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"Siento que soy un poco el monstruo de las dos caras", nos confiesa Paula Ribó, la actriz de doblaje, o Rigoberta Bandini, la cantante. La misma persona delante y detrás del espejo, como en esta doble página, en la que nuestra artista, convertida en modelo, viste un "total look" rojo de Sportmax, con joyas de Rabat© The Crew

Su debut con 'Ay mamá' la convirtió en una de las cantantes más libres e innovadoras de la música española

Rigoberta Bandini habla con ¡HOLA!: ‘Cuando te acostumbras al éxito, dejas de verlo’

La cantante vuelve a los escenarios con un segundo álbum, tras dos años de respiro. 'La maternidad me transformó'


29 de mayo de 2025 - 14:01 CEST

La maternita mi ha inseguito dappertutto". O lo que es lo mismo: "La maternidad me ha perseguido siempre". ¿Que qué tiene que ver ella con la "Parthenope", de Sorrentino? Quizás nada. O posiblemente, todo. Desconozco si Rigoberta Bandini —o Paula— ha visto la película o si le ha gustado, pero la cinta es un canto a la belleza y, tal y como se puede apreciar en estas páginas, estética y ética se combinan de manera perfecta en nuestra modelo.

Modelo en muchas cosas, todo sea dicho. Como cantante, como artista y como referente. Desde el mismo instante en que irrumpió en el panorama musical español con Fiesta, en plena pandemia, o con Ay mamá, después. Pero volvamos al celuloide. Ella es de Barcelona; Parthenope, de Nápoles. Dos costas en el mismo mar, el Mediterráneo. Las dos aman un montón y a su manera. ¿Se acuerdan de la frase del obispo Tesorone? "Tu ami troppo o troppo poco? Stà tutta qui la differenza" ("¿Tú amas demasiado o demasiado poco? Es ahí donde está la diferencia").    

"Siento que soy un poco el monstruo de las dos caras", nos confiesa Paula Ribó, la actriz de doblaje, o Rigoberta Bandini, la cantante. La misma persona delante y detrás del espejo, como en esta doble página, en la que nuestra artista, convertida en modelo, viste un "total look" rojo de Sportmax, con joyas de Rabat© The Crew
"Siento que soy un poco el monstruo de las dos caras", nos confiesa Paula Ribó, la actriz de doblaje, o Rigoberta Bandini, la cantante. La misma persona delante y detrás del espejo, como en esta doble página, en la que nuestra artista, convertida en modelo, viste un "total look" rojo de Sportmax, con joyas de Rabat

Y, como diría John Cheever, nadie mejor que ellas para saber que "la bellezza è come una guerra, spalanca le porte" ("la belleza es como la guerra: abre todas las puertas"). Porque en Paula Ribó —o Rigoberta— hay ese afecto por la italianidad y sus contradicciones o duplicidades: porque buscan ese centro de gravedad permanente, como cantaba Franco Battiato; porque en sus manos lo sacro se convierte en profano y la vida en algo casi divino, y, por supuesto, porque su mirada es distinta, puro stilo. Y ya saben, ver es lo más difícil. Es más, es lo último que se aprende. La cantante acaba de publicar su segundo álbum, en donde habla de los grandes temas. 

Esos de los que da buena cuenta el profesor Marotta. Esos que merecen la pena cuando se vive y se lucha, porque se tiene la energía y la pasión de la juventud. Véase el amor, el deseo, la emoción, el placer… O la remota posibilidad de que un señor dé un traspiés y se caiga "in una via del centro" y te suscite la risa. En el filme —que ya tienen que ir corriendo a verlo si no lo han hecho ya— se dice: "Il tempo scorre accanto al dolore. O Forse non e cosí" ("El tiempo transcurre junto al dolor. O quizás no sea así"). Con Rigoberta, sin embargo, eso no pasa. No hay dolor, hay esperanza. Y hay batalla, aunque no bandos. Y un sentido pop con el que afrontar lo que el tiempo no pone siempre por delante. Pero... ¿esto es una moda o qué es? Se preguntarán ustedes. Sí, también lo es. Y tiene mucho que ver. Rigoberta apareció en una entrevista con Marc Giró maquillada de azul. Entera y verdadera. Lapislázuli, como el mar. Porque Dios, a diferencia de lo que se dice en el filme, rectifiquémoslo, sí que ama el mar.

Casada desde junio de 2023 con el actor Esteban Navarro, nos confiesa: "Mi pareja es la mejor persona del mundo con la que compartir la vida"

—Tras Emperatriz, tenemos ante nosotros tu segundo álbum, Jesucrista Superstar. Dicen que después de un gran hit, el siguiente trabajo se mira con lupa, que siempre es algo así como una reválida… En tal caso, ¿sería una reválida que da vértigo, miedo, responsabilidad? ¿Y el examen es más duro con los demás o con una misma porque se pone el listón muy alto?

