Ir al contenido principalIr al cierre de página
Cristina Pedroche posa embarazada en ¡HOLA!© ANDRÉS GAR LUJÁN

Las fotos más impactantes de Cristina Pedroche embarazada de casi 8 meses: 'Está siendo durillo'

La presentadora, que se prepara para recibir a su segundo hijo, un niño, dentro de mes y medio, nos habla como nunca de la maternidad y el amor


28 de mayo de 2025 - 6:31 CEST

En sus fotos más impactantes, en una idílica finca de El Escorial, Cristina Pedroche irradia serenidad y belleza natural. A punto de cumplir ocho meses de embarazo, comparte con sinceridad sus sensaciones ante la llegada de su segundo hijo, un niño. Habla con ¡HOLA! desde el corazón, por la relación especial que mantiene con nuestra revista desde hace tantos años, y de forma desinteresada, sobre la alegría inmensa que le regala su hija, Laia, la niña que ha transformado su vida y su forma de entender el amor desde hace casi dos años.

Entre las palabras, surge inevitablemente la presencia del cocinero Dabiz Muñoz, su compañero inseparable y padre de sus hijos, con quien forma un equipo sólido que desafía cualquier rumor de crisis. Cristina desmiente comentarios y muestra la confianza plena que existe en su matrimonio, reforzada por los momentos compartidos y la ilusión de ampliar la familia.

Serena, luminosa y en total sintonía con el entorno, Cristina Pedroche nos abre su corazón en uno de los momentos más especiales de su vida. Embarazada de su segundo hijo, la presentadora madrileña, de 36 años, protagoniza una imagen cargada de simbolismo y belleza natural. "Es lo más bonito que me ha pasado, no solo la primera vez, sino también ahora", confiesa emocionada© Andrés Gar Luján
Serena, luminosa y en total sintonía con el entorno, Cristina Pedroche nos abre su corazón en uno de los momentos más especiales de su vida. Embarazada de su segundo hijo, la presentadora madrileña, de 36 años, protagoniza una imagen cargada de simbolismo y belleza natural. "Es lo más bonito que me ha pasado, no solo la primera vez, sino también ahora", confiesa emocionada

—Cristina, protagonizas un posado muy especial en plena recta final del embarazo. ¿Qué te llevó a dar este paso y mostrarte así, tan libre, en un momento tan íntimo?

—Bueno, no sé… Es un momento muy íntimo, pero se muestra de forma muy natural. Hacerlo, además, al aire libre, rodeada de naturaleza —que es algo que siempre he defendido, estar en contacto con lo esencial—, me pareció perfecto. Para mí, estar embarazada es lo más bonito que me ha pasado en la vida, no solo con el primer embarazo, sino también con este segundo. Lo vivo como algo profundamente hermoso. 

—¿Crees que este tipo de imágenes ayudan a normalizar y dignificar la transformación del cuerpo?

—Estoy convencida de que sí, aunque todavía hay quienes me preguntan: "¿Por qué muestras tanto la barriga?". Justamente por eso creo que es importante visibilizarlo y convertirlo en algo cotidiano. Hace años, muchas mujeres preferían ocultarla, incluso diseñaban bañadores con volantes para disimular el vientre. Yo, en cambio, siempre que tengo la oportunidad, lo muestro sin reservas y con mucho orgullo.

 ¡Me encanta mi barriga! El embarazo es una experiencia única y muy especial, aunque también tiene su parte menos idílica: me siento más cansada y a veces las pataditas me resultan molestas, incluso dolorosas, pero luego, cuando todo pasa, se echa de menos esa barriga. Además, estas imágenes no son solo una sesión de fotos más. Son un recuerdo invaluable para mi familia. Cuando él crezca y las vea, podré decirle con una sonrisa: "Tú estabas ahí dentro, en esa tripa que tanto adoraba".

"Estas imágenes no son una solo sesión de fotos más. Son un recuerdo invaluable para mi familia. Cuando él crezca y las vea, podré decirle con una sonrisa: 'Tú estabas ahí dentro'”

—Hay quien puede pensar que es una exposición innecesaria, pero también hay quien lo ve como algo artístico. ¿Cómo responderías a los primeros?

