Estirarse cada mañana e intentar mantener el buen humor, lo que nos ayudará a ir bien erguidos y en un buen tono postural.
Al caminar debemos mantener una postura erguida con el vientre hacia dentro (abdomen plano) los hombros hacia atrás y la cabeza derecha.
Mantener la piel bien hidratada y la musculatura de la espalda estirada para evitar contracturas. No se trata de potenciar la musculatura, sino de estirarla y sí potenciar los abdominales.
Hacer ejercicio que favorezca el cuidado de la espalda como la gimnasia controlada del tipo de reeducación postural, natación (preferiblemente de espalda) y andar.
Evitar mantener la misma postura durante periodos largos de tiempo, ya sea de pie, sentados o al tomar el sol.
Es importante, siempre que tomemos el sol boca abajo, colocar una pequeña toalla a la altura del vientre para evitar acentuar la curvatura de la espalda y por tanto la sobrecarga lumbar.
En la montaña (senderismo) se debe usar siempre un buen calzado y llevar siempre calcetines, a poder ser de algodón. No nos debe dar apuro usar un bastón de montaña que nos ayude a descargar la espalda.
Es aconsejable realizar masajes de amasamiento, tanto a nivel cervical como dorsolumbar, a fin de mantener la musculatura relajada, sin contracturas y acompañarlo de estiramientos específicos de cintura. El masaje puede ser manual o bien con técnicas de hidroterapia.
La piel debe estar hidratada y limpia. Se pueden realizar peelings y masajes relajantes y de drenaje, así como chorros con esencia.
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