Que la palabra bechamel esté entrecomillada en el título de este tema es más que intencionado. Y es que sí; ya sabemos que una bechamel sin harina es otra cosa; resulta prácticamente imposible conseguir una textura y sabor similar sin el empleo de este ingrediente imprescindible.
Nuestro único objetivo es, simplemente, buscar una alternativa sin gluten y algo más ligera como sustituto a la hora de hacer recetas como lasañas, canelones, croquetas, gratinados…
Obviamente, es resultado no va a ser el mismo, pero si la coliflor es una verdura que te gusta, te animamos a probar esta opción menos contundente. Además, se trata de una receta sin gluten, por lo que puede ser interesante para determinadas alergias o intolerancias a esta proteína.
Su elaboración, como vamos a ver a continuación, es muy sencilla. Y la textura, más o menos espesa, se la podrás ir dando tú en función de tu gusto, añadiendo más o menos leche. Pero antes, vamos a hacer un repaso de las razones por las que, a nivel nutricional, siempre es buena idea meter la coliflor en nuestra cesta de la compra:
PROPIEDADES NUTRICIONALES DE LA COLIFLOR
-Es rica en fibra, lo que favorece el tránsito intestinal.
-Es buena fuente de vitaminas, especialmente vitamina C, que refuerza el sistema inmune y actúa como antioxidante.
-También aporta minerales esenciales como potasio, magnesio y fósforo, que ayudan a la función muscular, ósea y nerviosa.
-Es baja en carbohidratos y en calorías (aproximadamente 25 calorías por cada 100 gramos de coliflor cruda), por lo que, según cómo se cocine, es gran aliada de las dietas para perder peso.
-Tiene poder saciante, lo que ayuda a controlar el apetito.
BECHAMEL DE COLIFLOR (SIN HARINA), PASO A PASO
Ingredientes: (para unos 500 ml de salsa)
- ½ coliflor grande (unos 400–450 g de ramilletes)
- 250 ml de leche entera o bebida vegetal (avena, soja…)
- 1 cucharada de mantequilla o aceite de oliva virgen extra
- 1 diente de ajo (opcional, para sabor)
- Sal al gusto
- Pimienta blanca al gusto
- Nuez moscada (al gusto, opcional)
- *Para una versión más sabrosa puedes sumar 2 cucharadas de queso rallado, tipo parmesano o gruyère, pero es opcional.
Elaboración:
-Corta los ramilletes y cuécelos al vapor o en agua con sal durante unos 10–12 minutos, hasta que estén muy tiernos (que se deshagan con un tenedor).
-Escúrrelos bien.
-En un cazo, calienta la mantequilla o el aceite. Añade el ajo picado y sofríelo 1 minuto sin que se queme (solo para perfumar).
-Añade la coliflor cocida al vaso de la batidora.
-Incorpora la leche caliente poco a poco y tritura hasta obtener una crema homogénea.
-Ajusta la cantidad de leche según la textura que quieras: más espesa o más ligera-
-Añade sal, pimienta blanca y una pizca de nuez moscada.
-Su vas a sumar el queso, incorpóralo y mezcla hasta fundirlo.
-Vuelve a poner la mezcla en el cazo y calienta a fuego bajo 2–3 minutos, removiendo para integrar bien y obtener una textura aterciopelada.