—No siento que tenga que responderles. He trabajado mucho la empatía junto a mi psicóloga y eso me ha ayudado a distinguir entre críticas normales, que pueden ir sobre mi estilo o apariencia, y las críticas dañinas, que no comprenden nada. A estos últimos les tengo pena, porque imagino que deben haber vivido o estar viviendo momentos muy oscuros en sus vidas para sentir la necesidad de perder el tiempo atacándome o incluso deseándome cosas tan absurdas como la muerte. Para mí, ese tipo de actitudes carecen de sentido.

—Te queda mes y medio para dar a luz. ¿Cómo estás viviendo esta etapa tan intensa y cargada de emociones?

—Está siendo durilla, una auténtica montaña rusa emocional. Hay instantes en los que me encuentro muy bien y otros en los que estoy más revuelta y lloro mucho.

Un rey y una reina 

—¿En qué reflexionas cuando te sientes así?

—Pienso mucho en mi hija y en lo que a veces la gente comenta, como eso de que la voy a "destronar". Pero no, en absoluto. En casa no se destrona a nadie: el trono se amplía y se comparte. Habrá un rey y una reina y los amaré con todo mi corazón, como ya hago desde ahora. Mi propósito es ser la mejor madre que pueda, darles mi tiempo, mi cariño y todo el amor que llevo dentro. Pero también hay momentos en los que me preguntó: "¿Cómo lo haré? ¿Qué pasará si llora el bebé? ¿Y si también llora la mayor al mismo tiempo?". Me angustia pensar a quién consolaré primero, cómo estar en ambos lugares.

—Ahora que ya sabes lo que significa ser madre, ¿te sientes más segura o más vulnerable?

—En ciertos aspectos me siento más confiada, porque he superado muchos temores iniciales: el miedo a bañarlo, a que se me resbale, esas inquietudes que me acompañaban las primeras semanas y que finalmente no se materializaron. Esa experiencia me brinda tranquilidad para enfrentar nuevos desafíos.

—¿Y qué hay de los temores que han surgido ahora?

—Hay preocupaciones diferentes, por supuesto. Así como el amor crece exponencialmente, también se incrementan las responsabilidades, las obligaciones y, en ocasiones, la culpa. Me acuesto pensando si he estado a la altura, si he hecho todo lo posible. En esos momentos, me obligo a calmarme y recordarme: "Basta, no te critiques tanto; seguro estás haciendo las cosas bien, mira a la niña lo feliz que es". Sin embargo, la carga mental y el sentimiento de culpa me acompañan con frecuencia y sé que, con dos hijos, esa sensación, probablemente, se intensificará.

"Yo sé que todo es falso y que estamos bien, por tanto, que sigan diciendo lo que quieran", afirma sobre los rumores de crisis con su marido, Dabiz  Muñoz, uno de los cocineros más reconocidos del mundo

—¿Ha cambiado tu visión de la maternidad desde que tienes una hija?

—Sí, completamente, porque deja de ser una idea teórica y se convierte en algo real, palpable. Antes, mi percepción estaba basada en lo que había leído en libros, lo que me contaban amigas o las típicas historias de madres, que suelo consultar porque pregunto, leo, estudio... Intento estar siempre al día. Pero, por mucho que te prepares, hasta que no lo vives en primera persona, no es lo mismo. Así que claro que cambia.

—¿En qué sentido lo has notado más?

—Yo intuía que el amor de madre sería incondicional, pero no imaginaba que sería tan desbordante. Es un tsunami emocional.

 —Una curiosidad... ¿Ha cambiado tu cuerpo de forma diferente en este embarazo con respecto al primero?

—Sí, en este embarazo tengo más tripa, como que desde el principio se me ha notado más. Pero en el resto de aspectos, no lo sé muy bien, la verdad. No me he pesado, así que no tengo una referencia exacta.

—¿No te pesas?

—No, no me peso. Yo me veo bien. Y los análisis que me hacen en cada revisión salen perfectos, así que con eso me basta.

"Desde que tuve a mi hija, me di cuenta de cuánto me gustan los bebés. Pensar en volver a portear a un niño, en tener al pequeño pegadito a mí, sentir su respiración… ¡me hace muchísima ilusión!"

