¿Eres una persona demasiado sentimental? Este test te ayudará a averiguarlo

Te explicamos cuál es la diferencia entre una personalidad sensible y una sentimental y cuándo este rasgo de personalidad puede convertirse en un problema

Por Nuria Safont

Hay personas que tienen una mayor facilidad para llorar, que cualquier cosa les emociona y que se suelen mostrar más afectuosas, más empáticas y agradables con los demás. Les llamamos sentimentales y, en ocasiones, incluso pensamos que estos rasgos y características pueden acarrear problemas a la hora de gestionar sus emociones. ¿A ti también te pasa? 

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Test de personalidad sentimental 

Aunque en general tenemos una idea bastante clara de quiénes somos y cómo actuamos, a veces nos es necesario profundizar un poco más para comprendernos mejor. Por eso, te animamos a hacer este test de personalidad que te puede ayudar a averiguar si realmente eres una persona sentimental o no. 

 
 
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¿Es lo mismo ser sentimental que sensible?

Esta es una pregunta que nos hacemos con frecuencia porque, como señala Carlos Postigo de Mundopsicologos.com, no es exactamente lo mismo.

"Aunque a primera vista podamos creer que son términos semejantes, cuando estamos hablando del carcater o personalidad de una persona debemos diferenciar entre una personalidad sentimental de una sensible, ya que así como los primeros se enfocan más en sus propias emociones, los de carácter sensible suelen ser más afectados por las emociones que les generan otras personas", indica este experto en psicología. 

El psicólogo nos explica que "una persona con una personalidad sensible se suele caracterizar por ser muy susceptibles, sensible a las críticas, así como tener dificultades a la hora de tomar decisiones, lo que le hace querer trabajar en equipo, ya que les evita tomar la última decisión". 

En cambio, la personalidad sentimental "suele ser más introspectiva, idealista, soñadora, romántica, siendo personas muy afectadas por las emociones que sienten en cada momento, viviéndolas muy intensamente; por ello les suelen costar mucho los cambios", aclara el psicólogo Carlos Postigo. 

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¿Cómo se hacen estos rasgos de personalidad?

Otra de las cuestiones que nos podemos plantear es si este tipo de formas de ser las adquirimos con el tiempo o hay cierta predisposición genética.

Como indica el especialista, "por un lado tenemos que partir de un componente genético y hereditario que nos predispone a un tipo de personalidad y por otro hay que sumarle todas las vivencias y experiencias que vivimos en la vida, así como la interpretación de las mismas", detalla.

De esta manera, vamos forjando un carácter a lo largo de la vida que puede llegar a ser muy difícil de cambiar, generalmente por la resistencia al cambio y el efecto poderoso de los hábitos.

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Cuando puede ser negativo ser sentimental

Pese a que este rasgo de personalidad no tiene por qué ser, a priori, un defecto ni algo que nos debamos reprochar, en ocasiones sí puede traernos problemas. Normalmente, ocurre cuando nuestra personalidad llega a un extremo.

El experto en psicología advierte de que "ser demasiado sentimental puede llevar a una persona a perder el control de las emociones, impidiéndola gestionarlas correctamente. Así, sentir de una manera muy intensa una emoción, ya sea esta positiva o negativa, no solo le puede impedir tomar la mejor decisión, sino que se puede ver desbordada llegando a bloquearse y sentirse sin autocontrol". 

Carlos Postigo añade, además, que puede llegar a pasar que ante un cambio en su vida, "sentir demasiado esas emociones relacionadas con el mismo, le pueden hacer actuar de una manera desadaptativa que le impida llegar al resultado más óptimo para su vida". Por tanto, si tenemos este rasgo de personalidad y nos desbordan las emociones, ¿qué debemos hacer para que esto no altere nuestra calidad de vida ni nuestro bienestar?

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Cómo gestionar mejor las emociones cuando nos desbordan

La coach y especialista en gestión emocional nos da 6 acciones clave para que podamos calmar nuestro cuerpo y mente y volver a un estado de paz

  1. Muévete: nada como la actividad física para activar los químicos naturales relajantes. Pasea, baila… Aquí todo vale. Prueba por empezar a tensar todo tu cuerpo durante 30 segundos y luego soltar y destentar.
  2. Respira: no es compatible tener un ataque de ansiedad y al mismo tiempo un ritmo de la respiración lento. Simple solución: Párate y haz un buen ejercicio de respiración. Ejemplo: Pranayama de yoga.
  3. Conecta: ahora con la distancia social es más importante que nunca mantener el área social viva. Un abrazo al día de 20 segundos con alguien de tu círculo. Si tienes pareja: 1 beso de más de 6 segundos es mucho más efectivo que 6 besos de 1 segundo. Démosle tiempo a la oxitocina para hacer su efecto
  4. Ríete: la risa es terapéutica. Puedes ir a una sesión de risoterapia o ver una comedia en Netflix. Aquí todo lo que te saque una carcajada vale.
  5. Llora: a lágrima viva. Las lágrimas son medicina natural, deben dejar de ser tabú, suelta todo lo que tengas que soltar. Aún a veces siguen siendo latentes frases como: "No llores".
  6. Crea: la expresión creativa nos ayuda a desestresarnos. El arte es terapéutico, de nuevo todo vale: Escribe, pinta, canta… Expresa tu ser (sin que sea para un fin o para exponerlo al juicio externo, simplemente por puro disfrute).