De Carolina de Mónaco a Claudia Stilianopoulos: los amores de Ernesto de Hannover

El príncipe alemán ha iniciado una nueva relación con la hija de Pitita Ridruejo

Por L.F.S.

Son la pareja sorpresa del otoño. Ernesto de Hannover y Claudia Stilianopoulos, hija de la recordada Pitita Ridruejo, se conocieron el pasado mes de julio en Ibiza y ahora consolidan poco a poco su relación en Madrid, donde también vive el hijo del Príncipe, Christian con su mujer Sassa de Osma y sus gemelos. Las fotos publicadas en exclusiva por la revista ¡HOLA! dejan ver a una pareja feliz y muy ilusionada en las que el jefe de la casa güelfa vuelve a sonreir tras una complicada etapa marcada por los baches de salud, los problemas con la justicia y su paso por un centro de recuperación. El amor siempre le ha sentado bien, aunque a veces los excesos le hayan tentado más que las grandes mujeres que han estado a su lado. Su historial amoroso no es especialmente largo, pero sí intenso y un tanto, peculiar teniendo en cuenta que aún sigue casado con su segunda esposa, Carolina de Mónaco, a pesar de que están separados desde 2008. 

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Chantal Hochuli

Su historia de amor con Chantal Hochuli recuerda al argumento de más de una comedia romántica: el de un príncipe que lucha por cambiar las normas para casarse con una plebeya. Y lo consiguió. La plebeya en cuestión no tenía linaje real, pero sí procedía de una rica familia suiza. Su boda con Ernesto de Hannover en 1981 le abrió las puertas de la realeza europea y gracias a él conoció a Carolina de Mónaco, con la que entabló una gran amistad, que terminaría tras un giro de guion bien conocido. De su matrimonio nacieron sus dos hijos mayores, Ernst August, que mantiene un agrio conflicto con su padre, y Christian. La historia de amor de Ernesto y Chantal duró 16 años, hasta que ella pidió el divorcio mientras los rumores de un romance entre el aristócrata alemán y la hija mayor de Rainiero de Mónaco crecían. Finalmente, el secreto a voces se confirmó: se habían enamorado. 

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Carolina de Mónaco

Sin duda, ha sido su matrimonio con la princesa Grimaldi el que ha hecho a Ernesto de Hannover mundialmente conocido. Se casaron en 1999 y poco después dieron la bienvenida a su única hija en común, Alejandra. De alguna manera su unión fue todo un guiño a Grace Kelly que fue quien los presentó en los 70, cuando eran dos royals jóvenes y solteros. Después el destino les llevó por caminos distintos, hasta que acabaron dándose el 'sí quiero' después de que el se divorciase de Chantal y cuando Carolina había superado el duelo por la muerte de su marido, Stefano Casiraghi, padre de Carlota, Andrea y Pierre. Podría ser el final perfecto de un cuento de hadas, pero quedó muy lejos de serlo. Los escándalos de un príncipe cuyo nombre suele ir ligado a la polémica no dieron tregua y poco a poco fueron haciendo mella en su relación que duró, no obstante, cerca de una década. 

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Su relación se terminó en torno a 2008, pero no así su matrimonio que, a día de hoy aún dura. Según desveló la revista Bunte, Carolina de Mónaco habría llegado a un pacto con los hijos mayores de Ernesto, con los que mantiene una excelente relación -son hermanos de su hija Alejandra- a fin de preservar el patrimonio familiar. Esta situación se enmarca en el tenso enfrentamiento que el titular de la casa de Hannover mantiene con su hijo mayor, Ernst August de Hannover, por algunas de las propiedades que han pertenecido a la dinastía durante más de 150 años. Lo único que podría hacer peligrar este pacto es que el Príncipe decidiese casarse con otra mujer. 

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María Madalena Bensaude

Desde su separación de la princesa de Mónaco, no se le conoció ninguna relación estable hasta 2018, cuando aprovechó la boda de su hijo Christian en Lima (Perú) para presentar en sociedad a la condesa de origen portugués, María Madalena Bensaude, 13 años menor que él. La noble que ocupaba entonces el corazón de Ernesto de Hannover tenía dos hijos, fruto de su matrimonio con el conde Tassilo Graf von und zu Sandizell, propietario de un romántico e imponente castillo en la Alta Baviera. La pareja siempre llevó su historia de amor con mucha discreción. Tanta, que no se sabe a ciencia cierta en qué momento terminó, pero los problemas comenzaron a acumulársele al aristócrata en estos últimos dos años, en los que ha estado ingresado en varias ocasiones, ha protagonizado un altercado con la policía austriaca que le llevo a ser condenado a diez meses de prisión y, además, se ha recrudecido la batalla legal que mantiene con su hijo mayor. 

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Claudia Stilianopoulos

Esta complicada etapa culminó con su ingreso en un exclusivo centro de recuperación y parece que sus tratamientos han surtido efecto en el Príncipe, al que hemos podido ver este verano en una faceta a la que no nos tenía acostumbrados: la de abuelo. En Formentera disfrutó de unos días de playa con su hijo Christian de Hannover y sus nietos Nicolás y Sofía. Lo que no sabíamos por aquel entonces es que ese verano en las pitiusas también había conocido a alguien que tal vez tenga algo que ver en este cambio. Se trata de la artista Claudia Stilianopoulos, hija de Pitita Ridruejo y Mike Stilianopoulos, antiguo embajador de Filipinas en Madrid y Londres (ambos fallecidos). Un matrimonio muy conocido en España, aunque destacando especialmente su madre, tras revelar que tenía apariciones marianas a finales de los años ochenta. El tiempo dirá si su historia de amor se consolida o si solo es un romance fugaz, pero, de momento, sus gestos, miradas y sonrisas hacen pensar que lo suyo promete. 

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