ibérico de buena calidad, en pequeñas cantidades y sin abusar, ya que aunque también es carne procesada, tiene menos aditivos si es un corte tradicional.
- Lomo embuchado o productos similares, si son de calidad y con un procesamiento mínimo (sin féculas, azúcares o nitritos añadidos).
En resumen: si se va a incluir proteína animal en el desayuno o en bocadillos, lo ideal es que sea lo más natural posible, sin añadidos innecesarios, y en raciones moderadas.
El acompañamiento es importante
Para que el jamón forme parte de un desayuno saludable, la clave está en cómo lo acompañamos. Según Antonio Andújar, lo ideal es combinarlo con un pan de calidad, preferiblemente de masa madre y con perfil integral, ya que aporta fibra y mejora el perfil nutricional del conjunto. Sobre este pan se puede añadir una pequeña cantidad de aceite de oliva, sin excedere, ya que el propio jamón ya contiene grasas, y un exceso podría desequilibrar el aporte calórico.
Una opción muy completa sería añadir tomate natural, que refresca y aporta antioxidantes. Además, incluir una pieza de fruta ayudaría a contrarrestar el contenido de sodio del jamón, aportando agua, fibra y micronutrientes. Todo esto puede completarse con una bebida como café con leche, según las preferencias y necesidades de cada persona.
En resumen, un desayuno saludable con jamón podría estar compuesto por pan integral de masa madre, una loncha de jamón ibérico, un poco de tomate, un chorrito moderado de aceite de oliva, una pieza de fruta y un café con leche. Completo, sabroso y equilibrado.