Camilo ha puesto banda sonora a los últimos veranos con canciones como Tutu, Favorito, Vida de rico, Kesí… Ahora, el artista colombiano regresa con Maldito ChatGPT, mientras se embarca en una gira por España que arrancó el pasado viernes 1, en Sitges, y con la que recorrerá toda nuestra geografía durante mes y medio.
"Literalmente, todo el país. Me hacía falta una gira como esta. Todo el show es para el público español. Me siento muy agradecido de estar en un montón de lugares nuevos. Además, todo lo que signifique pasar más tiempo aquí es una gran noticia", nos dice Camilo, que estará viajando con la cantante Evaluna y las dos hijas del matrimonio, Índigo y Amaranto, de tres y un añito.
—¿Cantarás con Evaluna en España?
—Queremos que sea parte fundamental de este tour. No hay manera de cantar sin que ella esté involucrada o sin que su espíritu esté ahí.
—¿Cómo es cantar con el gran amor de tu vida delante de tanta gente?
—Cuando mi esposa se sube al escenario y cantamos, siento que estamos solos. Es un momento íntimo para mí, aunque sea delante de quien sea. También porque nuestras canciones juntos fotografían cosas muy íntimas.
—¿Qué es lo mejor de Evaluna?
—Lo mejor de Evaluna no cabe en las palabras ni en el intelecto. Es ella, su identidad. Me vuelve loco su manera de considerar todo lo que está fuera de ella, su manera de cuidar de su alrededor… Son algunos atributos, pero lo verdaderamente valioso en ella no cabe en palabras.
—¿Cómo es llevarte la familia a cuestas, siendo tus hijas tan pequeñas?
—Ay, no sé cómo hace la gente cuando no viaja con su familia. Sin mi esposa y mi hijas, aunque sea solo un día, me pesa mucho más. Mis hijas son todo menos una carga. Al contrario. Todo lo disfruto mucho más con ellas.
—Imagínate estar casi dos meses sin verlas…
—No podría. No lo haría, la verdad.
"Lo mejor de Evaluna no cabe en las palabras y en el intelecto. Es ella, su identidad"
Un papá que no para de aprender
—Tu hija pequeña, Amaranto, cumplió un año el pasado 1. ¿Cómo has vivido estos meses?
—Un bebé ve las cosas por primera vez y sin ningún tipo de asociación. Eso me reconecta con mi ingenuidad y mi inocencia. Es lo más valioso que he recibido de Amaranto.
—¿Cómo eres como padre?
—¡Malísimo! (Ríe). Es broma. Soy un ignorante. A mis hijas las observo y las acompaño. No tengo nada que enseñarles más que las ganas de que me enseñen ellas a mí.
—La paternidad te habrá descubierto muchas cosas de ti que ni siquiera sabías.
—Todavía las sigo descubriendo. Para mí, la paternidad es verdaderamente fingir saber algo mientras uno aprende.
—Acabas de estrenar Maldito ChatGPT, que tiene un mensaje muy particular.
—Es una impresión acerca de la ambigüedad y la contradicción entre lo que piensas y lo que sientes, entre lo que pasa en el cerebro y en el corazón. Es algo que pasa con la inteligencia artificial, que esperamos que nos dé respuestas acerca de sentimientos o relaciones personales.
—¿Hay más música tuya en camino?
—Nunca dejo de escribir. Es mi manera de sentirme vivo. Tengo ganas de grabar en mi casa, en Miami, después de esta gira de España.
—¿Qué te inspira en estos momentos?
—La cotidianidad, las cosas que pasan inadvertidas. Soy un apasionado de lo mundano. Ayer, llegando a un restaurante, mi hija le dijo al mesero que tenía un secreto, que era una sirena. El mesonero le contestó que él era un pingüino. Esas cosas son lo que más me gustan de mi vida.
—¿Enseñas tus nuevas canciones a tus hijas para ver si funcionan, a modo de termómetro?
—Se las muestro a mi hija porque me muero de la risa al ver qué cara pone. Pero como termómetro, no. Nunca he hecho canciones para que funcionen. Es más, he sacado conscientemente muchas creyendo que no las entendía nadie.
—Antes de triunfar, componías para otros artistas: Bad Bunny, Sebastián Yatra… Luego, escribiste Sin pijama, de Becky G y Natti Natasha.
—Son experiencias enriquecedoras. Es algo que deben de sentir los actores. Me divirtió muchísimo escribir desde el sentir de otras personas Por ejemplo, Sin pijama la escribí desde la perspectiva de una mujer.
—Antes de componer para otros, te presentaste a un programa de música —sin suerte—. ¿Te costó que las discográficas confiaran en ti?
—Sí. Me siento más agradecido por las puertas que se han cerrado que por las que se han abierto. Ese tiempo fue más valioso porque desarrollé la persona que soy hoy. Si hubieran prendido las luces antes, no hubiera estado listo para mostrar lo que ahora quiero. Eso me permitió ensayar, mejorar, explorar la libertad que da el anonimato… Es un regalo que, cuando lo pierdes, no vuelve.