Ana Boyer y Fernando Verdasco han celebrado el bautizo de Martín, su tercer hijo, siguiendo las tradiciones que ellos mismos instauraron con sus dos hijos mayores, Miguel y Mateo. Tras la ceremonia, oficiada en la capilla de los Misioneros de la Sagrada Familia —en la que Tamara fue, una vez más, madrina—, los orgullosos padres ofrecieron una merienda muy íntima y familiar en casa de Isabel Preysler, el hogar en el que Ana creció y que está lleno de recuerdos para ella.
En esta ocasión, hubo una mínima variación con respecto a las dos veces anteriores: si los bautismos de Miguel, nacido en marzo de 2019, y Mateo, que vino al mundo en diciembre de 2020, fueron en pleno invierno, con el frío atenazando la ciudad, la fecha elegida para el sacramento de Martín ha permitido una celebración distinta, en el exterior y con un clima inmejorable. "Ha sido un momento muy especial y emotivo —nos revela Ana Boyer—. Llevábamos tiempo queriendo hacerlo, pero, viviendo fuera, no habíamos encontrado el momento hasta ahora".
"Ha sido un momento muy especial y emotivo. Llevábamos tiempo queriendo hacerlo y al final, viviendo fuera, no habíamos encontrado el momento hasta ahora. Queríamos que fuese algo íntimo"
Martín, que cumplió un año el pasado 24 de abril, no llevó el típico faldón, sino que se vistió más acorde a sus quince meses, asesorados por Cristina Reyes, la estilista de Ana Boyer y una persona muy cercana y querida por la familia. Isabel Preysler, tal y como le había sucedido con Miguel y Mateo, se emocionó durante la ceremonia y vivió intensamente la reunión familiar.
"Nos encanta esta casa y reunirnos en ella cada vez que venimos de Catar. Yo he crecido aquí, así que adoro volver cada vez que puedo. Y Tamara vive tan cerca que viene constantemente"
Si hay un papel con el que ella se siente feliz, es con el de abuela. No es la única que se divierte cada vez que los tres pequeños de Ana Boyer y Fernando Verdasco aterrizan de Catar y pasan unos días con ella. Y Tamara ejerce de "supertía". Aunque los cinco hijos de Isabel Preysler están muy unidos, Chábeli, Enrique y Julio no pudieron asistir a la cita. Los miles de kilómetros que los separan y sus agendas, repletas de compromisos, no les permiten reunirse tan a menudo como les gustaría. Pero estuvieron de corazón.
—Martín nació el 24 de abril de 2024, ya ha cumplido un año.
—Se porta muy bien, tiene mucha energía y le encantan las típicas travesuras de niños de su edad. Quiere estar todo el tiempo persiguiendo a sus hermanos y jugando con ellos.
—¡Y qué grande está! Imagino que ya corre como un perdigón y habla.
—Ha empezado a andar hace poquito y ya no para ni un minuto del día. Quiere explorar todos los sitios en los que está y no le podemos perder de vista ni un segundo porque no para quieto.
"Mis tres hijos tienen dos madrinas en vez de padrino. Y con Martín hemos repetido con Tamara. Un día me dijo: 'Ya soy madrina de los otros dos, así que no podemos romper la tradición'” (ríe)
—¿Cómo habéis vivido este día de su bautismo?
—Ha sido un momento muy especial y emotivo. Llevábamos tiempo queriendo hacerlo y al final, viviendo fuera, no habíamos encontrado el momento hasta ahora. Queríamos que fuese algo íntimo. Una merienda con la familia, celebrando este momento. Algo similar a lo que hicimos con sus hermanos, ya que con ellos también fue una merienda con nuestras personas más cercanas.
Nada complicado
—¿Tenías claro desde el principio cómo querías que fuera?
—Al principio dudamos si organizar algo más grande y con más personas, pero nos terminamos decantando por esto. Al ser algo pequeño e íntimo, tampoco hacía falta muchísima organización. Queríamos algo sencillo y lo hemos organizado lo mejor posible, teniendo en cuenta la distancia, que siempre complica, claro.
—¿Qué hizo especial esta celebración en comparación con las de sus hermanos?
