Mantequilla o margarina, ¿con cuál me quedo?

Si cuando acudes al supermercado, dudas al elegir entre una u otra, lee con atención este artículo en el que te explicamos algunas cuestiones importantes que pueden ayudarte a decidir

Es una de las dudas que nos persigue cada vez que intentamos acertar en el supermercado, sin tener nunca claro si son buenas las dos, malas o si hay una mejor que otra. Siempre la misma pregunta: ¿mantequilla o margarina? Gracias a la ciencia, hemos conseguido tener algo más de información sobre la regulación de lo que ingiere el organismo de cada uno de estos productos, que depende de muchos factores y no únicamente de su ingrediente principal. Si quieres saber con cuál quedarte, lee con atención.

  • La mantequilla es una grasa de origen animal: la mantequilla es una grasa láctea que tiene origen animal y, por tanto, contiene colesterol. Su composición se divide entre agua en un 20% y grasa en un 80%, convirtiéndose en una importante fuente de lípidos, vitaminas liposolubles de tipo A y D. Por ello, no se elimina totalmente de la dieta (a no ser que se padezcan ciertas patologías, en cuyo caso, el criterio profesional será quien lo decida), pero si se aconseja controlar su consumo.
  • La margarina es una grasa de origen vegetal: siendo una importante fuente de vitaminas A y E, sin (a priori) colesterol, pero con muchos más aditivos que la mantequilla –como aromatizantes, emulsionantes y colorantes-, por lo que hay que estudiarla con atención.

El origen de la margarina

La margarina fue inventada por Hippolyte Mége-Mouriés en el siglo XIXI, quien patentó un procedimiento mediante el que obtenía una grasa untable a partir de sebo de vacuno y que cumplía con los requisitos de Napoleón, que pidió encontrar una alternativa a la mantequilla que resultara ser más barata y más fácil de conservar. Su nombre, margarina, proviene de un compuesto que, entonces, se creía contenía el sebo (su ingrediente principal): el ácido margárico.

En la II Guerra Mundial, Alemania necesitaba una fuente de grasa barata y, a partir de esta primera, fabricó otra mucho más similar a la actual. Unas décadas más tarde, en los años 90, comienza su auge en Estados Unidos como una alternativa saludable de la mantequilla, en el desarrollo de una campaña en contra de cualquier alimento con colesterol que pudiese potenciar un posible efecto en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. La mantequilla, junto con los huevos, se sitúa entonces en el punto de mira de todas las críticas. La margarina, al obtenerse de grasas vegetales y ácidos grasos insaturados, se consideraba una fuente de grasas buenas para la salud y, además, sin colesterol. Pero, ¿es realmente tan saludable?

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¿Qué contiene entonces la margarina?

En principio, la margarina se podría considerar una alternativa perfecta a la mantequilla en cuanto a su origen vegetal, que puede aportarnos grasas buenas. Sin embargo, para conseguir que los aceites que la componen se conviertan en sólidos, muchas veces se les somete a un proceso de hidrogenación que produce las temidas grasas trans-saturadas que, en nuestro organismo, se comportan como los ácidos grasos que podemos encontrar en la bollería industrial.

Actualmente, en el proceso de fabricación de algunas margarinas se disminuye o evita que se generen esas grasas trans-saturadas. Un dato importante que debe ser señalado por el fabricante en el envasado (sin grasas trans), así como el tipo de aceite utilizado para su elaboración.

Teniendo en cuenta esto, además de saber que muchas margarinas también pueden contener grasas de origen animal, ya tenemos suficiente información para decidirnos por una o por otra, siempre que leas con atención las etiquetas y el valor nutricional que se indica.

Mantequilla o margarina, ¿cuál debo elegir?

Un consumo moderado de mantequilla, en vez de margarina, puede resultar mucho más saludable, ya que es un producto más natural y su tratamiento industrial es mucho más sencillo, pues no se producen grasas hidrogenadas. Eso sí, cuidado con las mantequillas fáciles de untar y las bajas en grasa, pueden contener gelificantes, aromas o colorantes añadidos para que su textura y sabor sea similar al de la mantequilla tradicinal.

Si, por el contrario, te decides por una margarina, elige la que venga etiquetada como 100% vegetal, con la menor proporción de ingredientes añadidos (colorantes, aromas, conservantes). Recuerda que estos alimentos deben ser siempre de consumo esporádico, dando referencia a otro tipo de grasas vegetales líquidas como, por ejemplo, el aceite de oliva.