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El hashtag #intrusivethoughts (traducido al español como #pensamientosintrusivos) suma la friolera cifra de un billón de visualizaciones en TikTok. Entre las búsquedas relacionadas con este fenómeno, las más repetidas son aquellas que se interesan por su tratamiento, por su posible relación con los Trastornos Obsesivos Compulsivos (TOC), por las causas que los originan y sobre todo, por la ansiedad que pueden provocar a quién los padece. Es un hecho: los pensamientos intrusivos son el último tema viral que obsesiona a los usuarios de la red social. Y no es para menos, porque aunque hasta ahora la mayoría desconocíamos su nombre, lo cierto es que es muy probable que alguno de los que estáis leyendo esta noticia lo hayáis sufrido u os resulten familiares sus síntomas.
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Cuando hablamos de pensamientos intrusivos no hablamos de cualquiera repentino o no deseado que se cruce por nuestra cabeza, sino de aquellos de naturaleza negativa, violenta, blasfema o sexual que perturba nuestra mente. Si sientes que esto puede obsesionarte, cuidado al seguir leyendo, pues puede inquietarte. De hecho, si dudas de lo que estamos hablando te lo explicamos en mayor detalle. Un pensamiento intrusivo es aquel que te hace enfrentarte a situaciones extremas no reales (que podrían pasar o no) y que a menudo se encuentran relacionadas con temas sobre niños, animales o violencia. Si alguna vez has estado en un avión y la idea de caer a la deriva no ha salido de tu cabeza, incluso horas después, puede que sepas de qué tratan. También si tiendes a pensar que vas a tener otro tipo de accidentes, que algún familiar tuyo va a morir o que al volver a casa podría pasarte algo malo.
Los pensamientos intrusivos generalmente afectan a personas que sufren algún trastorno ansioso o, como ya hemos citado, trastornos obsesivo-compulsivos (TOC), trastornos de pánico, trastornos de estrés postraumático (TEPT) y trastornos de ansiedad generalizada (TAG). Es decir, todos en algún momento podemos tener esta tipología de pensamientos, pero no siempre van a ser intrusivos. La principal diferencia entre uno normal y uno catalogado bajo esta categoría radica en que el segundo tarda en irse de nuestra mente y, las personas que lo padecen, buscan la distracción para apartarlo de su imaginario.
Así afectan los pensamientos intrusivos a tu salud mental
Sin embargo, radicarlos no resulta fácil porque, además de que suelen darse en personas que experimentan una angustia intensa (en el caso de las personas con TOC nace una obsesión por distraerse con otras acciones de manera repetida, como con el acto de contar pasos), suele desencadenar sentimiento de vergüenza y, como consecuencia, silencio. De hecho, otro de los factores que fomentan que su diagnóstico sea más difícil es que los pensamientos intrusivos no se suelen contar, por lo que no se tratan de simples anécdotas, sino de un verdadero problema difícil de radicar porque solemos juzgarlos y no quereremos -o ni siquiera podemos- expresarlos.
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Más allá de estas emociones que generan, generalmente no suelen desencadenar ni provocar situaciones violentas, al contrario de que erróneamente se comenta en algunos de los vídeos que más likes acumulan en TikTok. Muchas de las publicaciones más exitosas de esta plataforma usan el hashtag #intrusivethoughtswins y justifican algunos de sus comportamientos achacándolos a los pensamientos negativos. La desinformación en redes sociales es algo difícil de combatir, pero cuando se trata de salud, los usuarios deberían especificar en su contenido cuándo están bromeando o exagerando las situaciones y, cuando en cambio, lo que dicen se basa en hechos reales y diagnósticos de profesionales.
¿Existe algún tratamiento para los pensamientos intrusivos?
A pesar de que TikTok ha actuado esta vez como un potente arma de visibilización y una forma ideal de combatir el prejuicio que existe los mismos, cierto es que no todo lo que circula en Internet es cierto y los bulos están a la orden del día. Hay muchos falsos diagnósticos y, si se sospecha que se padece pensamientos intrusivos en un estado elevado (aquellos que afectan a las rutinas del día a día), lo más recomendable será visitar a un profesional de la psicología que ayude a distinguir si se trata solo de una especulación o, en cambio, de un hecho real.
Hay quien dice que escribir sobre ellos es una buena terapia. Sin embargo, antes de aventurarse, hay algunas pautas que, como nos cuenta la psicóloga Ainhoa Plata (www.psicologabcn.es), podemos seguir para detectarlos: "Es importante aclarar que pensamientos intrusivos tenemos. No por ello vamos a necesitar ayuda profesional siempre, esto dependerá de la frecuencia, intensidad y de hasta qué punto interfiere en nuestras acciones y decisiones, porque este tipo de pensamientos son muy normales y para combatirlos no es tan importante centrarse en el porqué aparecen, sino en el porqué se mantienen o porqué resultan tan intensos. Contra mayor intensidad, mayor interferencia".
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Si se manifiestan en un grado bajo, la experta recomienda tratar de despejar la mente focalizando la atención en otras acciones: "Cuando los pensamientos intrusivos son suaves, bastaría con técnicas de distracción o de relajación; como salir con los amigos, hacer ejercicio o realizar alguna actividad placentera". ¿Y qué sucede si, en cambio, empiezan a convertirse en un problema más grave y repetido? Plata comenta que, en estos casos, puede ser contraproducente seguir estos pasos, por lo que entonces sí que nos encontraríamos en el momento de solicitar ayuda a un profesional que nos ayude a tratarlos con un plan de introspección más profundo. Así nos lo aclara: "En psicoterapia utilizamos diversas estrategias para combatir los pensamientos intrusivos, elegimos una u otra en función de cada caso y de cada persona. Las técnicas más comunes suelen ser las orientadas a la reestructuración cognitiva, estas son técnicas enfocadas en moldear la manera que interpretamos nuestras vivencias de forma subjetiva, cuestionando las creencias que sustentan estos pensamientos".
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