Consejos para afrontar la vuelta al trabajo tras superar el cáncer

Hay pacientes que tienen muchas ganas de volver y sienten que el trabajo les motiva. Otros, en cambio, no se sienten preparados todavía porque físicamente su cuerpo no responde como antes

Por Pilar Hernán

Volver al trabajo, retomar la rutina laboral después de haber pasado por la experiencia de padecer, y superar, un cáncer. Un momento complejo, duro, en el que pueden surgir momentos de debilidad, dudas, tanto para la persona que se reincorpora a su puesto de trabajo como para los compañeros de su entorno laboral. “Se nos olvida dotar de herramientas a la propia organización y a sus individuos para poder acompañar emocionalmente a una compañera de trabajo a la que diagnostican un cáncer y lo cierto es que la organización tiene un importante papel en todo este proceso”, afirma Teresa Ferreiro, fundadora y CEO de Soul Reconnect, un método pionero de acompañamiento a pacientes de cáncer de mama basado en el trabajo del autoconocimiento y desarrollo de sus recursos internos, con quien hemos hablado al respecto.

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¿Cómo suele afrontar la vuelta a la rutina, a la actividad laboral, un paciente que ha padecido un cáncer?

No hay una respuesta única. Depende mucho de la persona que ha tenido el cáncer. Hay pacientes que tienen muchas ganas de volver y sienten que el trabajo les motiva. Otros, en cambio, no se sienten preparados todavía porque físicamente su cuerpo no responde como antes. También puede ocurrir que sientan miedo ante lo que se encontrarán, o pudor. En algunos casos pueden no verse capaces de rendir como antes y eso les hace cuestionarse a sí mismos.

Entendemos que puede haber tanto secuelas físicas como psicológicas, ¿no es así?

Efectivamente. Las secuelas físicas son a menudo las más evidentes porque son más visibles. Existen de todo tipo. Algunas, como las cicatrices, la falta de pelo, las amputaciones o las extirpaciones, se perciben claramente. Otras, como la sequedad en diferentes órganos del cuerpo, la dificultad para comer o ir al baño, son más íntimas y menos evidentes. En ambos casos, pueden generar un sentimiento de vulnerabilidad, de vergüenza, de inseguridad e incluso miedo.

Las secuelas psicológicas pueden estar relacionadas con la ansiedad, y nacer del propio miedo a una recaída, o de la inseguridad de una persona a la hora de enfrentarse a una situación nueva. Tras un proceso así, en que te sientes tan vulnerable, es fácil compararse con la persona que eras antes y ver que tus capacidades intelectuales han mermado debido a los tratamientos. A la hora de volver al trabajo, este tema es muy importante porque por muy amigable que sea el entorno que te vas a encontrar, necesitas estás preparado para dar lo mejor de ti; recuperarte a ti mismo y sanar las heridas emocionales que el cáncer ha abierto o destapado.

El entorno laboral suele ser muy exigente, ¿está preparada una paciente con cáncer para afrontarlo o suele necesitar ayuda?

Yo creo que más que ser exigente, en el entorno laboral hay desconocimiento en cómo tratar a una persona a la que diagnostican cáncer o que vuelve al trabajo. Al ser un tema delicado, a menudo no se sabe si hablar abiertamente, si dar consejos, ofrecer ayuda, preguntar qué tal estás o no hacerlo… Igualmente, puede ser difícil para la empresa acompañar a la persona y ayudarla, escuchando sus necesidades, por falta de opciones, de tiempo…

La sensibilidad hacia alguien enfermo o que acaba de recuperarse, o al menos la voluntad de ser sensible, normalmente existe. Lo difícil es saber cuáles son las teclas que hace falta tocar para que la persona se sienta cómoda y acogida. Y éste es un trabajo por parte de todos los implicados: la empresa, los compañeros y equipo, y el propio afectado.

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5 claves para la vuelta al trabajo para quien ha sufrido cáncer de mama

