EXCLUSIVA. Descubrimos al torero en su faceta más tierna

Jesulín de Ubrique, un ‘padrazo’ con su pequeño Hugo: ‘Es un juguete. Me cuesta salir de casa y despegarme de él’

En su cincuenta cumpleaños, ¡HOLA! revive a su lado los momentos más significativos de su historia

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Cuatro hijos en un arco de 25 años. Porque Jesús Janeiro se convirtió en padre muy joven. Y fue noticia de primer orden porque, entonces, el diestro su derrochaba sex appeal y llenaba, no solo horas de televisión, sino también plazas con miles de mujeres que le tiraban, desde la grada, desde ositos de peluche a todo tipo de ropa interior. Hace un año y medio, volvía también a la primera plana de la actualidad con una de nuestras portadas más celebradas.

María José Campanario esperaba al último -por ahora- de sus hijos, Hugo, que llegaba al mundo cuando Jesulín cumplía 48 años. Y decimos “por ahora” porque no desdeña tener alguno más. Ganas no le faltan, que ha cogido “carrerilla”… Otra cosa es que “la cordura” le haga pensar en que es mejor que no. Que, pese a que el chute de energía que supone volver a tener un hijo a los 50 años sea más que rejuvenecedora, uno tampoco está para perseguir a un bebé en sus primeros pasos siempre e indefectiblemente directos hacia el peligro. Nos lo contaba esta semana en una entrevista en exclusiva con su medio siglo recién cumplido.

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“Un padre que está ahí cuando mis hijos me han necesitado. Y que voy a estar siempre. Yo doy la vida por mis hijos. Eso lo tengo más claro que el agua”
Jesulín de Ubrique en Ambiciones©DARÍO ARANYO
“Cuando nació mi primer hijo varón, me habría encantado que fuera torero. Pero, ahora, me daría mucho miedo. Sobre todo, porque sé cómo es el toreo y que el toreo merece la pena pero si estás en la cúspide. Cuando se está en el lado contrario, todo es dureza, maltrato, mal trago. Es un calvario”, nos cuenta el torero.

En ella, recordábamos su infancia, o su falta de ella por las responsabilidades añadidas a ser un niño prodigio del toreo. También, el cómo echaba de menos a su padre… Y, llegados a este punto, la pregunta era obligada. ¿Cómo es él como padre? Y Jesulín, pese a moverse en un terreno en el que nadie te da ni un certificado ni un título sobre “cómo ser padre y disfrutarlo”, considera que, con sus “acordes y desacuerdos”, es “un padre bueno”.

“Un padre que está ahí cuando mis hijos me han necesitado. Y que voy a estar siempre. Yo doy la vida por mis hijos. Eso lo tengo más claro que el agua”, nos cuenta Jesulín consciente que, según los momentos de la vida, el papel de padre lo ha interpretado de manera distinta. “Por supuesto que ha sido diferente, pero porque no es lo mismo ser padre con 24 o 25 años, que con 50. Son cosas que no tienen nada que ver”. Porque uno cambia, independientemente de la paternidad, porque el paso del tiempo hace mella de una forma u otra. “He cambiado. El tiempo te da una madurez y te hace ver las cosas como son. O de otra manera, vaya. Con mis 50 años recién cumplidos, creo que estoy en un momento espléndido”.

Jesulín de Ubrique y María José Campanario©Archivo ¡HOLA!

—Uno de los integrantes de tu cuadrilla, cuando le hemos preguntado por lo que creíamos que eran cigüeñas, nos ha respondido: “son buitres leonados. La última vez que vino aquí una cigüeña fue hace año y medio”. Fuiste padre muy joven y lo eres ahora de…

—(risas) “¿De viejo? Hoy en día se están viendo padres de edad mucho más avanzada que la mía ¿Eh? (risas) Mira, en el caso de mi último hijo, fue una sorpresa para todos. Una bendita sorpresa. Es un juguete. Para sus hermanos, para sus padres, sus abuelos… Yo estoy viviendo una etapa con mi niño que no pude, sin embargo, vivir con mis otros hijos porque mi profesión requería de mucho. He estado con mis hijos, claro que sí, pero no como estoy ahora con el pequeñín. Lo que me cuesta salir ahora de mi casa y despegarme de él… Hugo es una bendición de Dios”.

