Si llevas ya un tiempo entrenando, te sientes igual y no obtienes ningún resultado es que algo está fallando. Hoy te cuento 7 razones por las que esto puede estar sucediendo:
1. No sigues una planificación en tu entrenamiento. Uno de los errores más comunes en toda actividad deportiva. Te apuntas al gym o comienzas con el deporte sin establecer unas pautas. Ya hemos hablado de la importancia de crear tu plan de entrenamiento porque así sabrás de dónde partes y a dónde quieres llegar. De esta forma se visualizan cambios con mayor exactitud y puedes medir ciertos parámetros: marcas personales, mejora de cualidades físicas básicas, medidas corporales, etcétera.
2. No te estás esforzando lo suficiente. Muchas veces nos puede la pereza y estamos más tiempo en el gimnasio charlando o “perdiendo el tiempo” que verdaderamente entrenando. No te hagas el remolón y céntrate en hacer un buen trabajo, aunque también es importante esa parte socializadora de tu gimnasio para que disfrutes de ello.
3. Quieres resultados muy rápidos. Puede ser que no le hayas dado margen a tu cuerpo para empezar a mostrarte esos progresos. Tienes que tener en cuenta que los resultados se van viendo a medida que pasan los días, meses e incluso años (dependiendo de la meta que te fijes). Un truco para que no se te haga muy lento es fijarte pequeños objetivos en períodos más cortos de tiempo y así ir comprobando cambios menos evidentes, que al final llegarán a apreciarse como uno enorme.
4. Los estímulos que le estás dando a tus músculos no son los adecuados. Ya sea porque son poco o demasiado para tus necesidades. Por ejemplo, en el trabajo de fuerza es inútil realizar los ejercicios con un peso muy bajo, que al músculo no le está estimulando en absoluto y que no va a conseguir generar ningún cambio por realizarlo. Igual que si trabajas con un peso demasiado elevado no vas a ejecutar el ejercicio correctamente, sin lograr lo que necesitas y además jugándote una lesión. No te pierdas: ¿Cardio o pesas? ¿Qué va primero?
5. Tu dieta no es la adecuada. Es la combinación perfecta: dieta y ejercicio deben ir de la mano. Pero esto no significa dejar de comer o comer con una dieta estricta, sino controlar la ingesta de ciertos productos y alimentos y llevar una dieta balanceada y mediterránea completa (No te pierdas: Así debería ser tu plato para una dieta sana y equilibrada). Muchas personas comienzan eliminando algunas “malas costumbres” (No te pierdas: ‘Lo light adelgaza’ y otros mitos sobre la alimentación) y lo notan en muy poco tiempo.
6. No descansas. Para que tu cuerpo y tus músculos muestren el trabajo realizado deben recuperarse y necesitan descanso y, además, un buen descanso. Así que plantéate unas buenas y continuas horas de sueño y de no-gym como parte de tu rutina. No te pierdas: 5 ejercicios para dormir mejor.
7. Haces lo mismo siempre. Y es aquí cuando vuelvo a hablarte de estímulos. Igual que decíamos que un estímulo insuficiente o excesivo no sirve de nada, éste debe ser variable para no acostumbrarnos siempre al mismo. Nuestro cuerpo es vago por naturaleza y, si seguimos durante meses haciendo exactamente lo mismo, conseguiremos exactamente lo mismo que antes: nada. Así que cambia algo: los pesos, los ejercicios...
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