A mes y medio de dar a luz, su día a día es una aventura constante: Laia no se separa de ella ni un segundo y por las noches duermen juntas, aunque lo de "dormir" es un decir. Entre las vueltas de la pequeña, las pataditas del bebé y las visitas al baño, descansar se ha vuelto todo un reto. "Si consigo descansar diez minutos, me doy por satisfecha", nos cuenta Cristina, que asegura que en este embarazo se está cuidando menos© Andrés Gar Luján
A mes y medio de dar a luz, su día a día es una aventura constante: Laia no se separa de ella ni un segundo y por las noches duermen juntas, aunque lo de "dormir" es un decir. Entre las vueltas de la pequeña, las pataditas del bebé y las visitas al baño, descansar se ha vuelto todo un reto. "Si consigo descansar diez minutos, me doy por satisfecha", nos cuenta Cristina, que asegura que en este embarazo se está cuidando menos

—¿Te estás cuidando más o, simplemente, de forma distinta?

—Sinceramente, creo que me estoy cuidando menos, o al menos de otra manera. En el primer embarazo era todo mucho más sencillo: solo estaba yo y, cuando salía de trabajar, podía permitirme siestas de tres horas. Ahora, si logro descansar diez minutos, ya me doy por satisfecha. Laia está todo el día conmigo, pegadita a mí, y por las noches dormimos juntas. Se mueve muchísimo, y si no es ella, es su hermanito dentro de la tripa. Entre eso y las constantes visitas al baño, el descanso no es precisamente profundo. 

En cuanto a la alimentación, sigo cuidando lo esencial con el mismo rigor: nada de alcohol, ni cafeína, ni alimentos de riesgo, como embutidos, crudos o productos sin pasteurizar. Es algo que tengo clarísimo. Eso sí, en este embarazo he caído un poquito más en los antojos dulces —sonríe—. Pero en lo importante me cuido muchísimo. Dejé la cafeína radicalmente desde que me quedé embarazada de Laia, porque no me gustaba la sensación de dependencia, y nunca más volví a retomarla. Tampoco me cuesta renunciar a un bocadillo de jamón o a mojar pan en una yema. Prefiero ser rutinaria, incluso un poco aburrida en las comidas, si eso me da tranquilidad.

—¿Has cambiado algo en tu rutina diaria?

—En el primer embarazo entrenaba prácticamente a diario. Ahora, sin embargo, hago bastante menos deporte. Me encantaría poder mantener el mismo ritmo, pero, entre el cansancio acumulado y la falta de tiempo, apenas consigo entrenar dos o tres veces por semana. Hay días en los que me levanto motivada, pensando que voy a hacer mil cosas, y según empiezo a desayunar, ya noto que la energía se ha esfumado. Y no es por falta de ganas, es que Laia también requiere mucha atención: quiere jugar, que la coja a caballito y, claro, hacerlo con la tripa que tengo ahora es muchísimo.

"¡Me muero de ganas!"

—¿Te da vértigo volver a empezar con un recién nacido?

¡No, me muero de ganas! Me encantan los bebés, de verdad. Me encanta su fragilidad, su ternura... todo. Es algo que me emociona profundamente. No siento miedo, al contrario, ¡aún no he dado a luz y ya estoy pensando en que me encantaría tener otro bebé! Lo digo en serio, aunque suene un poco a loca. Supongo que es parte de esta revolución hormonal que vivimos durante el embarazo. Me doy cuenta de cuánto me gustan los bebés desde que tuve a mi hija. Pensar en volver a portear a un niño, en tener al pequeño pegadito a mí, sentir su respiración... ¡me hace muchísima ilusión! Laia, por ejemplo, ya no se deja portear. A veces se echa la siesta encima de mí, pero al rato ya prefiere estar tumbada a mi lado, pegadita, pero con su espacio. 

Media Image© Andrés Gar Luján

"Hay dos o tres nombres que nos encantan, pero creo que no lo decidiremos hasta que nazca y pueda verle bien la carita a mi hijo"

—¿Cómo reaccionaste al saber que ahora esperabas un niño?