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Tanto es así que, ahora, dice, “no me importaría tener otro más... ¿Yo? Encantado”, confesaba entre risas, aunque el gesto mudaba en un rictus más severo y sus palabras tomaban mayor hondura cuando le repreguntabas sobre el futuro de sus hijos, Jesús y Hugo. Especialmente, por si alguno de los dos, algún día, le decía algo así como: “Papá, yo, de mayor, quiero ser torero. Como tú”: “Me echaría a temblar. Fíjate lo que son las cosas. Cuando nació mi primer hijo varón, me habría encantado que fuera torero. Pero, ahora, me daría mucho miedo. Sobre todo, porque sé cómo es el toreo y que el toreo merece la pena pero si estás en la cúspide. Cuando se está en el lado contrario, todo es dureza, maltrato, mal trago. Es un calvario. Son muchos los que están y muy pocos los elegidos. No obstante, con lo que quieran ser, yo voy a apoyarles incondicionalmente”.

“Ahora, soy feliz yéndome a la playa con mi tortilla, mi niño, mi mujer y mi hijito y estar como cualquier otro ser humano. En un sitio donde no eres Jesulín, sino uno más. Para mí, eso es una bendición. No tengo añoranza del éxito. Y menos, de que hablen de mí (risas)”
Jesulín de Ubrique en Ambiciones©DARÍO ARANYO

También es cierto que, los niños, “lo llegan en la sangre” y, aunque ya sea dificil verlo en la tele como ocurría cuando su padre era niño en que las corridas de toros formaban parte de la programación habitual, y parece que la fiesta corre tiempos más duros, ambos han acompañado su papá al ruedo. O, al menos, al tentadero. “El mayor viene conmigo de vez en cuando. Le gusta cuando hago el quite. Y ¿el chiquitín? -prosigue- Me lo traje el otro día a Ambiciones y se asustó un poco en realidad. Empezó a berrear una vaca y... (risas) Lo llevan en la sangre. Pero no sé tampoco. No me quiero ver en esa tesitura”.

Porque Jesulín de Ubrique está también en otra cosa. Es cierto que ha vuelto al mundo taurino, aunque desde el otro lado. Como apoderado de Manuel Martín Morilla, nieto del que fuera el suyo cuando era un chiquillo, pero está feliz no viviendo en primera línea el fogonazo del éxito y la popularidad, un escaparate al que regresaría en nanosegundos si alguno de su sus hijos siguiera sus pasos. “Con el tiempo, rehuyes de eso -cuenta Jesulín-. Ahora, soy feliz yéndome a la playa con mi tortilla, mi niño, mi mujer y mi hijito y estar como cualquier otro ser humano. En un sitio donde no eres Jesulín, sino uno más. Para mí, eso es una bendición. No tengo añoranza del éxito. Y menos, de que hablen de mí (risas)”

No obstante, como ocurría antes con el sector femenino, son los más pequeños que lo han descubierto en El Desafío y Masterchef Celebrity los que se han convertido en su público. “ Reconocerme, todavía me reconocen. Y lo que me sorprende más es que sean los chiquillos (risas) Y me agrada, pero no es algo que busque. Que sé que hay gente que no sabe vivir sin estar en el candelero... Yo, en cambio, sí. Yo creo que cada artista tiene su momento. Después, pasas a ser Historia. Hay gente, en cambio, que no sabe sobrellevar eso y entra en un bucle y en una depresión. Porque se les acaba el mundo cuando, en realidad, hay otra vida. Y muy bonita. Yo estoy encantado de tener una vida prácticamente anónima”.

Jesulín de Ubrique en Ambiciones©DARÍO ARANYO

VÍDEO: ELENA ANDRÉS CASADO Y JOSÉ A. CARRASCOSO