—Lo bonito es ir aceptando esas inseguridades, que, sobre todo, nacen de nuestra propia cabeza, y convertirlas en algo bonito. En mi caso, hago canciones y eso me resulta muy terapéutico.

—Decía Huma Rojo, el personaje de Marisa Paredes en Tacones lejanos, de Almodóvar, que ella se había puesto ese nombre porque el éxito es como el humo: "No tiene sabor ni olor y cuando te acostumbras es como si no existiera"… Para ti, ¿el éxito ha sido así? ¿El éxito cansa o aburre?

—Cuando te acostumbras a él, es verdad que dejas de verlo y, por tanto, de apreciarlo. Yo, constantemente, intento recordarme a mí misma lo afortunada que soy. Cuando me noto desconectada, miro a mi alrededor y digo: "Wow, ¡Gracias!", porque nunca se sabe cuándo vendrán tiempos menos brillantes.

La duplicidad

—Siguiendo con la cita de Almodóvar en los labios de la Paredes, ella decía: "Empecé a fumar por culpa de Bette Davis, por imitarla. A los 18 años ya fumaba como un carretero. Por eso, me puse Huma". ¿Por qué se convirtió Paula en Rigoberta?

—Fue una decisión muy impulsiva que tomé mucho antes de que el proyecto creciera. Hay cosas que no te las piensas mucho y, después, te marcan la vida, y creo que esta sería una de estas. ¡Me pareció atractivo!

"Lo más bonito de ser madre es que el narcisismo que todos los artistas tenemos queda en un segundo plano"

—¿Qué hay de la una en la otra y de la otra en la una? ¿Cómo es esa duplicidad? 

—Siento que soy un poco el monstruo de las dos caras (risas). Y de esa dualidad habla este segundo disco: de las incongruencias a veces entre ser Paula y ser Rigoberta a la vez. De los miedos y de esa sensación de intentar llegar a todo y no llegar a nada.

—Vuelves a subirte a los escenarios después de dos años… ¿Había "mono"?

—Tenía muchas ganas de volver a hacer conciertos. Estoy disfrutando muchísimo los ensayos del nuevo show, que estreno el 31 de mayo.

"La moda es una maravillosa forma de expresión personal al alcance de todas. Y de todos. El problema es cuando eso supone una obligación impuesta"

"Con mis canciones, intento desdibujar barreras. Entender que podemos ser diferentes y, al mismo tiempo, parecidos", explica esta mujer y artista inclasificable. Aquí en un primerísimo primer plano, con americana de Max Mara y top de pedrería de Sportmax.© The Crew
"Con mis canciones, intento desdibujar barreras. Entender que podemos ser diferentes y, al mismo tiempo, parecidos", explica esta mujer y artista inclasificable. Aquí en un primerísimo primer plano, con americana de Max Mara y top de pedrería de Sportmax.

—Oscar Wilde decía muchísimas cosas —hoy todas escritas en mugs de té— pero, de entre todas ellas, hay una muy significativa para un artista (creo): "Si hubiera vivido menos, habría escrito más". ¿A ti te pasa? ¿Conseguir el equilibrio entre vida obra y arte es un trabajo añadido?

—A mí me ayuda a separar mucho mis dos mundos. Por un lado, soy madre, hermana, amiga, hija… Por el otro, soy alguien que escribe canciones y la gente conecta con ellas y, como consecuencia, me conoce. Me lo explico así, muy básico. Sin glamour. Porque me ayuda ver las cosas desde un lugar más práctico.

—Pesan los kilos, los años y las etiquetas… ¿Cómo es eso de sobrellevar la etiqueta de la modernidad en estado puro? ¿Lo de ser, como he leído en alguna entrevista que te han hecho antes, "la reina woke”?

—Personalmente, creo que la vida es mucho más compleja que un conjunto de compartimentos en los cuales dividirnos. Las etiquetas parten de la necesidad de encajar cada cosa en su sitio, de ordenarnos, así que ojalá menos etiquetas, menos dividirnos entre nosotros y más amor y empatía.

—En Frankenstein, se hablaba de un mundo poblado por "dioses y monstruos"… Y Capote, de "monstruos perfectos" en sus cuentos. ¿Tú qué prefieres? Te lo digo sobre todo porque, en los tiempos que corren, uno no sabe qué elegir…

—El otro día, cuando ocurrió lo del apagón, una amiga me comentó algo interesante y es que, como la gente no podía entrar en Twitter, no podía escoger su enemigo, solamente vivir lo que le estaba pasando. Hoy en día, todo pasa por internet, por la polarización, por saber de qué bando estás. Con mis canciones, intento desdibujar estas barreras, entender que podemos ser diferentes y, al mismo tiempo, parecidos. No es necesario hacer equipos todo el rato.

La maternidad

—Acabas de cumplir 35 años, has sido mamá y en Si me muriera mañana hablas del antes de morir. ¿Ser madre hasta qué punto te ha cambiado la percepción de las cosas? O, en el ranking de prioridades, ¿habrías puesto en un lado más secundario el hedonismo de la vida?

