Cuando pensamos en accesibilidad, solemos imaginar rampas, ascensores o puertas amplias. Pero cada vez más voces del diseño de interiores reclaman mirar más allá de las barreras físicas y pensar en cómo los espacios afectan a nuestra percepción, comprensión y bienestar emocional.
Este reportaje explora la importancia de la accesibilidad cognitiva y sensorial como clave para crear hogares inclusivos para todas las personas, no solo para quienes tienen dificultades motoras.
Hablamos con Verònica Martín, interiorista fundadora del estudio A-típic (a-tipic.com), especializada en diseño emocional y para personas con neurodivergencias.

La accesibilidad cognitiva nos hace sentir seguros: es para todos
La realidad es que… ¡La accesibilidad no termina en una rampa!, también implica que un espacio sea fácil de entender, habitar y recorrer sin confusión ni sobrecarga sensorial. Esto es especialmente importante para personas neurodivergentes (con autismo, TDAH o alta sensibilidad), que procesan la información del entorno de manera diferente. Pero en realidad, todos percibimos el mundo de forma única, según nuestro estado emocional, historia personal o sensibilidad.
Verònica expone que no se trata de algo “especial” para unos pocos: un 20 % de la población es neurodivergente, y el resto también puede beneficiarse de espacios mejor pensados. Luces intensas o ruidos inesperados pueden desorientar a cualquiera en su propio hogar.
La interiorista cuenta que “diseñar con accesibilidad cognitiva significa crear entornos que no generen ansiedad, que ofrezcan opciones de recogimiento, que usen materiales agradables e iluminación regulable. En definitiva, espacios que acompañen emocionalmente y respeten la diversidad neurológica y sensorial de las personas”. En la propuesta, un dormitorio ideado por Punto M Estudio con lo justo y necesario para no recargarlo pero tampoco que tenga una estética fría e impersonal.

Perfiles sensoriales para crear espacios que cuidan
Al diseñar para personas neurodivergentes o altamente sensibles, lo fundamental es entender cómo cada individuo procesa los estímulos sensoriales, ya que no existen dos cerebros iguales. La alta sensibilidad, por ejemplo, implica una percepción más intensa de luces, sonidos, texturas y emociones. Por eso, el diseño debe adaptarse a las necesidades individuales, como ofrecer luces tenues para hipersensibles o luces intensas para quienes son hiposensibles.
“En A-típic, lo primero que hago es un perfil sensorial y cognitivo (sin ser diagnóstico) para conocer mejor las particularidades de cada persona y así crear espacios que realmente acompañen y apoyen su bienestar”, relata la interiorista.

Cómo proteger a las personas altamente sensibles de la sobreestimulación sensorial
Las personas con alta sensibilidad (PAS) perciben los estímulos con mucha más intensidad, lo que puede llevar a la sobreestimulación: sensación de agobio, cansancio o necesidad urgente de escapar.
“Un espacio bien diseñado puede ser un auténtico refugio para nosotras, aquí me incluyo. ¿Cómo? Creando entornos más suaves y predecibles, usando luces cálidas, indirectas y regulables; materiales agradables como madera o algodón orgánico; colores neutros o naturales que transmitan calma, como azul, beige o verde en tonos pastel; y reduciendo ruidos con materiales acústicos como corcho o cortinas gruesas. También es clave ofrecer zonas tranquilas donde puedan retirarse si necesitan bajar el nivel de estímulos”, explica Verònica.
Así, un espacio adaptado al perfil sensorial puede funcionar como un abrazo, regulando el sistema nervioso y recuperando la calma porque, como ha demostrado la neuroarquitectura, nuestro entorno físico afecta directamente cómo sentimos y pensamos. En la imagen superior, el comedor forma parte de una reforma de Amai Studio.

Zonas de calma y activación
Tener distintos microespacios dentro del hogar se ha considerado altamente beneficioso para personas altamente sensibles (PAS) y neurodivergentes. Estos espacios permiten adaptarse a los diferentes estados emocionales y niveles de energía que pueden variar a lo largo del día. Por eso, se recomienda contar con rincones íntimos y calmados en el dormitorio, con luz tenue, texturas suaves y sensación de refugio, que ayuden a recuperar el equilibrio emocional. Conocer el perfil sensorial de cada persona permite ajustar estos espacios con elementos que favorezcan la regulación, como una mecedora para el estímulo vestibular o tejidos agradables para una regulación táctil. Este espacio tranquilo junto a la piscina es ideal para escuchar calmadamente música o entregarse a la lectura; se trata de un diseño de Albert Ramoneda Studio.
Pero además de zonas de calma, “también se valoran microespacios que favorezcan la activación, especialmente cuando el estado anímico es bajo o se requiere estimulación creativa. Estos rincones pueden estar ubicados en zonas más abiertas como el salón o el despacho, con más luz, colores intensos, imágenes energizantes o frases motivadoras”, comparte la experta. La clave está en ofrecer variedad, claridad en la función de cada rincón y estímulos adaptados a las necesidades sensoriales. Así, el hogar se convierte en un entorno flexible que acompaña emocionalmente a quienes lo habitan.

