Hasta el infinito, ¡y más allá!

La máscara de pestañas es el segundo cosmético más vendido del mundo tras la barra de labios, un producto del que existen cada vez más fórmulas diferentes. Pero, ¿sabemos cuál elegir para cada caso? He aquí los secretos más recónditos para una elección y aplicación totalmente personalizada.

Por hola.com

Desde un punto de vista fisiológico, las pestañas tienen una función importantísima: son el toldo natural de los ojos. Pero, dicho esto, lo cierto es que las mujeres deseamos unas pestañas largas, curvadas, tupidas y deslumbrantes por razones más cercanas y hasta frívolas: sencillamente, hacen una mirada muchísimo más bonita.

Pero ya se sabe que las pestañas son muy suyas y nacen como les da la gana. Por eso, casi desde que el mundo es mundo, nos las hemos ingeniado para crear cosméticos que las aumenten visualmente, desde el kohl de los egipcios hasta el polvo de antracita de los antiguos romanos. Pero fue a finales del siglo XIX cuando los hijos del perfumista Eugène Rimmel crearon una fórmula a base de cera, jabón y óxido que formaba una pasta negra que servía tanto para dar color a los bigotes masculinos como para resaltar las pestañas femeninas. No cabe duda que tuvo éxito. Tanto, que dos siglos más tarde, todavía se conoce comúnmente la máscara de pestañas con su nombre.

Desde entonces, la máscara no ha dejado de avanzar. En las fórmulas se han incorporado agentes tratantes que mejoran la calidad del pelo, como el pantenol o los aminoácidos, y las ceras se han combinado con polímeros que aportan elasticidad y flexibilidad, además de persistencia. Las fórmulas se han multiplicado de forma vertiginosa, y no es raro que una sola marca tenga hasta siete referencias distintas de máscara. ¿Cómo resistirse a semejante lujo?

Secretos de aplicación

  • Con los cepillos actuales, no hace falta eliminar ningún sobrante en un tissue: sale justo la cantidad de producto necesaria.
  • Nada de bombear el cepillo dentro y fuera del envase: sólo sirve para que entre aire y se seque innecesariamente.
  • El error más común al aplicar máscara es dejar demasiado producto y que queden pegotes. Para evitarlo, nada como depositar el cepillo con muchísima suavidad sobre las pestañas, apenas rozándolas.
  • El cepillo se coloca en la raíz de las pestañas superiores y se lleva hacia las puntas con movimientos ascendentes y en zigzag, de lado a lado.
  • En las pestañas inferiores, el cepillo tan sólo se deposita en la raíz y se mueve de un lado a otro, sin llevarlo hasta las puntas y marcando tan sólo la línea del párpado.
  • La segunda capa se aplica sólo en las pestañas superiores. Una buena idea es darla tan sólo en las puntas, para destacar su longitud.