Ir al contenido principalIr al cierre de página
Mujer de más de 40 en la bañera sonriendo a cámara © Getty Images

Menopausia

Marta Sánchez-Dehesa, ginecóloga: 'Estos son los probióticos que reducen la sequedad vaginal, previenen infecciones y evitan el mal olor en la menopausia'

Durante la menopausia, se producen cambios en el microbioma vaginal que pueden afectar al bienestar de la mujer. Los probióticos, vía oral o vaginal, pueden ayudar a que esto no suceda.


17 de junio de 2025 - 18:23 CEST

La llegada de la menopausia supone un gran cambio en el cuerpo de la mujer. Y aunque muchas veces se habla de los sofocos, del insomnio o de los cambios de humor, hay otros aspectos igual de importantes que suelen quedar en segundo plano, como los cambios que se producen en la zona íntima. ¿Por qué sentimos más sequedad? ¿Por qué cambia el olor? ¿Qué tiene que ver el descenso de estrógenos con las infecciones vaginales recurrentes? Nos lo explica la ginecóloga Marta Sánchez-Dehesa

El papel de los estrógenos en el microbioma vaginal

Una de las principales funciones de los estrógenos es mantener en equilibrio el microbioma vaginal. Este ecosistema, compuesto por bacterias beneficiosas, en su mayoría lactobacilos, actúa como una barrera natural que protege frente a infecciones, irritaciones y desequilibrios. Pero, con la caída hormonal propia de la menopausia, todo este equilibrio se altera. “Los estrógenos estimulan la producción de glucógeno en las células de la vagina, y ese glucógeno es lo que alimenta a los lactobacilos”, explica la doctora Sánchez-Dehesa. “Cuando los niveles de estrógenos bajan, también lo hace la producción de glucógeno, y eso provoca una disminución de lactobacilos, lo que afecta directamente al pH vaginal”. En otras palabras, el entorno se vuelve menos ácido, lo que facilita la proliferación de bacterias no deseadas y aumenta el riesgo de infecciones. 

Por si fuera poco, los cambios hormonales también provocan que el epitelio vaginal se vuelva más fino y menos lubricado. A todo esto se suma una disminución de la inmunidad local, que hace que la vagina sea más vulnerable a irritaciones y agresiones externas. El resultado es un cóctel de molestias que puede afectar no solo a la salud física, sino también al bienestar emocional y a la autoestima.

Cuando los niveles de estrógenos bajan, también lo hace la producción de glucógeno, y eso provoca una disminución de lactobacilos, lo que afecta directamente al pH vagina

Marta Sánchez-Dehesa, ginecóloga

Mujer en la menopausia relajada en una terraza© Getty Images

¿A qué se deben los cambios en el olor vaginal?

Una de las consultas más frecuentes en esta etapa tiene que ver con el olor íntimo. Muchas mujeres se sienten incómodas al notar que su olor ha cambiado, incluso sin síntomas evidentes de infección. ¿Es esto normal? ¿Hay que preocuparse?

“La vagina tiene su propio olor, y eso no significa que haya un problema”, aclara la ginecóloga. De hecho, es completamente normal que ese olor varíe a lo largo del ciclo menstrual, con la alimentación, el sudor, el estrés, el tipo de ropa o tras las relaciones sexuales. En la menopausia, este cambio también puede deberse a la bajada de estrógenos y a la modificación del microbioma. 

Entonces, ¿cuándo debemos prestar atención? “Cuando el olor viene acompañado de picor, ardor, flujo abundante o con un color extraño, ahí sí puede haber una infección, y conviene consultar al médico”. En ausencia de estos síntomas, un cambio de olor no debe generar alarma, aunque sí puede generar incomodidad emocional.

Cómo nos impactan los cambios 

La relación con nuestro cuerpo no siempre es sencilla, y menos aún cuando los cambios se producen en una zona tan íntima y sensible. Muchas mujeres, al notar un olor diferente, una mayor sequedad o molestias recurrentes, se sienten inseguras, evitan relaciones sexuales o, simplemente, se aíslan. “El impacto lógicamente es negativo”, señala Sánchez-Dehesa. Y muchas veces, por intentar resolverlo, se recurre a soluciones que no hacen más que empeorar el problema. “Es frecuente que, por vergüenza o incomodidad, se aumente la frecuencia de los lavados. Pero esto, lejos de ayudar, puede acentuar la sequedad y dañar aún más la microbiota”.

