Ecoansiedad: estos son los 6 síntomas que delatan que puedes tenerla

Así se manifiesta esta preocupación o angustia intensa relacionada con los problemas ambientales y el impacto humano en el medio ambiente

Por Pilar Hernán

El planeta sufre. Cada vez más. Y no es extraño que cada vez más personas tengan conciencia de que tenemos un problema y puedan llegar a vivir lo que se denomina ecoansiedad, un término cada vez más presente, utilizado para describir una preocupación o angustia intensa relacionada con los problemas ambientales y el impacto humano en el medio ambiente. Y, tal y como explican los expertos de Buencoco, servicio de psicología y psicoterapia 100% online, es un problema cada vez más frecuente, que implica una respuesta emocional que algunas personas experimentan debido a la conciencia de los desafíos ambientales actuales y futuros, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y la degradación del ecosistema.

La American Psychology Association la describe como “el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones”, de ahí que los más jóvenes estén más concienciados, probablemente.

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¿Un trastorno psicológico?

Laura Chica, psicóloga y colaboradora de Petit BamBou, nos explica que “dicha ansiedad mantenida en el tiempo puede generar también un estrés sostenido”. Pero no todos lo gestionamos de la misma forma: hay quien se impregna de energía para poner su granito de arena, pero también quien opta por el conformismo y el silencio.

Desde el punto de vista de la psicología, nos explican que se puede entender como una forma particular de ansiedad o estrés ambiental. Así, las personas que experimentan ecoansiedad pueden sentirse abrumadas, impotentes, tristes o enfadadas debido a la magnitud de los problemas ambientales y la falta de acción o soluciones efectivas. Eso sí, es importante destacar que la ecoansiedad no es un trastorno mental reconocido oficialmente, como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) o el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Sin embargo, puede afectar el bienestar emocional y la calidad de vida de las personas que la experimentan. Según un informe publicado por la prestigiosa revista The Lancet, en la cual participaron 10.000 personas de 10 países diferentes con edades comprendidas entre los 6 y los 25 años, el 45 % de la población afirma que la preocupación por el clima tiene un impacto negativo en su vida cotidiana. Tres cuartas partes de las personas encuestadas creen que "el futuro es aterrador" y un 56 % asegura que "la humanidad está condenada".

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¿Qué síntomas presentan las personas que tienen ecoansiedad?

  • Tienen sentimientos de preocupación abrumadora y angustia relacionados con los problemas ambientales.
  • Miedo y ansiedad anticipatoria: temor persistente y ansiedad sobre lo que podría suceder en el futuro en términos de impacto ambiental y sus consecuencias para el bienestar humano y del planeta.
  • Impotencia y desesperanza: sensación de incapacidad para hacer una diferencia significativa frente a los problemas ambientales, lo cual puede llevar a la desesperanza y al desaliento.
  • Sentimiento de culpa y conflicto emocional: debido a las contradicciones entre los valores personales y las acciones cotidianas que pueden contribuir al deterioro ambiental.
  • Tristeza profunda sobre el estado actual y futuro del medio ambiente, así como la pérdida de belleza natural y biodiversidad. Aislamiento social debido a la dificultad para encontrar personas con las que compartir sus preocupaciones sin sentirse juzgados.
  • Síntomas físicos y emocionales de estrés: las personas que lo padecen pueden tener problemas para dormir, irritabilidad, dificultades de concentración, tensión muscular o dolores de cabeza y problemas digestivos.

Además, hay que tener muy presente que la ecoansiedad puede desencadenar o agravar otros trastornos de salud mental como la depresión, el trastorno de ansiedad generalizada o el de estrés postraumático.

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¿A quién le afecta?

Todos en un momento dado podemos padecerla y puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, género o antecedentes. Cada individuo tiene su propia experiencia y reacción personal frente a los problemas ambientales.

Pero hay algunos factores que pueden aumentar la probabilidad de experimentarla, como son los siguientes:

  • Las personas que son particularmente sensibles y están altamente conscientes de los problemas ambientales, ya que su nivel de compromiso y conocimiento sobre las cuestiones ambientales puede hacer que sean más susceptibles a la preocupación y la angustia.
  • También algunas características de personalidad y rasgos emocionales, como la tendencia a preocuparse en exceso, la alta sensibilidad emocional o la empatía intensa, pueden aumentar la probabilidad de experimentar ecoansiedad.
  • Las personas con rasgos de personalidad perfeccionista o que tienen una mayor necesidad de control también pueden verse afectadas. Finalmente destacamos las personas que han experimentado eventos relacionados con el medio ambiente, como desastres naturales o crisis climáticas, pueden ser más propensas a experimentar ecoansiedad.
  • Aquellas personas expuestas constantemente a la información y los medios de comunicación que resaltan los problemas ambientales, o las que pertenecen a grupos socioeconómicos y culturales desfavorecidos que son más vulnerables a los impactos ambientales, como las comunidades rurales o las minorías étnicas.

Cómo abordarla desde la psicología

Como cualquier otro problema que nos genera malestar, toca ponerse manos a la obra y los expertos de Buencoco nos explican que el tratamiento de la ecoansiedad desde la psicología puede involucrar enfoques terapéuticos que ayuden a las personas a manejar y reducir su angustia. Para ello se recurre a estrategias como son las siguientes:

  • La terapia cognitivo-conductual para identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos o irracionales y desarrollar habilidades de afrontamiento saludables. Identificar los posibles pensamientos distorsionados relacionados con la ecoansiedad y ayudares a reevaluaros de manera más realista.
  • Terapias de manejo del estrés: técnicas de relajación, respiración profunda, meditación y mindfulness para reducir los síntomas y promover el bienestar general.
  • Fomentar la participación puede también ayudar a estas personas a canalizar su preocupación en acciones concretas, incluyéndolas en actividades de conservación y activismo ambiental. Sentirse parte de la solución puede reducir la sensación de impotencia y aumentar el sentido de empoderamiento.
  • Brindar un espacio seguro y de apoyo donde poder expresar sus preocupaciones y temores, y compartirlas en un grupo.
  • Fomentar un estilo de vida sostenible y la conciencia colectiva.

Por su parte, la psicóloga Laura Chica aconseja centrarse en qué podemos hacer para mejorar la situación. “Preocuparnos no sirve, sin embargo, ocuparnos contribuye a crear acciones que generen resultados diferentes”, explica, a la vez que ofrece algunos tips cotidianos que nos ayuden a enfocar la inquietud por el entorno natural de una manera positiva:

  • Cambiar nuestro estilo de vida a uno más consciente y responsable.
  • Iniciar actividades sociales para la concienciación ecológica a través de la sensibilización y la comunicación.
  • Informarse ampliamente. Es esencial valorar los hechos en lugar de las creencias e informaciones erróneas.
  • Colaborar con empresas que conecten con nuestros valores ecológicos.
  • Buscar personas con la misma sensibilidad que uno mismo y llevar a cabo acciones simples y concretas a nivel local.
  • Aceptar la incertidumbre, tratar de adaptarnos al cambio.
  • Meditar: hacerlo nos ayuda a tomar consciencia de nuestro estilo de vida y de nuestra relación con la naturaleza y así aclarar lo que queremos y discernir si quizá debemos actuar de otra manera. En definitiva, conectar cabeza, corazón y cuerpo.