Álvaro Castillejo y Cristina Fernández hacen balance de su primer año de matrimonio en Sotogrande, el lugar donde se casaron: ‘Hemos disfrutado de una luna de miel constante’

Ahora, un año después, reeditan juntos, con la misma intensidad, esa declaración de amor. Su matrimonio va viento en popa y se muestran tan enamorados como el primer día. Y como una fotografía vale más que mil palabras, aquí están las imágenes que ilustran estas líneas, testimonio fiel de su auténtico amor, captadas en el Ayala Polo Club de Sotogrande, sede del Torneo Internacional de Polo Andalucía, en el que el sobrino de Isabel Preysler, director de Marketing y Comunicación del lugar, hace balance, junto a su mujer, de su primer año de matrimonio, que, para ellos, “ha sido muy disfrutado y muy especial”.

ÁLVARO: “Nuestra relación sigue siendo igual que antes, pero es verdad que ahora hay más sensación de familia”

©manuel martos

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Regalos sentimentales

—¿Qué habéis descubierto el uno en el otro en estos últimos doce meses, Álvaro?

—La verdad es que, después de casi ocho años juntos, nos quedan pocas cosas por descubrir. Ya conocía a Cris y me encantaba. Ese fue uno de los motivos por los que me casé con ella.

—Cuéntame cómo fue la celebración de este primer aniversario, ¿hicisteis algo especial?

—Nos coincidió con el fin de semana de la boda de Tamara e Íñigo, así que no pudimos organizar ninguna escapada. Pero al día siguiente, el domingo 9, que es cuando se cumplía nuestro aniversario, improvisamos el mejor plan. Comimos en familia y después cogimos un AVE y llegamos justo para ver el atardecer y cenar en Trocadero, donde nos casamos, en Sotogrande. Nos prepararon una cena especial con platos de nuestra boda.

—¿Con qué sorprendiste a tu mujer?

—Cris no es de grandes lujos, prefiere los regalos sentimentales. Como tenía un disgusto tremendo porque había perdido la cinta bordada de su ramo con una medalla de su abuela, hablé con la que se la hizo y me la repitió con otra medalla de la Virgen del Carmen. Se la regalé a las doce de la noche, en la boda de Tami, y le hizo una ilusión tremen­da.Y Cristina, asintiendo, afirma: “Álvaro no es la persona más detallista del mundo. Es algo que ya tengo interiorizado. Pero se fija de repente en las pequeñas cosas y aparece con sorpresas como el regalo de aniversario. Esos detalles son los que me emocionan y me dejan alucinada”.

“Como marido, Álvaro es el mejor. Siempre comprensivo, atento y pendiente de que esté bien y de ayudarme. Es una de sus mayores virtudes”, asegura Cristina

—¿Ella qué te regaló a ti?

—Una escapada a Formentera que haremos en septiembre, cuando acabe el Torneo Internacional de Polo Andalucía; un diario-álbum de nuestra luna de miel precioso, y algún detalle más que me reservo para mí.

 —Echando la vista atrás, ¿qué ha sido lo mejor de este primer año de casados para ti?

—Lo mejor es que hemos podido disfrutar una luna de miel constante. Como he vendido los restaurantes y tenía, por fin, más tiempo libre, hemos aprovechado para hacer pequeñas escapadas y disfrutar de muchos más planes juntos, algo que antes no podíamos hacer.

—Como todavía no tenemos niños, queríamos disfrutar al máximo de ese tiempo de los dos solos —añade Cristina—.

—¿Y que sentís ahora, al posar en la misma localidad en la que hace un año celebrasteis vuestra boda? ¿Cuál es el recuerdo más emocionante de aquel día?

—La verdad es que este es un sitio muy especial para los dos. Cada vez que pasamos por aquí no paran de venirnos recuerdos a la cabeza. Fue el mejor fin de semana de nuestras vidas.

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‘La quiero con locura’

—En tu boda pudimos ver la estu­penda relación que mantienes con tu tía Isabel, ¿qué significó para ti que aceptará ser tu madrina?

—Mi tía es mi apoyo y mi todo desde que se fue mi madre. Una de las personas más importantes de mi vida. La quiero con locura y nada pudo hacerme más ilusión. Sobre todo, recordar a mi madre con ella y ver cómo disfrutaba ese día con nosotros.

—Lleváis ocho años juntos, uno de ellos como marido y mujer, ¿cómo era vuestra relación antes y cómo es ahora?

—Nuestra relación sigue siendo igual que antes, pero es verdad que ahora hay más sensación de familia, de tranquilidad y de estabilidad.

—¿Qué es lo que destacarías de Cristina?

—Que con ella todo es fácil y divertido. Nunca hay un problema. Es comprensiva y los dos juntos somos una piña. Nos entendemos a la perfección y se adapta a todos mis cambios y formas de vida.

—¿Cómo te fuiste enamorando de ella?

—Fue un flechazo nada más conocernos. Empezamos al poquito y... ¡hasta hoy!

—¿Descubriste algo nuevo en ella después de vuestra boda?

—¡Nada!