—Me gusta que haya podido ser en verano, en vez de en invierno, y que hayamos podido disfrutar del buen tiempo y hacerlo en el exterior. Sus hermanos se bautizaron en diciembre y hacía muchísimo frío.
—"Miraflores" es el centro neurálgico de la familia: por mucho que cada uno estéis en un sitio, siempre os reunís aquí, en casa de tu madre.
—Nos encanta Miraflores y reunirnos aquí cada vez que venimos de Catar. Yo he crecido en esta casa, así que adoro volver cada vez que puedo. Y Tamara vive tan cerca que viene constantemente.
—¿Qué has querido destacar en la decoración?
—No queríamos nada complicado. Flores, que siempre nos gustan, y que la merienda estuviese muy rica. A mis hijos les encantan las trufitas de Balbisiana y fueron supervisando las cosas que pedía, porque se querían asegurar de que iban a merendar sus cosas favoritas.
—¿Como elegiste el look del bebé para la ceremonia?
—Martín era más mayor de lo que me habría gustado en el momento de la celebración, así que no me encajaba ponerle la típica ropa de bautizo, puesto que ya anda y todo. Hemos tenido que buscar algo más adaptado a su edad y le pedí ayuda a Cristina Reyes, que es mi estilista.
—¿Quiénes han estado por tu parte y por parte de Fernando?
—Ha sido una celebración familiar, como otras veces. Con mi madre, mi hermana y unas amigas íntimas, y por parte de Fernando, sus padres, hermanas y algún familiar.
—¿No estuvo tu primo Álvaro? Recientemente él bautizó también a su hijo, pero no pudiste asistir.
—Álvaro estaba de viaje por trabajo y no pudo venir. A nosotros nos habría gustado podido ir al bautizo de su hijo también, pero estábamos en Catar todavía y no fue posible.
—¿Has podido conocer ya a su bebé y tus hijos a su primito?
—Sí, le conocimos en Navidades, poco después de que naciese, y también estuvo comiendo aquí la semana pasada y estuvimos con él y su bebé.
Completamente distinta
—¿A quién has echado de menos en un día tan especial? Te habría gustado que hubieran podido venir Chábeli, Enrique y Julio, claro. ¿Han tenido oportunidad de conocer a Martín?
—Claro que me habría gustado que estuviesen, pero entiendo que no hayan podido viajar solo para el bautizo. Sí, ya le han conocido y visto en varias ocasiones.
—¿Suelen verse los primos? Harán una buena "pandilla" con los niños de Enrique, que son más pequeños también, porque luego ya están los mayores de Chábeli.
—Nos encanta juntarlos siempre que podemos, pero con la distancia Doha-Miami no es fácil. Cuando podemos, en verano o Navidades, nos gusta que se vean, y los pequeños por supuesto que hacen pandilla y se divierten muchísimo jugando juntos.
—Alejandro se ha graduado. Ha debido de ser un momento muy emocionante para todos.
—Ha sido muy emocionante para nosotros. ¡Estamos tan orgullosos de él! Mi madre y Tamara pudieron ir a su graduación y estaban felices de haber podido estar allí con él, pero para mí era difícil poder viajar desde Catar y también mis hijos tenían colegio.
—Tamara es madrina de Miguel y también de Mateo, ¿ha vuelto a repetir?
—Mis tres hijos tienen dos madrinas en vez de padrino. Y con Martín hemos repetido con Tamara, sí. Yo quería que la madrina fuese una de mis mejores amigas, Lucía, y un día Tamara me dijo también: "Ya soy madrina de los otros dos, así que no podemos romper la tradición y tengo que serlo de Martín también" —ríe—.
—¿Cómo se ha portado el protagonista del día durante su bautizo?
—¡Se portó muy bien! Al final de la tarde ya estaba algo cansado, pero el resto del tiempo se lo pasó fenomenal y disfrutando de ser el protagonista.
—A tu madre se la ve emocionada y con ilusión.
—Claro, se emocionó igual que en los bautizos anteriores. Le hizo mucha ilusión. A mi madre lo que más alegría le da, hoy en día, son todos sus nietos y disfruta muchísimo todo el tiempo que pasa con ellos. Me encanta ver cómo se emociona con sus nietos y cómo se le cae la baba con ellos. Siempre consiguen sacarle una sonrisa y nada me gusta más que ver que se lleven tan bien y se diviertan tanto juntos.
