Enfermedades

¿Es normal que el latido de mi corazón sea más lento?

Este trastorno se conoce como bradicardia y en individuos sanos o deportistas no es patológico. Pero es conveniente que un especialista en cardiología lo evalúe, sobre todo, si te desmayas, sientes dolor u opresión en el pecho o te cuesta respirar.

Por Nuria Safont

Cuando pensamos que los latidos del corazón pueden ser un problema, nos viene a la cabeza la taquicardia o palpitaciones, es decir, el pulso más rápido de lo normal. Sin embargo, si este músculo bombea a un ritmo más lento también esconder una enfermedad. De hecho, existe un término médico que define el descenso de la frecuencia cardíaca normal, la bradicardia.  

¿Qué es la bradicardia y por qué se produce?

Cómo nos explica el Dr. Juan Delgado, jefe de la Unidad de Cardiología de Vithas Madrid Arturo Soria, "normalmente, el corazón de un adulto late entre 60 y 100 veces por minuto en reposo y ello depende en general de aspectos constitucionales del propio individuo y del grado de entrenamiento deportivo o de sedentarismo". En ocasiones, el corazón 'va más lento'. De hecho, si el corazón late menos de 60 veces por minuto se considera bradicardia.

Pese a que existe la creencia de que tener una frecuencia cardiaca más lenta es un seguro de salud, el cardiólogo niega tal suposición. "Es cierto que una frecuencia cardíaca en reposo de menos de 60 latidos por minuto es normal en algunas personas, especialmente, en adultos jóvenes sanos y atletas. Sin embargo, si no se trata de deportistas o en algunos grupos de población, en especial en personas mayores y, especialmente, si tienen síntomas, puede requerir atención especializada". 

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¿Cuáles son los síntomas de que sufrimos bradicardia? 

Si tienes bradicardia patológica (es decir, que no se pueda considerar fisiológica o adaptativa como el corazón de un atleta), el cerebro y otros órganos podrían no recibir suficiente oxígeno, lo que posiblemente provoque estos síntomas:

  • Desvanecimiento, desmayo, lipotimia o síncope (son sinónimos).
  • Mareos o aturdimiento.
  • Fatiga o cansancio durante la actividad física.
  • Dificultad para respirar o disnea.
  • Dolor en el pecho con el esfuerzo.

Es importante consultar con el médico, puesto que él podrá determinar si nos encontramos ante un problema de salud que requiera tratamiento médico. 

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¿Cómo se diagnostica?

Para el diagnóstico bastaría simplemente con tomar el pulso y comprobar que hay menos de 60 latidos por minuto. Sería deseable confirmarlo con un electrocardiograma que, además, permitirá saber el origen de la bradicardia: si es sinusal (una alteración situada en una región nerviosa del corazón encargada del impulso eléctrico), o si obedece a un bloqueo cardiaco. 

El electrocardiograma, conocido como ECG puede evaluar los latidos del corazón mediante unos sensores que se ahieren en distintas zonas del cuerpo del paciente. Pese a que se trata de una excelente herramienta de diagnóstico, puede no ser suficiente si la bradicardia no se produce de forma permanente para que la registre el ECG. Entonces, puede ser útil, también, usar otros dispositivos como un monitor Holter. Se trata de un pequeño aparato que se lleva de 24 a 48 horas y que registra la actividad cardiaca durante ese periodo de tiempo. 

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¿Necesita tratamiento?

Como decíamos, una bradicardia asociada a un individuo sano y entrenado no se considera patológica ni precisa de ningún tratamiento, ya que no se considera una enfermedad. Sin embargo, en personas que no pertenezcan a estos grupos de población y si aparece con síntomas de desmayo, dificultad para respirar, dolor u opresión en el pecho, sí puede ser grave, ya que el corazón no está bombeando suficiente sangre y oxígeno al cerebro. Esto puede ser debido a diversas enfermedades que deben ser evaluadas por el cardiólogo.

Como recuerda el Dr. Juan Delgado, jefe de la Unidad de Cardiología de Vithas Madrid Arturo Soria, "es importante obtener un diagnóstico rápido y preciso, y la atención médica adecuada". En ocasiones, puede ser útil la implantación de un marcapasos, un pequeño dispositivo que funciona a pilas y que se implanta bajo la piel y que envía una señal al corazón cuando detecta que está latiendo de forma irregular o muy lenta para que vuelva a una frecuencia cardiaca adecuada.