TDAH y hogar: menos caos, más estructura
El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) supone retos concretos tanto a nivel espacial como organizativo dentro del hogar. No se trata solo de dispersión o impulsividad, sino de una forma diferente de procesar la información y gestionar estímulos. Los entornos desordenados o visualmente saturados pueden provocar sobrecarga y dificultar la concentración, lo que genera frustración y olvido de tareas. Para contrarrestarlo, Verònica recomienda un diseño claro y estructurado, con zonas bien definidas, almacenamiento accesible y visual (como cajas transparentes o etiquetas), y el uso de apoyos visuales como pizarras o pictogramas de rutinas.
Desde el punto de vista organizativo, uno de los mayores desafíos para personas con TDAH es mantener el orden y seguir secuencias de tareas. Objetos cotidianos como llaves o documentos pueden perderse con facilidad, y completar tareas encadenadas puede resultar difícil. Por ello, se aconseja incorporar recordatorios ambientales: pizarras visibles, luces temporizadas o señales de color que guíen y estructuren el día a día, reduciendo así la carga mental.
“Diseñar hogares que funcionen como apoyo y no como obstáculo es esencial. Crear entornos que acompañen el funcionamiento del cerebro con TDAH permite no solo mejorar la organización, sino también ofrecer calma, previsibilidad y autonomía en la vida cotidiana”, explica la interiorista.
En este baño Tinda’s Project decide dividir las áreas de uso: la zona de cortesía y la bañera en una zona, y el inodoro y la ducha en sendas cabinas independientes.

TEA (Trastorno del Espectro Autista) y hogar: claves para un diseño sensorial individualizado
Al trabajar con personas dentro del espectro autista (TEA) lo fundamental es comprender su perfil sensorial individual, ya que “cuando conoces a una persona autista, solo conoces a una persona autista”, afirma Verònica. No hay un único patrón: una persona puede ser hipersensible a ciertos estímulos y otra, justo lo contrario. Por eso, cada proyecto requiere ajustes personalizados que tengan en cuenta desde la luz y el sonido hasta las texturas y los colores.
Por ejemplo, algunas personas autistas se sienten abrumadas con luces intensas o parpadeantes… otras necesitan más estímulo visual para orientarse. En estos casos, se opta por iluminación regulable, materiales fonoabsorbentes, señalización clara o contrastes de color, según el caso. Las texturas también se adaptan: suaves o firmes, lisas o con relieve, en función de las necesidades de regulación sensorial.
Muy sereno es este espacio de despacho equipado con mobiliario de Kave Home.

Sin recetas universales
Las soluciones estandarizadas no funcionan con el autismo, porque no existe un único perfil sensorial ni emocional. En este último aspecto la experta comenta que diseño del hogar debe favorecer la autorregulación emocional. “No concibo una casa con personas autistas sin microrincones de estimulación y de calma”, afirma. Estos rincones permiten elegir el espacio adecuado según el estado emocional del momento: uno más recogido y sereno, con luces tenues y texturas suaves, y otro más estimulante y lúdico, con música, colores vivos o movimiento.
Además, es clave que el espacio sea legible y predecible, con recorridos claros y ajustes posibles en luz, sonido o temperatura. En definitiva, se trata de crear hogares flexibles, que se adapten a las personas y no al revés, para que puedan regularse emocionalmente y sentirse seguras.
En esta habitación infantil, Susanna Cots apuesta por unas cromáticas suaves como el rosa y la madera clara y las fibras naturales, que invitan a estar en calma.

Cómo adaptar el hogar para personas autistas sin reformas
No es necesario hacer grandes reformas para adaptar el hogar a una persona dentro del espectro autista. Pequeños ajustes pueden mejorar mucho el confort y la seguridad.
Verònica señala que uno de los aspectos más importantes es reducir el ruido, ya que muchas personas autistas presentan hipersensibilidad acústica. Esto puede lograrse sin obra, mediante alfombras, cortinas gruesas, paneles acústicos o muebles tapizados. Si el problema persiste, existen soluciones rápidas y asequibles para mejorar el aislamiento acústico (y de paso térmico) de la fachada.
También conviene revisar la iluminación, sustituyendo luces intensas por bombillas regulables, y mantener un entorno ordenado y despejado, con zonas diferenciadas. Las texturas naturales ayudan mucho: cambiar plástico por algodón orgánico o madera, por ejemplo, transmite más calma. Por último, el uso de pictogramas o paneles de rutinas visuales refuerzan la estructura del día a día y da seguridad. Todo esto contribuye a crear una casa más acogedora y reguladora sin necesidad de obra.
En la propuesta, el salón lo ha ideado Pia Capdevila y en él incorpora alfombras, cortinas gruesas y paneles de madera en la pared que tamizan el sonido y las vibraciones que este produce.

Atipicos.org, la plataforma digital para la comunidad neurodivergente
A-típic se fundó hace cuatro años de la mano de Verònica Martín, interiorista especializada en accesibilidad cognitiva y sensorial. Su trayectoria profesional se consolidó tras una experiencia familiar directa vinculada a la neurodivergencia, lo que la llevó a enfocarse en crear espacios pensados para regular, cuidar y acompañar la diversidad neurológica.
A partir del diseño de su propio hogar, basado en criterios de neuroarquitectura y bioconstrucción, comprobó el impacto directo del entorno físico en el bienestar emocional y sensorial. Actualmente, impulsa la comunidad atipicos.org, una plataforma digital creada por y para personas neurodivergentes, que conectará a familias, profesionales y entidades con recursos neuroafirmativos. Incluirá artículos, entrevistas y un pódcast para seguir ampliando conocimiento y apoyo desde una mirada respetuosa y compartida.