Por qué es tan importante el compromiso de la Familia Real sueca con el medio ambiente

Ha demostrado estar muy concienciada con la protección abejas, uno de los polinizadores más importantes que existen, y cuya población disminuye de forma alarmante por diversas causas, como el cambio climático

Por hola.com

Hace un par de días, veíamos a Estelle y Oscar de Suecia convirtiéndose en dos pequeños apicultores, visitando las colmenas ubicadas en el Palacio de Haga, a las afueras de Estocolmo. Cada vez es más habitual que los 'royals' se impliquen con diferentes causas de ecología y muestren su compromiso con el medio ambiente. Uno de los pioneros fue, sin lugar a dudas, el príncipe Carlos de Inglaterra, y con el paso del tiempo, a él se han sumado destacadas personalidades como Hakoon de Noruega, entre otros. Sin embargo, el caso de la Familia Real de Suecia requiere una mención especial.

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La madre de Estelle y Oscar, la princesa Victoria, permitió hace una década que la Federación Sueca de Apicultores se instalase en el palacio. Un gesto que no sólo supone un apoyo a este sector, sino que representa una destacada acción para intentar proteger uno de los grupos más castigados por el cambio climático: los insectos. En este caso, las abejas, importantes polinizadores. Y es que, según desvela el informe del IPBES (Panel Internacional de Expertos en Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos), más del 40% de los polinizadores invertebrados están en peligro de extinción.

Y aunque faltan datos específicos sobre su situación actual en nuestro país, tal y como ha advertido Greenpeace, lo cierto es que aquí resultan vitales, ya que el sector apícola español es uno de los más relevantes dentro de la Unión Europea. De hecho, somos los principales productores de miel y polen del continente europeo.

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El papel de los polinizadores en la naturaleza

Todos sabemos que las abejas, de las que existen más de 20.000 especies conocidas, polinizan las flores. Es decir, que se encargan de transportar el polen desde el estambre (el órgano floral masculino) de una flor hasta el estigma (el órgano floral femenino) de otra flor, produciendo así la germinación y fecundación de óvulos de la flor. Y el resultado serán las semillas y los frutos. Por tanto, la mayoría de los cultivos (de los que nos abastecemos los seres humanos) dependen de ello.

De lo contrario, si no hubiese insectos que los polinizasen, esos cultivos no conseguirían reproducirse, y no podríamos producir muchos alimentos. De ahí que Vera Lucia Imperatiz-Fonseca, copresidenta del informe IPBES, asegure que “su salud está directamente relacionada con nuestro propio bienestar”.

Entre todos esos cultivos que dependen de la polinización se incluyen los que nos dan frutas, verduras, semillas, nueces y aceites. Así que, por poner un ejemplo, no podríamos disfrutar de productos que consideramos tan básicos como el café, el chocolate y las manzanas.

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Por qué están en riesgo

No sólo las abejas ponen su ‘granito de arena’ en la polinización. A ellas se unen otros insectos, como las mariposas, las moscas, las polillas o los escarabajos, que también están en peligro de extinción, y animales vertebrados como las aves o murciélagos, que se alimentan de esos insectos. Se ha observado que la población de estos últimos ha mermado, y los científicos sospechan que podría deberse al descenso del número de insectos. En definitiva, todos ellos forman parte de esa gran cadena que hacen que el planeta sea habitable, ¿pero qué es lo que está acabando con ellos?

Las causas son diversas:

  • Uso de pesticidas. El informe IPBES señala que el uso de pesticidas, esos compuestos químicos que se usan para eliminar las plagas de los cultivos, son un riesgo para los polinizadores.
  • Cambio climático. La revista ‘Science’ apunta a que las regiones donde se han dado bruscos cambios de temperatura, han experimentado un acusado declive en su población de abejas. Esta variación continua provoca que las plagas y enfermedades aparezcan con mayor virulencia, aparezcan nuevas especies exóticas invasoras, así como que las floraciones se retrasen o se adelanten, desencadenando un desfase entre la floración y sus polinizadores. Y, en consecuencia, los polinizadores se encuentran sin alimento.
  • La disminución de las prácticas de agricultura local. En la mayoría de países, se ha abandonado el sistema agrícola tradicional, que ayudaban a mantener los paisajes y jardines.

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La Unión Europea toma 'cartas' en el asunto

En la Unión Europea, conocedores del importante papel que juegan los polinizadores en nuestro ecosistema, se están dando grandes pasos para protegerlos, destacando dos fundamentalmente:

  • La Iniciativa de Polinizadores, cuyo principal objetivo es protegerlos, con medidas como la mejora de los hábitats de los que se encuentran en peligro o la reducción del uso de pesticidas y del impacto de las especies exóticas invasoras.
  • La Estrategia de Biodiversidad, publicada esta misma semana. El documento reza que la “naturaleza es tan importante para nuestro bienestar mental y físico como lo es para la capacidad de nuestra sociedad de hacer frente al cambio global, las amenazas a la salud y los desastres”, y por ello la necesitamos en nuestras vidas. Entre las acciones planteadas de aquí a la próxima década, está la reducción en un 50% del uso de pesticidas, y plantar unos 3.000 millones de árboles para intentar restaurar ecosistemas cruciales.

Sin embargo, Greenpeace ha querido recordar que, paradójicamente, España, pese a contar con uno de los sectores apícolas más relevantes de la Unión, es uno de los países que más plaguicidas utiliza. Un producto químico que, tal y como se ha señalado anteriormente, pone en peligro la supervivencia de las abejas y demás polinizadores, y que desde el punto de la organización, debe abordarse su uso, con el fin de proteger a los insectos.

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