—¿Es como abuela muy diferente a cómo fue con vosotros cuando erais pequeños?
—Es completamente distinta. No es nada estricta, sino todo lo contrario. Se derrite con mis hijos, les consiente mucho y ellos disfrutan una barbaridad jugando al escondite con ella, viendo películas juntos, cuando les lee cuentos…
—¿Sigue Miguel tan apegado a ella? ¿Es el "niño de sus ojos" o los consiente a todos?
—Sí, Miguel sigue muy apegado a ella. La verdad es que les consiente a todos, pero con Miguel, al ser el primero de mis hijos, creo que tiene una conexión especial. Todos los nietos la llaman Lala (incluidos los hijos de mis hermanos). A mi madre no le apetecía que la llamasen abuela, y desde que Alejandro era pequeño empezó a llamarla "Lala", así que hemos seguido la tradición con todos sus nietos ya.
—¿Cómo la ves en estos momentos?
—La veo muy tranquila y feliz. Haciendo muchos planes con sus amigas y disfrutando mucho de la etapa que está viviendo.
—Mucho se habló, en meses pasados, de que había estado "desaparecida"…pero estaba en Estados Unidos con tus hermanos…
—Ella, cuando puede, intenta ir a Miami a visitar a mis hermanos y ver también a sus otros nietos, porque procura reunirse con ellos siempre que puede.
—¿Tu relación con tu madre es muy cercana, a pesar de la distancia física?
—Sí, aunque estemos viviendo fuera, hablo con ella por teléfono casi todos los días y tenemos una relación muy muy cercana.
—También con Tamara, imagino. ¿Ella ayudó en la organización de los preparativos?
—Con Tamara también tengo una relación supercercana. Igual que con mi madre, hablo con ella continuamente y la distancia no nos afecta nada. Yo le preguntaba su opinión con muchas cosas de la organización, porque siempre me gusta saber lo que piensa sobre las cosas que voy escogiendo.
—A ella le gustan mucho los niños. ¿Cómo es en su faceta de tía?
—Mis hijos no se lo pueden pasar mejor con ella. La ven tan divertida y se mueren de risa con ella siempre... Se los lleva a dar paseos por el campo, les organiza juegos en casa, les cuenta cuentos antes de irse a dormir… ¡Tienen mucha suerte de tenerla como tía!
—Ahora la han dejado un poco más tranquila con el tema de la maternidad, ¿cómo la ves a ella a este respecto?
—La veo muy bien y tranquila.
—¿Crees que sería una buena madre?
—No tengo ninguna duda de que sería buenísima madre.
—Parece estar muy bien y feliz en esta etapa.
—Yo vivo fuera y, por tanto, no estoy en el día a día con ella, pero hablamos casi todos los días y siento que está bien y en paz.
—¿Y cómo definirías el momento en que te encuentras tú actualmente?
—Estoy viviendo una etapa preciosa con mi familia, porque mis hijos están en edades muy divertidas y en las que nos sorprenden cada día. Es cierto que también hay momentos en los que nos volvemos un poco locos intentando gestionar toda la energía que tienen a esta edad, pero somos muy afortunados de poder pasar tanto tiempo con ellos y estamos disfrutando cada momento.
—¿Qué es lo que más te está sorprendiendo de esta tercera maternidad?
—Al principio, vivimos un poco de caos intentando organizarnos con tres niños tan pequeños. Pero, con el tiempo, ya nos hemos ido gestionando mucho mejor. Es cierto que, con nuestros dos hijos mayores, nos habíamos olvidado de los pañales y ellos dormían siempre bien por la noche ya, así que cuando nació Martín y empezó todo otra vez y tardamos un poco en adaptarnos de nuevo.
—Hasta el momento, habéis sido una familia viajera. Ahora, que Fernando se ha retirado, viajaréis menos.
—Viajamos menos también porque los niños están ya en el colegio, pero nos sigue encantando viajar y lo hacemos siempre que podemos.
—¿Cómo os ha cambiado la vida desde su adiós a las pistas, hace unos meses?
