Con la llegada del verano, las temperaturas se disparan y el ritmo de vida cambia. Pero mientras disfrutamos del sol y las vacaciones, nuestro corazón también afronta algunos desafíos. El calor intenso, la deshidratación y los cambios en la rutina pueden afectar la salud cardiovascular más de lo que imaginamos. Por eso, tal y como nos explica el doctor Armando Pérez de Prado, jefe de sección de Cardiología intervencionista del Hospital universitario de León y presidente de la Asociación EPIC (Educación y Promoción de la Investigación en Cardiología), es importante seguir una serie de recomendaciones esenciales para cuidar tu corazón durante la época estival, manteniéndolo fuerte, sano y en sintonía con los buenos momentos que trae el verano.
¿Es el verano un momento especialmente delicado para el corazón?
Sin lugar a duda, durante el verano hace más calor provocando pérdida de líquidos y electrolitos que son básicos para el correcto funcionamiento del organismo. También se produce una vasodilatación arterial y venosa que pueden condicionar bajadas importantes de tensión arterial pudiendo causar síncopes por hipotensión o arritmias graves, trombosis e incluso infarto de miocardio o cerebral.
La ingesta de alcohol o comidas copiosas facilita la aparición de arritmias como la fibrilación auricular, protrombótica
¿Hay franjas horarias del día o determinadas condiciones climáticas que aumentan especialmente el riesgo?
Desde luego las horas centrales del día son las más peligrosas porque el sol está más vertical y la radiación es mayor, es cuando más calor hace. Clásicamente se ha dicho que está entre las 12 y las 5 de la tarde. En esos momentos se debe evitar hacer ejercicio y tratar de resguardarse para evitar que suba mucho la temperatura corporal. Algo que también es importante es la humedad de algunas zonas climáticas, esto dificulta también el enfriamiento corporal y puede facilitar la aparición de un golpe de calor. Cualquier mecanismo de autorregulación que no se lleve a cabo correctamente puede provocar excesos de trabajo cardiovascular con consecuencias nefastas.
¿Qué conductas habituales del verano tienen un impacto más negativo en la salud cardiovascular, aunque parezcan inofensivas?
Se debe evitar bañarse en agua fría de forma súbita, dado que puede provocar arritmias graves. Durante el verano, tendemos a beber más refrescos azucarados o cafeína que facilita la deshidratación o incluso la disfunción endotelial que causa síndromes coronarios agudos, es algo que parece banal y no lo es, sobre todo en exceso. Lo mismo que la ingesta de alcohol o comidas copiosas, que facilita la aparición de arritmias como la fibrilación auricular, protrombótica. Por último, diría que el calor nocturno facilita el insomnio y estimulación adrenérgica, también causante de arritmias e infartos.
Mareos, fatiga excesiva, sudoración, palpitaciones… ¿Cuáles son los signos tempranos que deberían ponernos en alerta en verano y que pueden alertar de un problema cardiaco inminente?
Pueden ser múltiples, pero diría que sensación de malestar generalizado, cansancio inexplicable, falta de aire, dolor precordial con sudoración excesiva fría, palpitaciones, sensación de mareo, inestabilidad y pérdida de conocimiento son síntomas de alerta que motivan una consulta urgente, incluso en personas sanas previamente. Si esto se produce en pacientes con enfermedad cardiovascular previa y en tratamiento farmacológico deben acudir a la urgencia más próxima o incluso llamar a emergencias si dolor precordial intenso o pérdida de conocimiento.
¿Qué recomendaciones sencillas puede dar para disfrutar del verano sin comprometer la salud del corazón?
La manera más sencilla es prevenir y pasa por hidratarse adecuadamente, beber agua cada hora o dos horas incluso sin sed. Se debe evitar la exposición prolongada al sol durante las horas centrales del día y sobre todo no realizar ejercicio intenso en esos momentos. La vestimenta es importante, no ir demasiado abrigado para que pueda haber pérdida de temperatura con facilidad. Debemos insistir en evitar tomar alcohol, comer en exceso y tomar bebidas energéticas o con cafeína ya que facilitan la deshidratación por si solas.
¿Cómo podemos adaptar la rutina de ejercicio en climas muy calurosos?
Hay que evitar hacer ejercicio con la intensidad y duración habitual. Debe disminuirse el tiempo y la intensidad con la que qué se practica el ejercicio. Es importante hacerlo en lugares con sombra o locales ventilados, con ropa muy ligera, aplicándose protección solar para la piel y sobre todo hidratarse mucho. En cuanto al horario, es recomendable hacer ejercicio a primera hora de la mañana o última de la tarde.
Es importante hacer ejercicio en lugares con sombra o locales ventilados, con ropa muy ligera, aplicándose protección solar para la piel y sobre todo hidratarse mucho
¿Qué medidas específicas recomiendan para personas mayores o con patologías cardiovasculares ante una ola de calor?
Algo muy importante que se debe tener en cuenta es qué las personas mayores beben menos calidad de agua en general, por tanto, de nuevo, he de recomendar beber agua cada hora, aunque no tengan sed. Evitar la exposición directa el sol en horas centrales del día y utilizar vestimenta ligera y traspirable que facilite el intercambio de calor.
¿Cuál es la recomendación más valiosa que siempre repite a sus pacientes en verano?
Lo importante que es tener una rutina y alterarla porque facilita la descompensación de enfermos crónicos. Además, esto ocurre con todo tipo de enfermos crónicos como cardiópatas, muchos de ellos, diabéticos, incrementándose el riesgo de forma peligrosa. Si nos relajamos con nuestras obligaciones y hay cambios de rutinas empeora la adherencia a la medicación. Es muy importante reforzar los mensajes para que los enfermos tomen la medicación e incluso aprendan a ajustarla si las condiciones cambian o son desfavorables. En este sentido, la educación de los pacientes es fundamental, y esta es una labor nuestra. Educar para prevenir las complicaciones posibles que en ocasiones son fatales.