—Al principio no lo llevé muy bien, porque yo realmente quería una niña. Siempre he deseado tener una hija. De hecho, cuando era pequeña o cuando imaginaba el día en que podría ser madre, pensaba: "Como soy hija única, con una niña me basta". Así que cuando supe que Laia era niña, pensé: "Perfecto, para mí eso es suficiente". Luego, tras el parto, sentí una fuerza increíble. Me encantó tener un bebé tan pequeño en brazos, aunque también tuve muchos miedos. Sin embargo, todo lo bueno superaba con creces cualquier temor. Entonces sentí que necesitaba otro. Estaba convencida de que esta vez sería otra niña y ya le hablaba al bebé en femenino. Cuando llegó el resultado de los análisis y supimos que era un niño, fue un poco un shock. Pienso que educar a un chico es, en varios aspectos, mucho más complicado que hacerlo con una niña.

—¿Y Dabiz? ¿Cómo está viviendo este embarazo? ¿Lo vive con una ilusión diferente?

—La verdad es que no. Para él lo importante es que el bebé y yo estemos bien, que todo transcurra con salud y felicidad. Nosotros no hacemos distinciones entre si es niño o niña, nos da igual. Lo que deseamos es una familia unida y feliz. Lo curioso es que, desde que anunciamos que esperábamos un niño, mucha gente empezó con comentarios del tipo: "¡Ah, pues ya podrás irte con él a buscar animales!". Y yo pienso… ¿pero en qué siglo vivimos? Ese tipo de frases me parecen totalmente anticuadas. En casa no pensamos así. Criamos desde la igualdad. Vamos a educar a nuestros hijos con los mismos valores, sin importar su género. Creo que es fundamental intentar que los chicos sean también feministas. No se trata solo de preparar a las niñas para protegerse, sino de formar a los niños para que crezcan siendo buenos amigos, buenas parejas, buenos hijos, buenos maridos… En definitiva, buenas personas

"El embarazo es una experiencia única y muy especial, aunque también tiene su parte menos idílica: me siento más cansada y, a veces, las pataditas pueden resultar molestas"

Cristina presume con orgullo sus curvas premamá a pocas semanas de dar la bienvenida a su segundo hijo. "La conexión que tienen Laia y su padre es increíble: ella lo mira y ya sabe lo que quiere, se van juntos a buscar animalitos. No es su princesa, es su aventurera, su amiga. Me encanta esa relación que tienen. Él sabe poner límites y mostrar autoridad cuando hace falta, pero ella es una 'bicho' muy lista, aunque buena niña", nos cuenta la presentadora© Andrés Gar Luján
Cristina presume con orgullo sus curvas premamá a pocas semanas de dar la bienvenida a su segundo hijo. "La conexión que tienen Laia y su padre es increíble: ella lo mira y ya sabe lo que quiere, se van juntos a buscar animalitos. No es su princesa, es su aventurera, su amiga. Me encanta esa relación que tienen. Él sabe poner límites y mostrar autoridad cuando hace falta, pero ella es una 'bicho' muy lista, aunque buena niña", nos cuenta la presentadora

—¿Ya tenéis decidido el nombre?

—Todavía no lo tenemos claro. Hay dos o tres nombres que nos gustan, pero creo que no lo decidiremos hasta que nazca y pueda verle bien la carita al bebé. Me haría muchísima ilusión que fuese Laia quien eligiera el nombre de su hermano, pero aún es muy pequeñita para algo así.

—Has reconocido que te atraen los nombres vascos y cortos. ¿Qué tienen que te gustan tanto?

Me encanta el País Vasco: su cultura, su gastronomía, su gente y también sus nombres. Me suenan especialmente bonitos. Cuando elegí el de Laia, estaba convencida de que era vasco. Luego me dijeron que también es un nombre catalán y menorquín y me pareció perfecto, porque Cataluña también me encanta. Ahora mismo, barajamos un par de opciones: uno claramente vasco y otro que, aunque no está del todo claro si lo es, tiene ese sonido que me gusta. Y luego está la posibilidad de llamarle David. A mí no me convence eso de que los hijos se llamen como los padres, lo veo algo antiguo, Pero bueno, llamarse David Pedroche... ¡eso sí que me haría mucha gracia! Porque yo le pondré mi apellido el primero.