—Ya llevaba un tiempo que iba viajando menos poco a poco, así que no ha sido un cambio brusco y se nos ha hecho muy fácil a todos.
—¿Y cómo ves a Fernando ahora, Ana? ¿Cambiado, está ilusionado con nuevos proyectos?
—Está disfrutando mucho de esta etapa y le veo también muy feliz de estar establecido en un sitio, sin tener que vivir en hoteles todos los días y con rutinas más flexibles.
La familia crece
—Desde hace años vivís en Catar. ¿Cómo es vuestra vida desde que sois padres?
—Catar es un país que realmente nos encanta. Para nosotros es muy importante la seguridad, sobre todo con niños pequeños, y eso nos da muchísima tranquilidad en Catar. Nuestros hijos están felices allí y tienen una calidad de vida buenísima. Pensábamos que, al retirarse Fernando, tal vez no seguiríamos viviendo allí, pero estamos tan contentos que, de momento, no tenemos planes de volver.
"Fernando está disfrutando mucho de esta etapa y le veo también muy feliz de estar establecido en un sitio, sin tener que vivir en hoteles todos los días"
—De momento, sigues siendo la única chica de la familia. ¿Os gustaría ampliarla y, tal vez, tener una niña? ¿Te animarías a repetir experiencia a ver si llega?
—De momento, estamos bien con tres hijos, pero no es algo que descartemos.
—¿Qué haréis este verano? ¿Planes para viajar a Estados Unidos, a ver a tus hermanos?
—Todavía no tenemos cerrados nuestros planes de verano, pero estamos considerando viajar a Estados Unidos, sí. Nos gustaría mucho.
—Por cierto ¿qué tal está Julio? Hace ya más de un año que nos presentó a su novia, ¿qué tal ha encajado ella en la familia?
—Estuvimos con él en abril y le vi muy feliz y a gusto. Ariadna nos parece una chica muy dulce y, sobre todo, vemos a Julio muy feliz con ella, que es lo importante.
—¿Ves a Julio casándose algún día?
—Podría ser. Ya se ha casado en el pasado, así que por qué no.
—También la familia acaba de crecer: tu cuñada Sara ha sido madre de su tercera hija. Ella, todo niñas, y tú, niños. ¿Ya conocéis a la bebé?
—Sí, pudimos conocer a la bebé a los pocos días de nacer y es preciosa. ¡Y también ha podido venir con ella al bautizo! A Fernando le ha hecho mucha ilusión ser tío otra vez.
—¿Qué tal se portan sus hermanos, Mateo y Miguel, con Martín?
—Se portan fenomenal con él. Le cuidan mucho y me hace mucha gracia lo pendientes que están de él. A veces es un poco bruto y los veo que tienen muchísima paciencia con él.
—¿A quién se parece Martín?
—Físicamente, pienso que se parece a Miguel cuando era pequeño.
—Tener hermanos mayores se nota, los niños aprenden rapidísimo... ¿Ves mucha diferencia de cómo es Martín a cómo era, por ejemplo, Miguel a esta edad?
—Sí, creo que, definitivamente, va espabilando más rápido, sobre todo, a la hora de interactuar con otros niños o jugar con sus hermanos.
—¿Y cómo son Mateo y Miguel? ¿A quién se parecen ellos?
—Miguel es pura energía y alegría. Está todo el día sonriendo y no se está quieto ni un minuto del día. Me encanta ver lo disfrutón que es en todo lo que hace y cómo le gusta apuntarse a cualquier plan. Mateo es algo más tranquilo, pero también más travieso, y tiene unas ocurrencias que me hacen reír sin parar. Además, es muy muy cariñoso.
—Siempre nos dices que Fernando es muy buen papá. ¿Cuál es el momento del día que más disfrutáis con los niños?
—Disfrutamos mucho el momento de contarles un cuento antes de dormir y estar abrazados a ellos en ese momento del día, en el que ya están tranquilos porque están más cansados.
—Ahora que Mateo y Miguel son más mayores, ¿qué planes le gusta a Fernando hacer con ellos?
—Les gusta mucho hacer deporte juntos. Jugar al fútbol, al tenis, nadar…