La cocina, incluso si es pequeña, es una de las estancias clave de la casa actual, donde no solo se prepara la comida, sino que también se hace vida en familia. Lo que hace imprescindible que sea un lugar en el que te sientas bien y estés a gusto. Para conseguirlo, debe reinar el orden, estar limpia y lucir impecable. Estas 10 ideas prácticas te ayudarán a conseguirlo sin pegarte palizas a limpiar, perder más tiempo del necesario y (casi) sin darte cuenta. ¿No nos crees? ¡Sigue leyendo!

1. Cocina sin manchar

Evita que se manche en exceso con ciertas medidas preventivas. Puedes forrar de papel de aluminio la parte de la placa que no vas a usar, añadir un poco de sal al aceite donde vas a freír huevos, para que no salten o quitar el exceso de humedad del pescado, por ejemplo. Utilizar una tapadera con agujeros para cocinar chuletas de cordero o guisos de carne, cubrir de papel las bandejas del horno o poner una cuchara de madera sobre la cazuela para evitar derramamientos.

2. Despeja la superficie de trabajo

Sin duda, puede resultar muy agradable tener algunos objetos decorativos y plantas en la encimera, pero esto puede convertirse en un arma de doble filo, a la hora de mantener impecable la cocina. De hecho, para limpiar la encimera de forma eficaz, primero deberás quitar todos estos objetos y luego volver a colocarlos: ¡doble trabajo! No decimos que te pases al minimalismo o que te rindas a la decoración espartana, sino que evites abarrotar tu superficie de trabajo para ir más rápida cada día. Además, una cocina ordenada es también más funcional en todos los aspectos.

3. Ten a mano solo lo imprescindible

Ten cerca y al alcance solo los utensilios que necesitas y usas de forma habitual, así evitarás que la olla XL que utilizas únicamente una vez al año cuando haces el cocido familiar no ocupe un valioso lugar en el mueble o lleve meses expuesta en lo alto de la nevera. Y lo que vale para la olla se extiende a la paellera o a las miles de piezas de tu batería de cocina que venían en el pack, pero que no sueles usar a diario. Esta es una buena medida para organizar la despensa o la alacena. 

4. Limpia durante y después de cocinar

Tu cocina no debe convertirse en un 'campo de batalla', donde encuentres dos cucharas de palo en el fregadero, la tabla de cortar sucia y con restos de cebolla, varias cazuelas haciendo cola en la encimera, paquetes vacíos de pasta… La clave para que esto no ocurra y puedas disfrutar de una agradable sobremesa es ir recogiendo y limpiando sobre la marcha y al finalizar de cocinar. No se trata de sacar brillo a la placa, sino de quitar lo ‘gordo’ mientras esperas que tus alimentos se cocinen para despejar la encimera y que luego puedas dejar los platos y fuentes en ella, sin hacer malabarismos. Te lo aseguramos: una vez que te acostumbres, todo será más fácil.

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5. Mantén la encimera y el fregadero ‘limpios’

Son dos de las superficies que más suciedad pueden acumular y cuyo aspecto puede tirar por tierra la imagen impoluta de la cocina. Por lo tanto, tómate como una regla, casi un mantra, recoger y limpiar el fregadero y la encimera nada más terminar de usarlos para que no haya restos ni manchas que sean difíciles de eliminar. Para ello, basta con pasar una bayeta humedecida en agua y jabón neutro (apto para todos los materiales) y terminar secando, para que reluzcan. Mínimo esfuerzo, máximos resultados.

6. Friega los platos

Aunque es algo que sueles hacer al mediodía y en el desayuno, el problema se plantea a la hora de la cena, cuando la pereza y el cansancio se apoderan de ti. Sin embargo, es una felicidad instantánea que desaparece cuando a la mañana siguiente tu fregadero está lleno de platos sucios y con grasa y reina un ‘desagradable’ olor a comida. Por este motivo, no te acuestes sin fregar o meter los platos en el lavavajillas, lo agradecerás al día siguiente, y solo necesitarás 20 minutos para que quede todo bien.

7. Elige el cubo de basura adecuado

La basura es una fuente de suciedad y malos olores. Por ello, para mantener tu cocina impecable, opta por un cubo de basura con tapa, preferiblemente colocado debajo del fregadero si tienes espacio. Recuerda completar el kit con contenedores de reciclaje para papel, plástico y vidrio y limpiar regularmente esta zona para evitar la proliferación de bacterias. También es importante que tengas un lugar específico para los productos de limpieza, de manera que estén accesibles, pero a salvo de los más pequeños de la casa.

8. Guarda algunos electrodomésticos

El orden es parte esencial a la hora de presumir de cocina. Por eso, aunque algunos pequeños electrodomésticos pueden estar siempre en la encimera, resulta más conveniente guardar otros, ya que su contemplación puede convertir una estancia funcional y bien equipada en otra abarrotada, que cueste más tener limpia. De esta manera, deja a la vista aparatos como la cafetera o la tetera que usas regularmente, coloca cerca en un desayunador o una alacena aquellos que utilizas una o dos veces por semana, el exprimidor o la tostadora, por ejemplo, así los tendrás a mano, y finalmente almacena en la parte menos accesible de tus armarios aquellos que usas tan poco que se te olvida que existen, la ‘raclette’ es uno de ellos.

9. Haz una limpieza profunda una vez por semana

La limpieza diaria te permitirá mantener una cocina práctica y limpia y cubrir el expediente. Sin embargo, una más profunda una vez a la semana realmente la elevará a otro nivel y hará que luzca impecable. Para ello, elige un día y ponte manos a la obra. Repasa el antepecho, la puerta del frigorífico, el interior del horno y el microondas… Recuerda también limpiar los enchufes con un paño seco, para evitar la proliferación de bacterias.

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10. No dejes pasar la limpieza trimestral

El día a día es importante, pero debe completarse con una limpieza profunda cada tres meses, que te permita concentrar esfuerzos en aquellas zonas que usas mucho y limpias solo por encima. Hablamos del frigorífico y los armarios. Para limpiar la nevera, debes vaciarla para poder lavar todos los elementos extraíbles, como bandejas y cajones, y limpiar a fondo las paredes. Respecto a los muebles, también debes vaciarlos para que resulte más fácil su limpieza. Aprovecha para clasificar los alimentos que puedan haber caducado, que lleven demasiado tiempo abiertos o que no tienes intención de consumir.