"Esta etapa está siendo durilla, una auténtica montaña rusa emocional. Hay instantes en los que me encuentro muy bien y otros en los que estoy más revuelta y lloro mucho"

—¿Cómo está viviendo Laia la llegada del bebé? 

—Me da todo el tiempo besos en la tripa y me abraza. Yo le he explicado por dónde va a salir el bebé, así que a veces empuja la barriga como queriendo ayudar a que salga su hermanito. Le da besitos en el ombligo porque dice que por ahí come, y si está comiendo algo, intenta metérmelo por ahí para dárselo. Es un gesto de ternura, de verdad, y me derrite de amor.

Encuentro de hermanos

—¿Cómo imaginas ese primer encuentro entre los dos hermanos?

—Creo que ella querrá tenerlo en brazos todo el tiempo y llenarlo de besitos. Tengo una prima que tiene un bebé de cuatro meses y, desde que nació, Laia está constantemente pendiente de él: lo coge, lo besa, lo toca incluso cuando está dormido, le tapa con una manta… Es adorable.

—O sea, que es muy niñera.

—Sí, muy niñera. Estoy segura de que a Laia le va a encantar ayudarme, dentro de lo que sus límites permitan, claro. Por supuesto, habrá momentos en los que quiera toda la atención para ella, y se la daré, porque será necesario. Veré cómo organizo todo, pero cuento con Dabiz y con mis padres, que me están apoyando muchísimo. Aquí hay amor de sobra para todos.

"Pienso mucho en mi hija y en lo que la gente a veces comenta, como eso de que la voy a 'destronar'. Pero no, en absoluto. En casa no se destrona a nadie: el trono se amplía y se comparte"

—Laia, que cumplirá dos años en julio, empieza a hablar, explorar y mostrar su carácter. ¿Qué es lo que más te está sorprendiendo de su personalidad?

—Es increíblemente lista y me sorprende mucho. También es rapidísima, capta todo al vuelo y habla con mucha claridad. 

—¿Te reconoces en tu hija? ¿Hay gestos, frases o manías que te recuerdan a ti misma?

—Sí, mi madre dice que yo también era así de lista. Pero, físicamente, se parece mucho a Dabiz y la energía que tiene es muy de él. Son las once de la noche y la niña sigue de fiesta, cuando ya debería estar profundamente dormida. Es una mezcla explosiva.

—¿Cómo gestionas los límites, las rabietas o los primeros "no"?

 —La verdad es que, de momento, bien, porque todavía no hemos llegado a esa etapa. Me va a llegar justo cuando nazca el bebé. ¡Será interesante!

Media Image© Andrés Gar Luján

"Laia me da todo el tiempo besos en la tripa y me abraza. Yo le he explicado por dónde va a salir el bebé, así que a veces empuja la barriga, como queriendo ayudar a que salga su hermanito"

—Siempre hablas con muchísima admiración de tu marido. ¿Qué tipo de padre es en el día a día?

—Es maravilloso. Laia y él tienen un vínculo muy especial que me emociona. Verles juntos, cómo juegan y se quieren es algo único. La conexión que tienen es increíble: ella lo mira y ya sabe lo que quiere, se van juntos a buscar animalitos. No es su princesa, es su aventurera, su amiga. Me encanta esa relación que tienen. Él sabe poner límites y mostrar autoridad cuando hace falta, pero ella es una "bicho" muy lista, aunque buena niña. No hace travesuras malas ni nada por el estilo. Es una niña encantadora y me parece que eso es gracias también a cómo es Dabiz como padre.

TEXTO

Enrique J. Suero

FOTOGRAFÍA

Andrés Gar Luján

ESTILISMO

Josie

PRODUCCIÓN

Marieta Torres

LOCALIZACIÓN

Finca El Jaral De La Mira

LOOK 1

Bikini de Colmar, caftán y bota de Alma En Pena

LOOK 2

Vestido y bikini Mc2 Saint Barth

LOOK 3

Blusa Tot-Hom y pendientes Damiani

LOOK 4

Bikini de Calzedonia, bomber de Simorra y botas Hunter 

LOOK 5

Vestido Simorra y suzani The Iq Home Collection

ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA

Isabel Andueza

PELUQUERÍA

Óscar Lozano

MAQUILLAJE

Carolina Moreno

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.