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Los concursantes de Supervivientes 2020 vivían el martes pasado una sorprendente ceremonia de salvación, la segunda desde que la edición más extrema del reality diera su pistoletazo de salida. En esta ocasión, Bea Retamal, Antonio Pavón, Rocío Flores y Jaime Ferrera, más conocido como Ferre, eran los robinsones que se enfrentaban a las 'lluvias' del característico barro del programa para saber si se salvaban o no de la expulsión esta semana. Instantes antes del 'hachazo' de Lara Álvarez, el exconcursante de Super Shore no podía evitar romper a llorar: "Para mí la salvación significaría mucho porque estar aquí es un sueño", explicaba. Para sorpresa de todos, él era el participante que se libraba de salir del programa y que continuaba una semana más. Por este motivo, su novia, la modelo Cristina Gilbert, ha querido dejar unas palabras de apoyo a su novio en sus perfiles sociales: "Siempre me dijiste que en una pareja tenemos que ser uno", comenzaba la canaria.
"Ser amigos, novios, amantes, ser la perdición uno del otro. Y yo te digo que no hay nada más bonito después de todo eso el admirar a la persona que tienes al lado. El sentirte orgullosa y saber que estamos el uno para el otro", escribía la modelo junto a una fotografía de ambos en un vídeo efímero. Al descubrir que era el superviviente elegido para ser salvado, Ferre no pudo contener las lágrimas de la emoción y agradecer el apoyo: "¡Muchas gracias, no me lo esperaba!". Es muy común que su novia y él posen juntos en sus respectivos perfiles y es costumbre también dedicarse unas palabras bonitas en cada instantánea. Hace unos días, Cristina también felicitaba a su novio por su cumpleaños con una dedicatoria y otra foto: "Mi niño. My baby. Hoy es tu día! Hoy nació el hombre que me hizo perder los esquemas‼️ Por mucho que te eche de menos, estoy feliz de verte disfrutar de esta aventura aunque sea a la distancia, estoy tan feliz y tan orgullosa... te quiero, tu pequeña. SIEMPRE FUERTES", relataba.
Además, el concursante se ha convertido en el salvador de la edición al ser el primero en pescar y proporcionar alimento al resto del grupo. Aunque la jornada no prometía, según aseguraban otros compañeros, él tenía claro cuál debía ser la actitud de un buen superviviente: la constancia. "Hay que tener paciencia", aseguró antes de conseguirlo. Una postura que dio sus frutos cuando, para sorpresa de todos, levantaba la caña con el primer pez de esta edición colgando del anzuelo. La alegría estalló para todos, emocionados con la hazaña de su compañero.
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