  • Utilizar el parón para hacer aquello que no encontraba el momento de hacer. “La baja por cáncer no es en absoluto un momento agradable, habrá días bajos y otros más altos. Y en algunos momentos se dispondrá de tiempo que puede escurrirse entre los dedos o se puede aprovechar de forma consciente, de la forma que más apetezca, para crecer, disfrutar, mimarse un poco… Hay un riesgo, una trampa… y es utilizar ese tiempo para darse más a los demás. La clave es que se lo dediquen a ellas mismas. ¿Qué te hace feliz y te hace sentir plena y satisfecha?”, cuenta.
  • Redefinir la vuelta al trabajo. La experta explica que tras una ausencia tan larga e intensa, en la que de alguna manera las pacientes se han enfrentado a preguntas que evocan un final más o menos cercano, es posible que sus prioridades cambien. “Muchas personas reordenan sus prioridades y deciden, por ejemplo, trabajar menos y disfrutar de más tiempo libre. Otras se dan cuenta de que hay un nuevo departamento en la oficina que les atrae más y buscan ese cambio. Puede ser que prefieran disponer de más dinero para poder hacer realidad esos sueños que hasta ahora no se habían permitido… A menudo, estas personas sienten la necesidad de buscar en su actividad profesional un sentido más profundo porque comprenden que el tiempo es limitado y no quieren emplearlo en actividades que no les hacen felices”.
  • Continuar redefiniendo: ¿Qué se quiere encontrar? Trabajar en un entorno cómodo es fundamental. Y todos tenemos nuestra parte de responsabilidad en conseguir que el ambiente sea cómodo, que nos haga disfrutar. Por ese motivo, cuando sea el momento de volver de la paciente que ha sufrido cáncer de mama, es importante que diseñe el lugar al que le gustaría ir, la forma en que les gustaría que le trataran sus compañeros, las preguntas que quieren o no que le hagan y, sobre todo, las propias reacciones. ¿Cómo quieres ir al trabajo? ¿Cuál será tu actitud? ¿Qué querrás construir en tu equipo? ¿Dónde están tus límites, esos que no vas a permitir que ni tú ni los demás crucen?
  • Contar con alguien que sirva de apoyo en la vuelta: amigo/a, coach, familiar… Es importante recordar que no se espera de ellas que sean super woman. Es fundamental encontrar un aliado, alguien que ayude en momentos en los que la persona se sienta fuera de lugar, incomprendida, cansada o aburrida, esos momentos que no se tienen por qué pasar sola.
  • Expresa lo que sientes. Por eso, si necesitas hablar, hazlo. Si necesitas ayuda, pídela. Si algo te molesta, dilo. Tienes que escucharte, lograr escuchar las propias necesidades y satisfacerlas. Cuántas personas necesitan recorrer un camino tan arduo como el del cáncer para, por fin, permitirse a sí mismas darse aquello que necesitan. Todos se lo merecen simplemente por ser, sin necesidad de demostrar nada.

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¿Y desde el punto de vista de la empresa?

Por otro lado, por parte de las empresas es fundamental que sean conscientes de que las trabajadoras que se reincorporan tienen un año más a sus espaldas en el que han vivido experiencias enormemente duras. “No podemos tratarla de la misma manera que cuando se fue y tampoco podemos ignorar el paréntesis y la distancia”, explica Ferreiro aportando las claves necesarias para saber cómo actuar desde la propia empresa o los compañeros.

  • Crear un entorno seguro para el empleado. La empresa probablemente haya cambiado en los últimos meses. Tal vez nuestra compañera vuelva en una situación más vulnerable emocionalmente, o con menos energía para aguantar toda la jornada. O tal vez puede ser que, al contrario, vuelva con el doble de energía, deseando ponerse al día. Crear un entorno seguro consiste en permitir a la persona que se sienta libre de expresarse, sabiendo que no va a ser juzgada.
  • Estar, sin necesidad de dar consejos. No es un consejo fácil, está claro. A veces, no se sabe qué decir. Pues bien, la persona que vuelve tras un cáncer no necesita oír lo que opinan los demás que debe hacer, ni lo que ha hecho un amigo, un conocido, un familiar en una situación parecida. Un “¿cómo estás?”, o “si necesitas algo, por favor dímelo”, son suficientes para mostrar interés y disponibilidad.
  • Abrirse al cambio que pueda surgir. No sería extraño que las prioridades de la persona hubieran cambiado y que se planteara, por ejemplo, un cambio de puesto, una reducción de jornada, un cambio de horario o un cambio de país. Un cambio, en definitiva. Tal vez necesita más periodos de descanso o una actividad que requiera menos actividad física o menos viajes… Toca construir entre la empresa y el empleado ese nuevo espacio o lugar de trabajo adaptado a la situación de ese momento ayudará a la persona a sentirse aceptada.
  • Abrirse a la sabiduría que aporta la persona que llega tras su proceso de cáncer. Afrontar un cáncer es una experiencia vital intensa, que no conviene obviar. Hay que admitir que hay un periodo de la vida de esta persona, de esta mujer, que desconocemos y que puede aportar una nueva mirada al día a día empresarial. Decírselo le ayudará a sentirse aceptada y acompañada en su reintegración.
  • Mirar al presente y al futuro. Lo cierto es que puede ser interesante mantener una conversación con el empleado para preguntarle cómo se plantea su carrera en la empresa, hablar sobre sus aspiraciones y sus gustos. Y es importante hacerle partícipe de nuevos retos que han surgido en su ausencia en los que podría encajar y aportar su conocimiento y experiencia.