El buen uso de especias y hierbas es un auténtico arte, contribuye en muchos casos a darle un toque distintivo a cada plato y es una manera estupenda de reducir el añadido de sal, que ya sabemos que tiene que ser comedido. Especias solemos tener siempre en la despensa, pero quizás las hierbas frescas estén menos presentes por el miedo a que se estropeen o pierdan propiedades rápidamente -salvo si las tienes plantadas en macetas-. Pero por suerte existen algunos trucos muy útiles para evitarlo y al mismo tiempo para conseguir sacarles el máximo partido en nuestra cocina y disfrutar de todo el aroma, el sabor y la textura de albahaca, menta, romero, tomillo, salvia, etc.
Cómo conservar las hierbas frescas más tiempo
- Lava las hierbas previamente y sécalas muy bien con papel de cocina -si tienes un centrifugador de lechuga, mejor que mejor-. Guárdalas en un recipiente abierto en el frigorífico durante 30 minutos. Transcurrido este tiempo pon una tapa y mete nuevamente en la nevera. Este truco te ayudará a que las hierbas mantengan su frescura durante un par de semanas.
- El consejo anterior se puede hacer también con papel mojado. Envuelve las hierbas en papel de cocina ligeramente humedecido y guárdalas en una bolsa con cierre hermético en la nevera. Esto ayuda también a conservarlas durante semanas.
- Otro truco es introducir las hierbas dentro de un vaso con agua fría, como si fueran flores, cortando los tallos y ve cambiando el agua cada 2-3 días. De esta forma también te aguantarán unos 15 días.
- Crear originales cubitos de hielo con aceite de oliva o agua. Mezcla agua o aceite con hierbas frescas picadas e introduce el resultado en cubiteras. Los primeros son ideales para enfriar bebidas y darles un toque aromático y los segundos para obtener diferentes aceites con distintos aromas y sabores para cocinar.
- Otra de las opciones para sacar el máximo partido a las hierbas aromáticas es, sin duda, transformarlas en una infusión. Nos aportan numerosas propiedades saludables y son mucho mejores que las compradas. Aprovecha la menta, el tomillo, el romero, el orégano... añádelas al agua hirviendo, retira del fuego, tapa, deja reposar unos minutos, cuela ¡y listo!
- Y si quieres usar de otra manera hierbas, incorpóralas a salsas y congélalas. Un buen ejemplo es si tienes mucha albahaca, prepárala en una salsa pesto y ¡al congelador! Cuando la quieras usar, siempre la tendrás disponible y con todo su aroma y sabor, una vez descongelada.
- Aprovechamos para recordarte que las hierbas y especias secas deben almacenarse en un lugar fresco y seco donde no les dé la luz.
Si incorporas estos trucos en tu cocina, prolongarás la vida de tus hierbas, mantendrás todo su aroma y sabor, y reducirás el desperdicio en la cocina. Tu albahaca, perejil o cilantro estarán siempre listos para elevar cualquier plato, demostrándote que con un par de gestos sencillos la frescura puede durar mucho más de lo que imaginas.