 —Pero te sigue sorprendiendo, ¿no?

—¡Cada vez que me llama! (Risas). Siempre me viene con alguna historia: se le rompe el coche, se le cae el dron al mar, a la semana siguiente vuelve a tirar el dron de nuevo, se le rompe el móvil, se cae por una escalera… ¡Le pasa de todo!

—Como marido, Álvaro es el mejor. Siempre comprensivo, atento y pendiente de que esté bien y de ayudarme. Es una de sus mayores virtudes y de las cosas que más admiro. Su buen carácter, sus ganas de ayudar a todo el mundo en todo lo posible y su alegría y sonrisa permanente. Cualquier problema lo relativiza y lo hace desaparecer —añade Cristina—.

—Cristina, ¿qué otras cualidades tiene para haberse convertido en el hombre de tu vida?

—Es divertido y una de las mejores personas que conozco. Cariñoso, atento y trabajador como el que más, pero siempre pendiente de mí y de todos los que le rodean. Y siempre, siempre, con una sonrisa.

—Si tuvieras que destacar un rasgo de él, tanto físico como moral, ¿qué destacarías?

—De su físico, como te digo, su sonrisa, no hay duda. Es la alegría y la diversión permanentes, te resulta imposible aburrirte con él. En el aspecto moral, destacaría lo buenísima persona que es. Da igual si te conoce mucho o poco, te va a ayudar siempre.

—¿Os gusta compartir aficiones o actividades?

—Lo que más nos gusta es hacer escapadas y conocer sitios nuevos; los últimos fueron las Maldivas y la Toscana y ahora tenemos Grecia y Filipinas como próximos planes. Pero también hay una cosa que nos encanta, que es coger las bicis cuando estamos en Marbella e irnos de paseo.

“Yo creo que ya va tocando ser padres. Después del típico primer año de casados de no parar, ahora toca formar una familia y entrar en otro tipo de vida que también nos apetece”

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La llama del amor

—¿Y cómo hacéis para conseguir que la llama del amor y de la pasión siga encendida como el primer día?

—Es que no es lo mismo que el primer día. El amor evoluciona, como las personas, y se convierte en algo mucho más profundo y especial.

—Da la impresión de que vivís en una permanente luna de miel, ¿es todo perfecto?

—Aunque este último año hemos vivido una luna de miel permanente, tenemos nuestros más y nuestros menos, como todo el mundo. Pero eso es lo bonito y lo que refuerza una relación.

—¿Quién tiene más carácter de los dos y en qué discrepáis?

—Cris tiene mucho más carácter, aunque yo tengo un pronto muy fuerte. Pero lo bueno es que a los dos se nos pasa en un segundo. Lo que peor hemos llevado han sido mis ausencias en casa, antes por los restaurantes y ahora porque vivo prácticamente en Sotogrande. Eso a veces pasa factura. Pero ya hemos conseguido adaptarnos y encontrar el equilibrio a base de muchos AVE.

—¿Todavía no os decidís a dar el paso por fin de ser padres?

—Yo creo que ya va tocando. Después del típico primer año de casados de no parar, ahora toca formar una familia y entrar en otro tipo de vida que también nos apetece.

—¿Cuántos hijos te gus­taría tener? O mejor dicho, ¿cuál es el número ideal de hijos que los dos queréis tener?

—Cristina es hija única y siempre decía que ‘uno o ninguno’. Al principio, yo quería dos, pero veo que uno es lo más cómodo, porque veo a todos mis amigos con varios y se están quedando calvos del estrés. Vamos a empezar por uno y después Dios dirá. A lo mejor nos entusiasma la idea y acabamos formando una familia numerosa.

—Últimamente lo veo muy niñero con los hijos de nuestros amigos y me derrito cuando pienso en cómo será con un hijo nuestro —confiesa Cristina—.

“Nos quedan pocas cosas por descubrir el uno del otro. Ya conocía a Cris y me encantaba. Ese fue uno de los motivos por los que me casé con ella”, dice Álvaro

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—Hace un mes estuvisteis en la boda de tu prima Tamara Falcó con Íñigo Onieva, ¿cómo la vivisteis y cómo la viste?

—Estaba tremendamente guapa, radiante y feliz. Eso es lo único que importa y lo que más felices nos hizo. Se merece toda la felicidad del mundo.

—Se habló mucho, en su momento de la ausencia de su hermano Enrique, que tampoco asistió a tu boda. ¿Entendéis su postu­ra de no asistir a estas reuniones familiares?

—Cada uno es como es. Enrique tiene una agenda muy apretada, con tres niños y mucho trabajo, pero está muy pendiente de todos. Hablamos con frecuencia y lo veo en sus giras y en Miami.

—En el plano profesional, ¿cuáles son tus proyectos más inmediatos, Álvaro?

—Ahora mismo, sacar adelante el Torneo Internacional de Polo Andalucía. Estamos en plena temporada y mi objetivo es mejorarlo en todos los sentidos año tras año, ya que es un proyecto a largo plazo. Ahora mismo, somos el tercer torneo más importante del mundo y queremos convertirnos en el número uno.

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