Llevaban casados 45 años

La viuda de Sean Connery cuenta cómo fueron los últimos momentos de 'un hombre modelo'

Micheline Roquebrune ha revelado que el actor padecía demencia

Por L.F.S.

Sean Connery vivió sus últimos años en su casa de Bahamas, donde falleció a los 90 años, tal y como confirmó su hijo Jason a la BBC. Allí le acompañaba su esposa, Micheline Roquebrune, la pintora francomarroquí con la que llevaba casado 45 años y con la que formaba un tándem perfecto y uno de los matrimonio más unidos del panorama cinematográfico. La artista, de 91 años, ha recordado con cariño a su marido y ha contado en unas declaraciones recogidas por el Daily Mail cómo han sido los últimos meses de vida de la estrella del Hollywood. 

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Según ha revelado su esposa, el actor padecía demencia. "No era vida para él. Últimamente no podía expresarse. Al final murió durmiendo y en paz", ha confesado con el alivio de haber podido estar con él hasta el final: "Estuve con él todo el tiempo y simplemente se fue. Era lo que él quería". Su último deseo, ha asegurado, era "irse sin hacer ruido". 

El eterno galán, el hombre que en la piel de James Bond bebía el martini con vodka "mezclado no agitado", en realidad prefería la cerveza y era mucho más sencillo de lo que podía parecer. Para Micheline, era sobre todo "un hombre modelo". "Era maravilloso y tuvimos una fantástica vida juntos", ha recordado, consciente de que "va ser muy duro vivir sin él", pero la artista sabe que "no podía durar para siempre" y que falleció sin sufrimiento alguno. La pareja se conoció en 1970 en un campo de golf de Marruecos y la química entre ellos fue instantánea, tal y como ella contó hace años en una entrevista. Por aquel entonces ambos estaban casados. El actor compartía su vida con Diane Cilento desde hacía una década y tenía un hijo, pero la atracción entre el actor y la pintora fue tal, que finalmente acabaron divorciándose y contrayendo matrimonio en 1975. 

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Desde entonces, la pareja era inseparable. Juntos disfrutaron durante años de la época dorada de la noche marbellí, lugar de encuentro por excelencia de la jet set internacional. Allí vivieron frente al mar en la espectacular finca Malibú, que terminaron vendiendo cuando los escándalos de corrupción urbanística comenzaban a azotar a la administración local a finales de los 90. Pocos después, a principios de los 2000, Connery se retiraba del cine, y la pareja decidió instalarse en Bahamas, para pasar un envidiable retiro dorado.

Nacido en Escocia en 1930 bajo el nombre de Thomas Sean Connery, nunca ocultó sus orígenes humildes, lejos de la sofisticación que siempre envolvía al agente 007. Su padre era camionero y su madre se dedicaba a la limpieza, por lo que pronto tuvo que dejar los estudios para llevar dinero a casa. Afortunadamente, tras encadenar varios trabajos, el cine se cruzó en su camino y su vida dio un giro radical que se acentuó cuando protagonizó la primera película de James Bond, El agente 007 contra el Dr. NO. Fue tal el éxito que le siguió una saga de seis películas: Desde Rusia con Amor (1963), Goldfinger (1964), Operación Trueno (1965), Sólo se vive dos veces (1967), Diamantes para la eternidad (1971) y Nunca dijas nunca jamás (1983). Aunque fue este el que lo catapultó a la fama internacional, el palmarés del actor incluye los más grandes reconocimientos. En sus estanterías colocó un Oscar en 1988 por su papel en Los intocables de Elliot Ness y también dos Bafta y tres Globo de oro.