Así, se entra en un círculo vicioso en el que el malestar físico alimenta el emocional, y viceversa. Por eso es tan importante abordar estos cambios con información, sin culpa, y con la ayuda adecuada. “Un cuidado íntimo correcto disminuye este impacto. Y hoy, por suerte, tenemos herramientas muy eficaces para recuperar el bienestar en esta etapa”.

Mujer en su dormitorio bebiendo agua© Getty Images

Probióticos para la menopausia

Una de esas herramientas son los probióticos, que en los últimos años han demostrado ser grandes aliados en la salud íntima femenina. Especialmente durante la menopausia, pueden ayudar a mejorar el confort diario, reducir la sequedad, prevenir infecciones urinarias y mantener el equilibrio del ecosistema vaginal. “Los probióticos más recomendados en esta etapa son los lactobacilos crispatus, rhamnosus o gasseri, entre otros”, detalla la ginecóloga. Se pueden administrar tanto por vía oral como vaginal, dependiendo de las necesidades de cada mujer. “Al reintroducir estas bacterias ‘buenas’ en el entorno íntimo, ayudamos a que el pH se mantenga en valores saludables y se refuerce la protección natural de la vagina”.

El uso de estos complementos no es exclusivo de mujeres que presentan síntomas. También se pueden utilizar de forma preventiva, como parte del autocuidado en esta nueva etapa de la vida. “Es una forma sencilla, segura y eficaz de sentirse mejor”, asegura Sánchez-Dehesa.

Los probióticos más recomendados en esta etapa son los lactobacilos crispatus, rhamnosus o gasseri, entre otros

Marta Sánchez-Dehesa, ginecóloga

Productos que debes evitar

Como decíamos, con llegada de la menopausia, la piel de la zona íntima se vuelve más fina, más sensible y menos lubricada. Esto obliga a revisar muchos de los hábitos que se han mantenido durante años, ya que lo que antes funcionaba puede resultar ahora irritante o incluso perjudicial. Y para ello, conviene seguir algunas recomendaciones básicas: evitar los jabones perfumados o demasiado agresivos, elegir productos específicos con pH 4, olvidarse de las duchas vaginales, y apostar por ropa interior de algodón, que no irrite ni favorezca la humedad.

Además, en los casos en los que exista mucha sequedad o molestias persistentes, se puede valorar el uso de hidratantes vaginales o incluso técnicas de medicina regenerativa, como el láser vaginal. “Pero eso siempre debe indicarlo el especialista, tras una revisión ginecológica personalizada”.

Retrato de mujer menopausica© Getty Images

Tener una buena conciencia genital 

Para terminar, Belén Gómez, ginecóloga del Hospital Infanta Leonor y colaboradora habitual de Chilly, nos habla de este concepto que puede ayudar a las mujeres a tener una buena higiene íntima en cualquier momento de su vida. Como nos cuenta, la conciencia genital es “la capacidad de una persona para percibir y reconocer sensaciones, emociones y alteraciones en sus genitales. Esta engloba sensaciones físicas y emocionales, que impactan en las relaciones personales e íntimas de tal forma que pueden dejar secuelas, por lo que influye directamente en el bienestar general de la persona”.

Como señala, la conciencia genital y la higiene íntima están relacionadas entre sí por lo que se influyen mutuamente de forma muy dinámica, ya que “tener una buena conciencia genital permitirá reconocer con más facilidad cambios o síntomas negativos que puedan estar relacionados con posibles infecciones, que llevarán la persona a hacer más hincapié en una correcta higiene íntima”, afirma la Dra. Gómez.

Del mismo modo, también sucede a la inversa: la higiene íntima influye en la conciencia genital. “Mantener una buena higiene íntima protege nuestra zona genital de agentes externos, mantiene el equilibrio de la microbiota vaginal y nos protege frente a infecciones. Es decir, puede contribuir a mejorar la sensación general de bienestar y confort en nuestro cuerpo. Además, tener una correcta higiene íntima puede favorecer la confianza en una misma al sentirse sana y cuidada por lo que podría ser beneficioso para sentirse más seguro y cómodo en las relaciones sexuales”, concluye la ginecóloga.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.