¿Has oído hablar de la tripanofobia? Un psicólogo te cuenta cómo superarla

Aquellas personas que la sufren experimentan una intensa ansiedad, angustia o pánico solo ante la idea de ser pinchadas con una aguja, incluso si es para un procedimiento médico necesario

Por Pilar Hernán

La tripanofobia es un trastorno de ansiedad caracterizado por un miedo extremo e irracional a las agujas, inyecciones o procedimientos médicos que implican el uso de estos dispositivos. “Las personas que sufren de tripanofobia experimentan una intensa ansiedad, angustia o pánico solo ante la idea de ser pinchadas con una aguja, incluso si es para un procedimiento médico necesario”, nos cuenta Marc Rodríguez, Psicólogo Especialista en Inteligencia Emocional (@rodriemocion), quien añade que no es nada raro que estas personas sufran desmayos durante analíticas o procedimientos que impliquen el uso de agujas en algún caso. “Este miedo puede interferir significativamente en la vida diaria de la persona, evitando que busquen atención médica necesaria o participen en actividades que podrían exponerlos a agujas”, añade el experto.

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¿Cuáles son las causas de la aparición de esta fobia?

En opinión del experto, las causas específicas de la tripanofobia pueden variar de una persona a otra, pero generalmente se cree que esta fobia puede desarrollarse debido a una combinación de factores genéticos, ambientales y psicológicos.

Los desencadenantes más frecuentes que encontramos en consulta son:

  • Experiencias traumáticas: Experiencias traumáticas previas relacionadas con agujas, como procedimientos médicos dolorosos o traumáticos durante la infancia, pueden desencadenar el desarrollo de la tripanofobia. De pequeño se genera en nosotros esa “huella emocional” que nos hace desarrollar un miedo muy intenso por volver a sentir las mismas sensaciones que en ese momento tan desagradable.
  • Aprendizaje por observación: Observar a otros experimentar ansiedad o malestar durante procedimientos con agujas, ya sea en la vida real o en los medios de comunicación, puede contribuir al desarrollo de la fobia. A este tipo de aprendizajes se le denomina aprendizaje vicario y durante la infancia es tremendamente relevante.
  • Factores genéticos: Existe evidencia que sugiere que la predisposición genética puede jugar un papel en la vulnerabilidad a desarrollar fobias, incluida la tripanofobia.
  • Condicionamiento clásico: La asociación de agujas con experiencias negativas o traumáticas puede llevar al condicionamiento de una respuesta de miedo automática ante la presencia de agujas. Esto nos recuerda al típico experimento del perro de Pavlov, el procedimiento es el mismo.
  • Ansiedad generalizada: Las personas con trastornos de ansiedad u otros trastornos relacionados pueden ser más propensas a desarrollar tripanofobia como parte de su cuadro clínico general. Es una situación más que se asocia a una amenaza y es muy fácil que sea un disparador de ansiedad intensa.
  • Información errónea: La falta de información precisa sobre procedimientos médicos que involucran agujas puede contribuir a la percepción errónea y al miedo irracional asociado con ellas. Dejar volar a la imaginación muchas veces hace que estas situaciones sean más complicadas.

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¿Hay personas con más riesgo de padecerla?

La tripanofobia, ese miedo intenso a las agujas, no discrimina y puede afectar a personas de todas las edades, géneros y antecedentes. Hay ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta fobia. Y el experto pone un ejemplo concreto. “Imagina esto: eres un niño pequeño y, durante una visita al médico, te toca recibir una vacuna. El pinchazo de la aguja te resulta doloroso y aterrador, y desde ese momento, desarrollas un miedo intenso a cualquier cosa que tenga que ver con agujas. Esta experiencia traumática podría ser el desencadenante inicial de la tripanofobia en algunas personas”, comenta.

Pero añade que no solo se trata de experiencias traumáticas. También está el factor genético en juego. Si tienes antecedentes familiares de trastornos de ansiedad o fobias, es posible que tengas una predisposición genética a desarrollar tripanofobia. “Además, las personas con un umbral de tolerancia al dolor más bajo o una sensibilidad más alta pueden ser más propensas a experimentar miedo ante las agujas. La ansiedad generalizada o la tendencia a preocuparse excesivamente por la salud también pueden aumentar el riesgo”, nos dice.

Y luego está el poder del aprendizaje por observación. Si has presenciado a alguien cerca de ti experimentar una reacción de pánico ante una aguja, ya sea en la vida real o en la televisión, es posible que hayas absorbido ese miedo y lo hayas internalizado.

Eso sí, hay que tener esperanza, pues con el apoyo adecuado y las estrategias de afrontamiento adecuadas, puedes aprender a manejar y superar el miedo a las agujas, recuperando así el control sobre la salud y bienestar.

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¿Cómo se trata esta fobia?

El tratamiento de la tripanofobia generalmente implica una combinación de técnicas de terapia conductual y cognitiva, así como enfoques de apoyo emocional. “Si bien puede ser desafiante, no necesariamente es complicado de afrontar con la ayuda adecuada. Al final no deja de ser el tipo de tratamiento que podríamos aplicar a otros tipos de fobias. Suelen variar muy poco, lo único que varía es el objeto de la propia fobia”, explica el psicólogo.

Y nos resume cuáles son las estrategias comunes utilizadas en el tratamiento de la tripanofobia:

  • Exposición gradual: La exposición gradual a las agujas, comenzando con situaciones menos amenazantes y avanzando hacia situaciones más desafiantes, puede ayudar a reducir la ansiedad asociada con la fobia. Esto puede incluir ver imágenes de agujas, tocar objetos que se asemejen a agujas y finalmente enfrentarse a inyecciones reales.
  • Técnicas de relajación: Aprender técnicas de relajación, como la respiración profunda, la visualización guiada y la relajación muscular progresiva, puede ayudar a reducir la ansiedad y el estrés asociados con la fobia. Nunca está de más tener estas herramientas dentro de nuestro arsenal.
  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): La terapia cognitivo-conductual es una forma de psicoterapia que se centra en identificar y cambiar los pensamientos irracionales y los comportamientos asociados con la fobia. Esto puede incluir desafiar creencias negativas sobre las agujas y desarrollar estrategias para enfrentar el miedo de manera más efectiva.
  • Apoyo emocional: Sentirse comprendido y respaldado puede ayudar a reducir la sensación de aislamiento y aumentar la motivación para enfrentar la fobia.
  • Educación sobre procedimientos médicos: Obtener información precisa y educación sobre los procedimientos médicos que involucran agujas puede ayudar a disipar los mitos y temores irracionales asociados con la fobia. Comprender lo que sucede durante estos procedimientos puede ayudar a reducir la ansiedad y aumentar el sentido de control. Se trata de ponerle un poco de “racionalidad” a los procesos para entenderlos mejor a nivel cognitivo.

“Si bien el tratamiento de la tripanofobia puede requerir tiempo y esfuerzo, muchas personas encuentran alivio significativo de sus síntomas mediante la aplicación de estas estrategias. Es importante buscar la ayuda de un profesional de la salud mental capacitado si la fobia interfiere significativamente en la vida diaria o causa un malestar significativo”, concluye el psicólogo.