—Sí, hace cinco años que la maternidad me transformó. Coincidió su llegada al mundo con el inicio de este proyecto, así que hay muchísimas más cosas que han cambiado. Lo más bonito de ser madre es que ese narcisismo que todos los artistas tenemos queda en un segundo plano, porque, aunque el trabajo sea importante, nada lo es tanto como tu hijo.

Con su primer éxito, "Ay mamá"© RTVE
Con su primer éxito, "Ay mamá"

—No puedo olvidar otro de tus temazos de este doble LP con ¡22 canciones!, y ese es Busco centro de gravedad permanente… Lo primero de todo, ¿cuál es el tuyo? Y ¿dónde está o dónde lo buscas?

—Mi familia y mis amigos. Tengo la suerte de tener gente maravillosa alrededor. Ellos son mi centro. También lo es la música: componer canciones me hace feliz y me llena.

—Te enlazo con una declaración tuya que me pareció superlibre: "Mi marido y yo nos hemos dado espacio en este disco para que yo también explore sola. Nos ha ido muy bien a nivel matrimonial". ¿Sois equipo, tándem, yin y yang?

—Esteban sigue siendo un elemento primordial en el proyecto, aunque en la composición de este álbum nos dejáramos ese espacio creativo el uno al otro. Siento que nos complementamos muy bien, me parece la mejor persona del mundo con la que compartir vida. Suena cursi, pero lo siento así.

Italia, siempre

No era gratuito. Lo de Parthenope, queremos decir. Paula Ribó —o Rigoberta Bandini— tiene infinitas influencias. Y, sí, evidentemente, las hay italianas. En Jesucrista Superstar, la cantante, que desde muy jovencita ha sido actriz de doblaje (su voz es la de Chihuro o Caillou), se sumerge en un océano de estilos, como la sirena que dio origen a la leyenda de la ciudad del Vesubio.

Processed with VSCO with fp4 preset© The Crew
Processed with VSCO with fp4 preset

"Por un lado, soy madre, hermana, amiga e hija; por otro, alguien que escribe canciones. Sin glamour. Pensar así me ayuda a lograr el equilibrio entre vida y obra"

Pero con ella, disculpen, el empoderamiento femenino ha cambiado las tornas. Ya no es la que languidece varada en la playa mientras asistimos al periplo del héroe masculino (véase Ulises). Ella es la mujer que cuenta la historia, la que nos muestra su crecimiento y desarrollo personal y artístico. Un camino que, en este disco, la ha llevado a encontrarse con otras artistas como Luz Casal, Carmen Lancho, Juliana Gattas y Rémi Fa, pero que, antes, la condujo a otros puertos, como el de la banda francesa Bon Entendeur o Sanremo, reescribiendo al castellano uno de los últimos hits, Splash. En sus labios, Más que mares.

—Rigoberta Bandini, Amore amore amore, cantas con Colapesce Dimartino —los ídolos indies del Festival de Sanremo—… ¿Italia siempre?

—Italia siempre. Estoy enamorada de este país. Con seis años participé en un programa de televisión infantil italiano llamado Zechino d’oro y creo que eso me marcó. Es como que mi carrera musical empezó en Italia. Además, mi padre escuchaba mucha música italiana que me ha influido: Franco Battiato, Nicola di Bari, Raffaela… Me siento un poco italiana y, mira, al final, mi alter ego artístico suena bastante italiano.

Con su goya a la mejor canción original por "Yo solo quiero amor"© Getty Images
Con su goya a la mejor canción original por "Yo solo quiero amor"

—¿Preguntarte sobre moda o maquillaje hasta qué punto es inadecuado y absurdo? A un caballero no le preguntamos por sus trajes o por los colores que le gustan… ¿Tú cómo lo gestionas, a cara lavada, como Pamela Anderson, o a lo Jennifer Lawrence?

Me encanta Jennifer Lawrence. Yo creo que la ropa, el maquillaje y la moda son maravillosas formas de expresión personal al alcance de todas. Y todos. El problema es cuando eso supone una obligación impuesta. Lo bonito sería que cada una y cada uno hiciera lo que sintiera. Más allá del género.

—Por último… Volviendo a Almodóvar, pero, ahora, a la "Ley del deseo", a la carta de Laura P.: "Cuéntame todo lo que haces, qué libro lees, qué película has visto, qué disco has comprado, si te has acatarrado... Quiero compartir todo lo tuyo".

—Todo lo que hago ahora mismo es ensayar la gira, estar con mi familia, entrenar mucho para estar en forma en el tour, ver series, leer… Ah, ¡he vuelto a escribir un diario! Es algo que no hacía desde la adolescencia y me está gustando mucho recuperarlo. Mi libro actual es Mañana y tarde, de Jon Fosse; mi serie, Adolescencia, y mi disco El dilema del rapero blanco, de Teo Lucadam.

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